Festival de Málaga

Dani Rovira pone el taxímetro a correr

El actor inaugura el Festival de Cine de Málaga con la comedia «Taxi a Gibraltar».

Dani Rovira, protagonista de «Taxi a Gibraltar», posó dando un salto en la presentación del filme en Málaga
Dani Rovira, protagonista de «Taxi a Gibraltar», posó dando un salto en la presentación del filme en Málagalarazon

El actor inaugura el Festival de Cine de Málaga con la comedia «Taxi a Gibraltar».

Abróchense los cinturones. El Festival de Málaga es una larga carrera, de punta a punta del cine en español, y eso incluye Latinoamérica. De los condominios populares a los coquetos barrios de casas bajas, pasando por algún distrito que es mejor no frecuentar. Al volante, Dani Rovira. Ya lo conocen: es malagueño y no hay año en que no haga de profeta en su tierra. En esta edición él es el encargado de bajar la bandera y echar a correr el taxímetro y él, 9 días después, parará la cuenta y dirá que se debe. Todo sucederá entre «Taxi a Gibraltar», cinta protagonizada por el popular actor que inauguró ayer la Sección Oficial fuera de concurso el mismo día en que llegó a los cines, y «Los Japón», la película de clausura del próximo día 23.

Dice Rovira, no sin razón, que el Festival de Málaga es una «bombonera». En pocos certámenes se da esta vecindad entre estrellas y fans, propiciada por una ciudad de buen clima y echada hacia afuera que ya sabe a la perfección que el Teatro Cervantes es su epicentro en torno a marzo. Mimar al gran público, al que llena las salas con comedias del tipo «Taxi en Gibraltar», la cinta de Alejo Flah que no ahorra en mandobles de actualidad (la guerra VTC-taxis, el Brexit, el Gibraltar español...), es uno de los trayectos emprendidos por este festival en sus 22 años de vida. Málaga es un escaparate de la gran (en términos relativos) industria española. Pero al mismo tiempo viene abanderando en su Sección Oficial (y en sus últimos palmarés) ese otro cine español menos evidente, el de las casitas bajas de los barrios coquetos que decíamos: películas independientes, de jóvenes realizadores, casi egresados de las escuelas de cine, que intentan dar una mirada más fina sobre su, nuestra generación. Ahí están «Las distancias», de Elena Trapé, y «Verano 1993», de Carla Simón, últimas ganadoras de la Biznaga de Oro.

Málaga 2019 cumplirá con ese doble objetivo: algunas presentaciones que irán marcando, con sus respectivos estrenos, el año del cine español, combinado con la participación en el certamen oficial de veteranos como Fernando Colomo y Santi Amodeo o de nuevos realizadores como Carlos Marques-Marcet. Dice Alejo Flah que Málaga es «un escaparate bárbaro». Y es así. Más que un festival ensimismado en una idea de prestigio, un foro de una industria media que, por segundo año consecutivo, dialoga con el cine que se hace al otro lado del Atlántico. La mitad de lo que se vea, aproximadamente, vendrá de allí.

No faltarán homenajes, como siempre, en esta edición: Julia Gutiérrez Caba, que no es una actriz sino una estirpe, recogió ayer la Biznaga Ciudad del Paraíso en la gala de inauguración del Festival, conducida por el reciente premio Goya Luis Zahera, y en la que no faltó la actuación musical de esa otra persona (junto a Rosalía, junto a Dani Rovira...) que ha pactado con quien sea el don de la ubicuidad: James Rhodes.