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El carro de Elías no alcanza el cielo

larazon

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De Mendelssohn. Voces: M.Goerne, S.Karthäuser, S.Kohlhepp, M.Beate Kielland. Rias Kammerchor y Freiburger Barockorchester. Director: P.Heras-Casado. Teatro Real. Madrid, 8-IV-2018.
A Antonio Moral se le ocurrió celebrar un homenaje a Matthias Goerne, uno de sus artistas más queridos en el ciclo de lied del CNDM y el Teatro de la Zarzuela, y el Teatro Real no dudó en sumarse aprovechando la gira que realizaba la Freiburger Barockorchester con el barítono como miembro destacado del «Elias» de Mendelssohn. Realmente se produce así una mayor perspectiva del arte del barítono alemán, pero hay cosas que pertenecen al misterio de las casualidades. Este oratorio se interpreta poco, quizá porque se piense en la práctica imposibilidad de emular la enorme plantilla orquestal y coral de su estreno en 1846 con casi cuatrocientas personas en el escenario de Birmingham. Sin embargo en apenas tres meses se escucha tres veces en Madrid con tres orquestas diferentes: primero la OCNE, ahora la Freiburger Barockorchester y, en junio, con la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Sorprendente.
No tengo muy claro que económica y quizá tampoco artísticamente le merezca la pena a un teatro de ópera meterse en estos berenjenales porque, entre otras cosas, obligan a colocar las butacas a 220 euros, importe nada despreciable para un concierto. Como espectador, bienvenido sea, aunque el resultado no alcance para quien firma todas las expectativas que había levantado, reconociendo la buena recepción del público. Había quien comentaba, no sin cierta razón, que ya no se sabe si Matthias Goerne es un barítono o un bajo. Está claro que es un barítono, pero la voz se muestra fatigada, si bien menos que en su última aparición en el Teatro de la Zarzuela, pero esa fatiga es lo que puede confundir a algunos con su tesitura. En cualquier caso estamos ante un artista muy sólido que tiene mucho que enseñar y lo hizo con holgura en el momento clave del «Es ist genug», un obvio homenaje de Mendelssohn a su amado Bach y su «Ich habe genug». Heras-Casado diseñó con sensibilidad los acordes orquestales que le preceden y precisamente esto hacía surgir la pregunta sobre la razón por la que una obra como «Elias» no acabase de levantar el vuelo, que su carro no alcanzase a llegar al cielo. Fuera de toda duda la calidad del coro, la orquesta y los otros tres solistas, entre los que sobresalió la mezzosoprano Marianne Beate Kielland, pero en la versión, nota a nota irreprochable, faltó, no obstante, densidad dramática, emoción, a pesar del buen juego de dinámicas y contraste de tempos.