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El drama de la gentrificación abre el Festival de Málaga
«La deuda», de Daniel Guzmán, inauguró ayer una edición donde, por primera vez, hay más mujeres cineastas que hombres

Dramática, sincera, actual y algo predecible, quizá más de lo que busca el espectador cuando acude al cine. Así es «La deuda», el tercer largometraje del guionista, actor y director Daniel Guzmán con el que el Festival de Málaga dio ayer el pistoletazo de salida a su vigésimo octava edición. Se trata de una cinta que se mueve entre el drama social y el thriller sin perder nunca de vista la emoción y la verdad de sus personajes. Tras el éxito de «A cambio de nada» y «Canallas», todas presentadas en el certamen de Málaga, Guzmán se sumerge en una historia de desahucios, gentrificación y segundas oportunidades en la que la culpa y la supervivencia marcan el destino de sus protagonistas.
Para hacer realidad su guion, Guzmán es el protagonista de una película que ha contado con un elenco de actores de renombre como Itziar Ituño, Susana Abaitua, Luis Tosar, Francesc Garrido y la debutante Rosario García (Charo), una mujer de 92 años. «La deuda» narra la historia de Lucas (Daniel Guzmán), un hombre de 47 años, y Antonia (Charo), una anciana de 86, que conviven en un céntrico piso de Madrid. Sin embargo, su estabilidad –que cabalga entre las deudas y la marginalidad– se ve amenazada cuando un fondo de inversión adquiere el edificio para convertirlo en pisos turísticos. Desesperado por evitar un desalojo inminente, Lucas toma una decisión que cambiará sus vidas para siempre, punto en el que la película pasa a convertirse en un thriller que opaca la trama construida hasta ese momento. A pesar de su trasfondo crítico, Guzmán asegura que este trabajo no busca sermonear al espectador. «El cine tiene el poder de cuestionar modelos como el de la vivienda, pero no quiero hacer algo dogmático, sino que sirva para reflexionar», afirmó ayer durante la rueda de Prensa posterior al estreno de la película.
Los intereses económicos
Así las cosas, el filme, que transcurre en casi 60 localizaciones de Madrid, «el triple de las que suele tener una película convencional», señala el director, pone el foco en la gentrificación y en la manera en que los barrios tradicionales están siendo desplazados por intereses económicos. Sin embargo, su mayor virtud es que lo hace desde la humanidad de sus personajes, permitiendo que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones. Y lo hace con un cine que, lejos de los artificios, se aferra a la verdad de sus protagonistas y sus circunstancias. Como él mismo explicó, «las personas a veces merecen una segunda oportunidad» y «La deuda» es, en muchos sentidos, una película sobre esas segundas oportunidades y el precio que se tiene que pagar por ellas.
Este fue el broche final de una gala que ya tiene la mirada puesta en su 30 edición. Momento en el que alcanzará una madurez que lo ha convertido en una de las citas más relevantes del cine en español, el Festival de Málaga inauguró ayer la 28 con una presencia mayoritaria de cineastas mujeres. De las 22 películas que compiten por la Biznaga de Oro, 13 están dirigidas por ellas, un 60% del total. Esta edición cuenta con 15 largometrajes españoles y siete latinoamericanos en competición oficial, además de otros 21 títulos fuera de concurso. En esta ocasión, un total de 260 producciones, entre largometrajes, documentales y cortos procedentes de 54 países, han sido seleccionadas entre 2.745 solicitudes recibidas.
La gala inaugural se llevó a cabo en el Teatro Cervantes y fue presentada por la actriz Patricia Montero, quien asumió el rol tras un cambio de última hora que sustituyó a Bárbara Lennie. El festival se extenderá hasta el 23 de marzo con la presencia de los artistas más reconocidos del cine español y ofrecerá una amplia programación con proyecciones, homenajes a artistas como Carmen Machi y actividades paralelas que por primera vez miran al mar.
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