El Joker sonríe; es objeto de polémica en Twitter

Una usuaria denunció que en el cómic de Alan Moore de 1988 aparecía un disparo y se podía intuir una violación hacia una mujer

El Joker puede ser perfectamente uno de los villanos más emblemáticos y reconocibles de la historia de los cómics y del mundo de la ciencia ficción. Es un psicópata que asesina por puro placer, que coge los límites de la moralidad y los arruga, los escupe y los vomita encima. El personaje se ha visto interpretado en el cine por múltiples actores; el más famoso, sin duda, fue Heath Legder, el oscarizado actor que apareció en “El caballero oscuro” y que acabó por suicidarse tras ponerse demasiado en el pellejo del despiadado asesino. Ahora el Joker vuelve a ser tendencia, no por la nueva película que protagonizará Joaquín Phoenix sino por un cómic, “La broma asesina”, en la que el delirante y chalado hombre viola y mata a Barbara Gordon, Batgirl en el relato.

El cómic de 1988 que escribió Alan Moore y que dibujó Brian Bolland ubica a un Joker anónimo que es ingeniero pero que abandona su monótono trabajo para saltar al mundo de la comedia. Nada le sale bien, las deudas le ahogan y su mujer acaba por fallecer en un accidente. Tras fallar un robo en una planta química, el hombre se impregna la cara de tóxicos y acaba por definirle el sádico rostro que siempre le acompaña.

En un momento de la historia el Joker acaba por acudir a la casa del Comisario Gordon, un icónico personaje del universo de Batman, y de su hija, Barbara Gordon, quien también desempeña el papel de Batgirl en la diégesis. El villano acaba por disparar a la tripa de la mujer, dejándola parapléjica, y condena al padre a una tortura infernal: le amarra a una montaña rusa y durante el trayecto proyecta imágenes de su hija desnuda, con el estómago en el pecho, donde se puede intuir que fue violada por el personaje.

Ello ha llevado polémica en Twitter. Un tweet de una usuaria encendió a la comunidad de la red social. Son muchos los que se preguntan qué hay de malo en dibujar a un personaje sádico a través de acciones sádicas, y otros se cuestionan por qué un autor debería limitar su expresión narrativa por acomodarse a unos marcos éticos y sociales correctos. La polémica está servida, pero el Joker siempre será el mismo, para lo bueno y para lo malo.