El Mahler de Adam Fisher
«Novena Sinfonía», de Mahler. Sinfónica de Düsseldorf. Ádám Fischer. Auditorio Nacional, Madrid, 15-1-2019
Lleno hasta la bandera en La Filarmónica de un público entregado a una obra nada fácil, ni para los intérpretes ni para el oyente. Tampoco lo fue para Mahler, ya que se corresponde con el periodo más triste de su vida: la pérdida de su hija, los problemas con su esposa y la enfermedad del corazón. Estos años dieron lugar a dos obras capitales: «La canción de la tierra» y la «Novena sinfonía». También a la «Décima», pero ésta quedó inacabada. Las «novenas» han constituido siempre un hito, aunque algunas veces la numeración no sea exacta. Daba mucho miedo al firmar una «novena» que no hubiese una «décima». Esto le sucedió a Mahler. El caso es que su «Novena» supone toda una despedida, a la que Alban Berg calificó como «la muerte en persona». Hora y media de gran música, especialmente en sus tiempos primero y cuarto. Ese mundo terminal del compositor requiere una lectura que exprese todo su sufrimiento. Ádám Fischer es una gran director. El problema es que un director no se basta a así mismo para que suene la música. Hace falta una orquesta y una buenísima orquesta para una obra tan capital. La Orquesta Sinfónica de Düsseldorf no deja de ser un conjunto discreto con algunos problemas en los metales y no siempre empastada. Contaron la partitura pero no la vivieron. Queda imborrable Claudio Abbado, en Madrid, con su orquesta de Lucerna en 2010.