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El mitin anti PP de los Goya

El presidente de la Academia de Cine fue crítico con el Gobierno y con la situación de TVE. En su duro discurso, González Macho atacó la subida del IVA y defendió el peso de la industria. Eva Hache, y los intérpretes Javier Bardem y Candela Peña tiñeron de política sus intervenciones
La Razón

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La única sorpresa para los espectadores y también para los académicos fue un Bayona por partida doble, Juan Antonio (director de «Lo imposible») y su gemelo, Carlos, absolutamente idéntico, sentado al lado.
La única sorpresa para los espectadores y también para los académicos fue un Bayona por partida doble, Juan Antonio (director de «Lo imposible») y su gemelo, Carlos, absolutamente idéntico, sentado al lado. El resto fue tan previsible en el fondo y en la forma como se esperaba. Los primeros minutos marcaron el tono de la gala. A pesar de que la Academia había insistido en que sería la gran noche del cine y de eso era lo que se iba a hablar, Eva Hache tocó todas las polémicas políticas en su discurso inaugural, de Urdangarín a Bankia. El arranque, como la película ganadora, fue en blanco y negro pues habían filmado una parodia de la secuencia del balcón de «Bienvenido Mister Marshall» en la que el presidente de la Academia, Enrique González Macho, actuó como alcalde emulando a Pepe Isbert, aunque esta vez los miembros del pueblo ya no aguardaban la ayuda americana, sino el rescate europeo.

IVA y «piratería»

Después también arremetió contra los socialistas al referirse tanto al caso de los discursos de Amy Martin, como a los «brotes verdes» de Zapatero. Se dirigió además al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, al que felicitó por la cercanía a su cumpleaños, «no por lo otro» (en referencia a su gestión política).
Enrique González Macho también barnizó de política el discurso institucional. Advirtió que seguirán reivindicando la bajada del IVA cultural: «No es de recibo que tengamos el más alto de Europa. Una vez más, la razón del Estado se ha impuesto sobre el estado de la razón. Y nosotros no vamos a cejar en nuestro empeño de que se rectifique este grandísimo error». Además, pidió hacer más esfuerzos para la erradicación de la «piratería» que supone unas pérdidas sólo para el sector audiovisual de unos 3.000 millones anuales. Recordó que ahora ya había oferta legal suficiente con hasta 20 portales que ofrecen cine a precio asequible y abogó por la solución del problema del canon digital. El presidente fue especialmente contundente en dos cuestiones: la primera, el respaldo a la negociación de la nueva Ley de Cine, de la que destacó que «por primera vez están sentados a la misma mesa el poder político y la totalidad de la industria audiovisual española para trabajar codo con codo». También fue contundente en la despolitización de la industria: «El cine no pertenece, ni puede pertenecer, ni pertenecerá a ningún partido político», dijo como prólogo a «el cine español no es de los de la ceja, ni de los del bigote, ni de los de la barba, ni de los de ningún otro apéndice capilar, el cine nos pertenece a todos, es un derecho de los ciudadanos, y como cultura no es un complemento: es parte esencial de la vida».
La Unión de Actores había pedido convertir la gala en un escaparate reivindicativo y, aunque no todos, varios de sus asociados lo secundaron fielmente. Ese fue el caso de Candela Peña, que recordó la reciente muerte de su padre «en un hospital público en el que no había mantas para taparle ni agua», y que acabó pidiendo trabajo para dar de comer a su hijo. José Corbacho, entregador, que además de darle las buenas noches, «sólo al 21% al ministro», advirtió de que «hay que tener cuidado con lo que recortamos porque si seguimos nos vamos a quedar sin nada». Maribel Verdú, mejor actriz, dedicó su triunfo «a toda la gente que ha perdido sus casas, sus trabajos, sus ilusiones, su futuro e incluso su vida por culpa de un sistema, quebrado, injusto y obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos». Loles León aludió a la gala como «La noche de los sobres vivientes» y bromeó sobre «la transparencia».

Sobrio Sacristán

Y faltaba Javier Bardem, que obtuvo su sexto Goya, el primero como productor, por el documental «Hijos de las nubes, la última colonia». El actor aseguró que era un día triste para el Sáhara por la condena en Marruecos de algunos activistas a 20 y 35 años de prisión y cadena perpetua por manifestarse: «En el Sáhara no se puede recortar en salud porque no hay hospitales, ni en Educación, porque no hay escuelas; no pueden echarles de sus casas como aquí, porque ya fueron desahuciados hace 35 años. Es importante de que nos aseguremos de que eso no pase aquí». José Sacristán, por el contrario, no quiso insistir, hizo suyas las palabras del presidente de la Academia y de Maribel Verdú.
Paco Delgado, ganador del galardón al mejor vestuario por «Blancanieves» y nominado al Oscar por «Los miserables», fue el que siguió la consigna que se había hecho pública y apoyó a la industria haciendo patria al asegurar: «Éste es el que más ilusión me hacía recibir». Una prueba de que se esperaba una noche agitada fue que Ernesto Sevilla y el equipo de «Museo Coconut» se mofaron del gran número de alegatos políticos que contenía la ceremonia con uno de los mejores «sketches».
Los dardos de la presentadora
CONTRA EL GOBIERNO
«Para el momento que llegue el rescate, perdón, la ayuda, tenemos que estar preparados»
CONTRA EL ministro Wert
«¿Qué tal la familia? No es una amenaza, ¿eh? Felicidades. Se lo digo porque casi ya es su cumpleaños, no por lo otro»
CONTRA los recortes
«Si lo comparas con los recortes en sanidad y educación, la recaudación del cine español es una mierda»
CONTRA la monarquía
«El Rey Juan Carlos está bastante deteriorado y el Príncipe Felipe está a estrenar».
CONTRA Urdangarín
«Él va a los partidos de balonmano, con el daño que le ha hecho a su familia. Y aquí no viene»