Buscar Iniciar sesión

El poeta que se encontró con Lorca

Leonard Cohen nunca ocultó su fascinación por la obra del poeta granadino, a quien homenajeó al adaptar el poema. Es «Take This Waltz», uno de sus mejores trabajos.
larazon
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

Creada:

Última actualización:

Leonard Cohen nunca ocultó su fascinación por la obra del poeta granadino, a quien homenajeó al adaptar el poema. Es «Take This Waltz», uno de sus mejores trabajos.
De esto hace treinta años. Era otoño, con esa luz que sabe darle color a las choperas de la Vega de Granada, las mismas que fueron testigo mudo de la infancia de Federico García Lorca. A su pueblo natal, Fuente Vaqueros, llegó Leonard Cohen un 3 de octubre de 1986. Hacía unos pocos meses que se había conmemorado el cincuentenario del asesinato del poeta y el museo había abierto sus puertas al público escasamente dos meses atrás, bajo la dirección y buena mano de Juan de Loxa. Fue precisamente éste el encargado de recibir a Cohen, quien llegaba allí como un admirador más del poeta granadino, como alguien que había explorado el universo lírico de Lorca, especialmente en «Poeta en Nueva York».
Leonard Cohen llevaba bajo el brazo el rodaje del clip «Take This Waltz», su adaptación del «Pequeño vals vienés» que se incluye en «Poeta en Nueva York». Pero el flechazo lorquiano venía de mucho antes, de 1949, cuando en una librería de viejo en Montreal, la ciudad en la que hoy ha fallecido Cohen. Allí se encontró el entonces quinceañero con unos versos que le marcaron. Como él mismo explicó en su discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias, «cuando era joven y buscaba una voz en mí, sólo la encontré cuando leí a Lorca. Él me dio permiso para ubicar mi yo, siempre inacabado, incluso hoy, que ya soy viejo».
En algún sitio, como en un concierto en Nueva York de 1988, Leonard Cohen explicó a su público que lo primero que leyó de Lorca fueron estos versos de «Gacela del mercado matutino», uno de los poemas de «Diván del Tamarit»: «Por el arco de Elvira/ quiero verte pasar/para sufrir tus muslos / y ponerme a llorar». «Eran unas líneas terribles que ardieron en mi corazón», dijo el músico, añadiendo que allí estaba «mi mundo y mi paisaje. Aquel poeta arruinó mi vida. Su nombre era Federico García Lorca».
La devoción hacia el poeta hizo que llamara Lorca a su primera hija, además de querer rendirle homenaje adaptando uno de sus poemas. El elegido fue «Pequeño vals vienés» y resultó un trabajo complejo, muy complejo, que lo llevó a la desesperación. Finalmente, una primera versión apareció en «Poetas en Nueva York», el álbum en el que un grupo de músicos rendían su particular homenaje al poeta, entre ellos Donovan, Paco de Lucía o Moustaki. Posteriormente, incorporando algún pequeño cambio, Leonard Cohen incluyó el tema en «I’m Your Man», uno de sus incuestionables mejores discos.
Pero «Take This Waltz» fue también cantado por otros tomando como referencia la labor de Cohen. Ahí están los casos de Ana Belén, Sílvia Pérez Cruz con Raül Fernández Miró y, sobre todo, Enrique Morente. El cantaor flamenco, junto con Lagartija Nick, supo extraerle todo el jugo posible al tema y lo convirtió en uno de los iconos de «Omega», una fusión de géneros y uno de los más grandes discos grabados en nuestro país. Curiosamente, Morente y Cohen se conocieron en 1993 en el bar del Hotel Palace, aquel lugar en el que le gustaba a Lorca beber las últimas copas del día acompañado de Luis Buñuel, Salvador Dalí y Pepín Bello.
Pero este texto empezaba en un museo recién abierto y que recibía a uno de sus primeros invitados célebres, un educado señor trajeado y con corbata que quiso recorrerlo todo. Quiso verlo todo y no dudó en posar ante la cámara acariciando los barrotes de la cuna en la que durmió el recién nacido Federico o ante el busto que del poeta esculpió Eduardo Carretero. También hizo yoga en una de las salas, rodeada de fotos del poeta.
En el libro de firmas del museo dibujó una guitarra y dos corazones con las iniciales de Lorca y las suyas.