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«Es lo mejor que hemos tenido aquí»

Es el sentir general ayer en el pueblo manchego en el que nació. Fue su vecina más universal y también la más querida
larazon

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Ni siquiera Don Quijote puede hacer sombra a Sara Montiel en esta tierra en la que los gigantes –esos molinos transmutados por la legendaria imaginación del Caballero de la Triste Figura– se han hecho más grandes para dar cobijo al mito de la actriz y cantante, esa «manchega universal», apreciada aquí tanto por su arte como por ser embajadora de estos parajes. Es en el molino «Culebro» de Campo de Criptana –uno de esos contra los que luchó el personaje de Cervantes– donde se encuentra el museo dedicado a la artista y en el que ayer se congregaban varios vecinos para recordarla. Aunque hay un sentimiento de tristeza generalizado, es difícil encontrar a alguien que hable de «Sarita» sin que se despliegue una sonrisa. La actriz sabía conquistar a sus vecinos con el mismo espíritu socarrón y flamenco con el que encandiló a al «star system» hollywoodiense. Alejandro Muñoz, uno de sus vecinos de Criptana, recuerda cómo reaccionó la artista durante un concierto cuando supo que era de su localidad natal. «Me subió al escenario y me dio dos besos... pasé una vergüenza. Pero es un detalle que demuestra lo mucho que quería a sus paisanos», explica. «Es lo mejor que hemos tenido aquí», aseguran. Ayer varios vecinos se congregaban en la Plaza Mayor, mientras en el Ayuntamiento se celebraba un pleno extraordinario en el que se decretaban dos días de luto por su «estrella universal». Las banderas, a media asta, lucían un crespón negro. Su amigo y familiar Lino Pérez, comentaba que, tan sólo hace una semana, la actriz le aseguraba que «hay mucha Sara y para mucho tiempo». A pesar de que sus palabras se truncaron, Pérez invita a recordarla «llena de vida».
Desde luego, todavía parece estarlo aquí, en la avenida que lleva su nombre, en la casa donde nació la diva que latirá eternamente entre sus vecinos. Y es que, como casi todo el mundo en estas tierras coincide al afirmar, al contrario que el mito literario, para Sara Montiel, Campo de Criptana fue ese lugar de la Mancha de cuyo nombre siempre quiso acordarse.

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