Fernando Alberca, Premio de Hoy de ensayo
La felicidad siempre ha sido una subversión, una rebeldía. En plena época de crisis, reivindicar este derecho supone casi una afirmación individual, una forma de despecho, de quitarse la montera y brindársela al resto, a la sociedad, a lo que sea. El Premio de Hoy de ensayo siempre ha abordado las controversias que mueven la actualidad: la burbuja inmobiliaria, la tauromaquia, la cocina de vanguardia... Ahora, cuando los recortes han condenado al sur europeo a una larga y penosa peregrinación, Fernando Alberca, profesor de Orientación Educativa en la Universidad de Córdoba, levanta el pendón del optimismo. «La felicidad no depende de las circunstancias. Tenemos sobrada experiencia de que hay gente muy feliz en situaciones semejantes en que otras son desgraciadas. Se trata en encontrar la ilusión. Esa actitud que nos ayuda remontar los momentos adversos. Siempre existe una forma de salir de ella. Ahí es donde nos jugamos la felicidad. En el fondo es más cotidiana de lo que puede». La pregunta es cómo conseguirlo. Y la respuesta que se obtiene es más científica que lo que se puede pensar en un principio. «Creemos que los hombres somos teóricos o prácticos, pero podemos ser las dos cosas a la vez. Combinar la ser racionalidad y lo sentimental. Tenemos que racionalizar la emoción y emocionar la razón». El libro ganador, que publicará este mes la editorial Temas de Hoy, se llama «Nuestra mente maravillosa». Y es un esfuerzo por conseguir las trabas que nos sumen en el negativismo, que siempre ha sido un barrizal del que cuesta sacar los pies. «El cerebro nos puede ayudar a ser mejores de lo que somos. En el fondo, el hombre no sabe hasta dónde puede llegar con él». El autor, que obtuvo ayer este galardón, dotado con 30.000 euros, no da un paso atrás por el momento actual. Al revés, encuentra un motivo más para reivindicar este sentimiento. «Es el momento más propicio para transmitir esta idea. Nuestra mente puede apoyarnos para lograr la felicidad. Es un recurso de lujo, el mejor remedio si unificamos las partes de las que se componen, todas esas tareas múltiples», asegura.
Teoría y práctica
Pero una cosa es predicar y otra, practicar. Alberca, por eso mismo, ha escrito un libro que conjuga ambas partes y, junto a la teoría ha incorporado unos consejos pragmáticos, una especie de ejecicios para que las personas puedan remontar la actitud derrotista latente en este ambiente que nos rodea. «Esta sociedad nos ha llevado a una callejón sin salida. Nuestra escuela y nuestra cultura necesitan una refundación. El deporte es una manera de comprender a hacia dónde tenemos que ir. Sabemos cómo funciona el corazón y la mente y, también, la motivación, pero no aplicamos esos conocimientos en la escuela. Sabemos que los hombres memorizan mejor los conocimientos cuando les impresionan, pero a los alumnos se les impone una gran presión sobre temas que no les importan. Se afirma constantemente que se debe ser creativo, pero también hay que trabajar más. El deporte muestra ese camino. Es un ejemplo de cómo se logra el éxito después de esfuerzo, cómo la humildad ayuda a ser grande y cómo el trabajo en equipo también conlleva el éxito de manera individual», asegura.