Fin de fiesta con Pogorelich
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Obras de Rachmaninov y Chaikovski. Piano: Ivo Pogorelich. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Dima Slobodeniouk. Auditorio Nacional. Madrid, 31-V-2018.
El ciclo de Excelentia toma más relevancia en cada edición, cerrando la presente con un fin de fiesta de Pogorelich, la Orquesta Sinfónica de Galicia y Dima Slobodeniouk, su titular. El pianista nacido en Belgrado en 1958 no es ya aquel joven de aspecto revolucionario, con playeras, que discutía con Karajan. Ha envejecido físicamente de forma visible y, ante el piano, sus habituales caprichos interpretativos sorprenden menos, entre otras razones porque luego otros muchos han seguido sendas similares. Nos ha gustado más esta vez que en su última visita con el «Concierto para piano» de Schumann. El «Segundo» de Rachmaninov mantuvo menos premiosidad que el citado desde esa introducción del piano en solitario en el que mostró una de sus virtudes personales, como es el potente y redondo sonido, especialmente en los graves. Otra cosa es que esa potencia fuese inmediatamente apagada por la exuberante de la Sinfónica de Galicia en ese tema inmediato tan popularizado. Fue el único momento en el que el poderío de Pogorelich se veló. Por lo demás, con alguna nota errada, ofreció una lectura de interés. Incluso más interés revistió el comprobar el excelente momento de la agrupación gallega, que siempre fue una orquesta de primer nivel. Su titular, Dima Slobodeniouk (Moscú, 1975), está realizando un trabajo muy destacable y es un maestro con el que la Sinfónica de Galicia acertó asignándole la titularidad. Slobodeniouk, afincado inicialmente en Finlandia, donde conserva vinculación, ha subido recientemente al podio de la Filarmónica de Berlín, lo que no es tan fácil de lograr, y también a los de la Radio Bávara o la Sinfónica de Londres. Demostró su valía con una «Cuarta» de Chaikovski sin polvo ni amaneramiento, vibrante en sus tempos y en sus dinámicas y una respuesta rotunda de la orquesta desde el inicio de trompetas y trompas con el tema del destino pero también dulce como en el canto del oboe más tarde y, de forma espectacular, en el festivo último movimiento. Un buen final de temporada sinfónica de Excelentia, que acaba de presentar la próxima llena de interés con varios ciclos.