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PREMIOS EL OJO CRÍTICO

Gioconda Belli, Premio El Ojo Crítico Iberoamericano: "Me quieren matar, que desaparezca, pero no van a poder"

Entrevistamos a la reconocida poeta y novelista nicaragüense tras recibir el el galardón mientras vive exiliada en España

La escritora Gioconda Belli
La novelista y poeta nicaragüense Gioconda BelliArchivo

El programa cultural “El Ojo Crítico”, de Radio Nacional de España, hizo entrega de los Premios que llevan su nombre, ayer por la tarde, en el Museo Reina Sofía. Esta gala, que este año ha celebrado su XXXV edición, fue presentado por la actual directora y presentadora del espacio, Paloma Cortina, y por su compañera Elvira de Luis. En la misma, no sólo se reconoció la trayectoria de personalidades destacadas de la cultura sino que también se dio impulso a jóvenes talentos que comienzan sus carreras. Ese ha sido siempre, de hecho, su principal objetivo.

La reconocida poeta y novelista nicaragüense Gioconda Belli fue una de las grandes protagonistas de la velada de los Premios El Ojo Crítico. Sobre ella recayó el Premio El Ojo Crítico Iberoamericano.

La escritora Gioconda Belli
La escritora Gioconda BelliCortesía Gioconda BelliCortesía Gioconda Belli

Belli es mucho más que una escritora de renombre. Su espíritu revolucionario la hizo luchar contra la dictadura de Anastasio Somoza. Por ello fue perseguida y vivió en el exilio, en México y Costa Rica. Cuando se alzó el triunfo de la revolución Sandinista, en 1979, Belli creyó ver el cielo abierto de nuevo. Regresó a su país y se involucró de lleno en el nuevo gobierno. Sin embargo, sus compañeros de revolución también la defraudaron. La gestión de Daniel Ortega tomó un rumbo autoritario que Belli no dudó en criticar y en 1993 renunció a sus cargos. En 2023, el Gobierno de Daniel Ortega le retiró la nacionalidad acusada de "traición a la patria". Vive exiliada en Madrid.

Al Premio Jaime Gil de Biedma por su poemario “El pez rojo que nada en el pecho" (2020) o al Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, otorgado por Patrimonio Nacional de España y la Universidad de Salamanca, entre muchos otros, se suma ahora este Premio El Ojo Crítico Iberoamericano que se otorga cada dos años a una entidad o personalidad cuyo trabajo haya servido para “fortalecer los lazos culturales entre los territorios de Iberoamérica”. En el caso de Belli, han creído que es más que merecedora de él, por su “narrativa contundente capaz de transmitir las contradicciones del compromiso político y emocional de la existencia humana”.

“Tiene tantas nacionalidades como elogios”, ha asegurado el jurado de los Premios El Ojo Crítico. ¿Compensan los elogios cuando la realidad es tan dura?

Los elogios ayudan, pero, sí, la realidad es muy dura. Hay toda una serie de memorias, de nostalgias y de ser. Siento que con mis exilios he construido a lo largo de mi vida una especie de columna dentro de mí, donde he puesto mi ser. Me ha costado llegar a eso, me ha costado trabajar en crear ese centro pero ahora siento nadie me puede quitar ese centro. Yo voy a ser yo donde quiera que esté, y voy a seguir escribiendo y voy a seguir siendo nicaragüense. Pero ahora también me gusta ser española. Estoy sumamente agradecida de que me hayan dado la nacionalidad. Eso también ha sido importantísimo, el abrazo de España, el cariño que me han dado, el reconocimiento, sentirme parte de este país, porque eso es algo que nunca había logrado antes en otros exilios y en otros lugares donde viví, el tener un sentido de pertenencia. Aquí siento un sentido de pertenencia que tiene también que ver con el lenguaje, porque estoy en mi lengua y eso no tiene precio. Bienvenidos todos los premios a estas alturas de mi vida.

¿Siente este tipo de premios como una especia de justicia poética que da visibilidad a lo que otros intentan callar a toda costa?

Exactamente. Eso es muy importante. Para mí son muy importantes los reconocimientos en España, porque de alguna manera es como decirles: “Ustedes me quieren matar, quieren que desaparezca de las páginas de los libros, pero no lo van a conseguir”. Nos han declarado la muerte civil. Nos han borrado de los registros. Es como que ya no existes en Nicaragua, Eso es una exageración, una burla como no se había visto nunca en Nicaragua.

Me siento muy contenta de este reconocimiento a mi obra porque realmente los escritores y las personas que hacemos arte, lo hacemos para los demás, lo hacemos para que lo usen y lo aprecien. Sentir que hay personas que lo aprecian, es una satisfacción muy grande, le da sentido a lo que hacemos. Por otro lado, me gusta el nombre del premio, El Ojo Crítico, porque de alguna manera estoy en el exilio y he pasado este proceso duro de que me quiten la nacionalidad, que me declaran traidora a la patria, por mi ojo crítico. Mi gran delito fue escribir sobre lo que estaba viviendo en Nicaragua, sobre la justicia, las violaciones de los derechos humanos, y eso ha valido que me sancionen sin ningún juicio, ni derecho de defensa. Es como que de repente te guillotinan. Pero aquí está mi cabeza todavía sobre mis hombros.

La escritora nicaragüense Gioconda Belli
La escritora nicaragüense Gioconda BelliCortesía Gioconda BelliCortesía Gioconda Belli

¿Poesía y revolución son dos términos inseparables? ¿Se puede escribir poesía sin una revolución interior, sea del tipo que sea?

Creo que la poesía surge precisamente de una suerte de revolución interior cuando reaccionas al mundo en que vivimos, a ser simplemente un ser humano sujeto a todos los envites de la vida, a las alegrías, las tristezas, etc. Es como que uno es una cuerda musical que vibra con todas esas experiencias. De ahí viene la poesía.

Haber participado en una revolución del tipo en la que participé, donde estás tan cerca de la muerte, donde vives una intensidad tremenda, te hace sacarle a la vida cada gota de vitalidad en el día. Eso ha dado una intensidad muy fuerte a mi vida que también me ha impulsado a escribir más.

¿De qué manera ha influido tu realidad personal en tu creación artística?

En todo. Es como un círculo que no se puede romper porque una cosa depende de la otra. No sé si habría sido escritora sin haber vivido lo que he vivido.

La novela “La mujer habitada” surgió de la experiencia colectiva. Mi poesía es muy autobiográfica, muy íntima. Yo quería contar la parte colectiva de mi vida, lo que había pasado en la revolución, lo que sentía. El personaje de “La mujer habitada” no soy yo, es una persona ficticia, pero tiene mucho de mi subjetividad. Eso me ayudó también a procesar esa experiencia.

Echando la vista atrás, eres de esas personas que son coherentes con sus actos y sus palabras. Una rara avis en los tiempos que corren... Es digno de elogio pero también te ha generado muchas consecuencias personales duras. ¿Te arrepientes de algo?

No, yo soy como el Édith Piaf, no me arrepiento de nada.

Dicho todo esto, ¿le querrías dedicar a alguien en concreto el premio?

A mis compañeros nicaragüenses en el exilio. Muchos de ellos están en esta situación tan difícil por su ojo crítico. Es un premio bien importante para un sentimiento que tiene relación con lo que ha pasado en Nicaragua. Quiero compartir esa sensación.

¿No has pensado ni siquiera un poco en Daniel Ortega y Rosario Murillo, en qué estarán pensando al verte recoger este premio?

¡Eso sí! (ríe). Nombrarlos habría sido arruinar el premio, pero sí, claro que pienso en ellos. Mis amigos dicen que deben estar furiosos cada vez que gano un premio.