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Historia
"Antiespaña": el autor que defiende que el Descubrimiento causó un impacto mayor que la extinción de los dinosaurios
Charles C. Mann explora en '1493' la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo desde una perspectiva muy diferente a la habitual

El 12 de octubre de 1492 Colón puso pie en Tierra firme y reunió dos mundos separados milenios ha. 532 años después, un americano ha venido a contarnos que, tal vez, nos estemos dejando fuera una parte fundamental de la historia. Si olvidamos por un momento el “orgullo patrio” encontraremos que, en su libro 1493, Charles C. Mann llena lagunas que más bien eran océanos. Porque mientras caldeamos las redes con debates acerca del la leyenda negra y la leyenda rosa de la conquista, pasamos por alto las consecuencias sociales y medioambientales que aquel evento ha extendido hasta nuestro presente.
“Todos los libros se basan en ideas de otros y este no es una excepción” Me confiesa Mann con una sonrisa despreocupada. “En 1972, el historiador Alfred Crosby publicó El intercambio colombino, donde planteó que Colón y sus sucesores no solo trasladaron personas a través del océano, sino ecosistemas enteros: de Europa a América y viceversa. Treinta años después, conocí a Crosby en Nantucket, Massachusetts, donde ambos vivíamos. Le dije: "Al, tu libro es brillante. ¿Por qué no haces una versión actualizada con los avances de las últimas tres décadas?". Me respondió que no, que él ya había escrito su libro, pero que, si me parecía tan buena idea, lo hiciera yo, y eso es lo que he intentado: sintetizar los fantásticos trabajos multidisciplinares publicados desde 1972”.
Convulsión planetaria
La tesis del libro es tan clara como contundente (como buen periodista) Mann lo sabe: “La llegada de Colón desencadenó una convulsión ecológica, la mayor en la historia de la vida en la Tierra desde la extinción de los dinosaurios”. Una afirmación que ha saltado del libro a las entrevistas y de las entrevistas a los titulares de muchos medios. No obstante… ¿cómo medir el impacto de un evento así? Hace 2,7 millones de años, los continentes de América y Sudamérica chocaron y formaron un puente de tierra que ahora conocemos como el Istmo de Panamá. Este evento geológico unió lo que llevaba 100 millones de años separado y dio lugar al Gran Intercambio Biótico Americano. Las especies del norte viajaron al sur y las del sur al norte.

Sin embargo, aclara, Mann, “cuando Norteamérica y Sudamérica colisionaron el impacto fue regional, mayormente entre el sur de Norteamérica y norte de Sudamérica. El intercambio colombino involucró a todo el planeta. Cultivos como el maíz pasaron a dominar vastas zonas de España, Italia, Turquía o China. La escala fue colosal y, además, aquí hubo un agente "inteligente": el ser humano, que deliberadamente transportaba especies a través del océano”. Incluso el canal de Panamá, con el que comunicamos la fauna y flora del Pacífico y el Atlántico es, “en esencia, una extensión de este proceso”, añade el periodista.
Un libro para leer AHORA
El libro de Mann está cargado de ejemplos de esta globalización ecológica que él llama “Homogenoceno”, todos ellos enlazados con una prosa clara, ligera y salpicada con sus propias experiencias. Por desgracia, todo ensayo corre el riesgo de quedarse desactualizado y ese riesgo es proporcional a la cantidad de datos que condensa entre sus tapas. No cabe duda de que, en unos años, 1493 correrá el mismo destino que la obra de Crosby, y Mann parece tener claro que, aunque la esencia aguantará el paso del tiempo, hay cuestiones clave que los años podrían clarificar.
Tras sopesarlo un momento, Mann comienza a enumerar: “Es sorprendente lo mucho que desconocemos la historia ambiental de Asia y África. Seguimos aprendiendo sobre el impacto global del comercio esclavista, tanto en sociedades como en ecosistemas. La paleogenética, por ejemplo, ha aportado datos fascinantes sobre la historia de la patata, la viruela...”. Y, aunque el pasado puede reescribir algunos detalles de 1493, el futuro también entraña sus riesgos porque el intercambio colombino comenzó en 1492, pero no se ha detenido todavía.

“El intercambio de enfermedades (humanas, animales y vegetales) es quizá el aspecto más crítico” revela Mann con cierta preocupación, pero sin perder su sonrisa. “En mi libro menciono el caso del árbol del caucho: casi todos los neumáticos del mundo dependen de plantaciones en China y el sudeste asiático; sin embargo, existe una enfermedad (leaf blight) que está devastando los cauchos de la Amazonía.Si llegara a Asia, podría borrar esas plantaciones y dejarnos sin neumáticos. Un escenario extraño, pero con consecuencias graves: los neumáticos de avión, por ejemplo, duran solo unos pocos meses por su alto desgaste y están compuestos casi enteramente de caucho natural.”
Un caso aterrador, pero no único. “En el presente estamos intentando contener patógenos agrícolas, pero tarde o temprano se globalizarán. Como vimos con el COVID, no estamos preparados para que una enfermedad se globalice súbitamente”. Y, a juzgar por las redes, algunos tampoco están preparados para leer 1493.
No es personal
Desde que se publicó, en 2011, el libro ha tenido una gran acogida. No obstante, en el ciberespacio amplifica lo marginal según las ganas de gresca que tengan sus usuarios. Ante un libro tendencioso sobre la conquista de América se levantará en armas medio internet y, si intenta ser imparcial, se revolverá internet entero. “Es curioso cómo la gente se ofende al hablar de sus ancestros” añade Mann, algo desconcertado. “En cierto sentido mi abuelo era un tipo horrible. Era un hombre de negocios que contribuyó mucho a contaminar en la costa del golfo de México; pero eso no significa que lo contaminara yo. No sé por qué tendría que afectarme a mí lo que dijeran de él, pero entiendo que muchas personas no funcionan así.”
“Cuando publiqué este libro”, recuerda, “unos cuantos españoles me escribieron por Twitter para decirme que era una persona terrible, que era el ‘Antiespaña’ y otras lindezas. Sentían la necesidad de defender la conquista para reafirmar su identidad nacional, pero España también desarrolló la primera gran tradición de los derechos humanos, como la escuela de Salamanca, Bartolomé de las Casas, Francisco de Victoria y otras figuras que son realmente importantes en la historia de los derechos humanos. Todavía seguimos sus ideales, y, de hecho, vivimos en un mundo que, en gran medida, fue creado por el Imperio español (y muchos españoles no son conscientes de ello)”.
Conocemos la historia que nos cuentan y, en este país, la narrativa de la conquista se reduce a las figuras de siempre y los juicios de valor de ahora. Nos incomode más o menos, con este aire trasatlántico Mann avienta figuras que teníamos más olvidadas y que son tan hispanas como los conquistadores. “Como extranjero, no entiendo por qué identificarse con Cortés cuando hay tantísimos referentes positivos. Si necesitas un héroe… ¡aquí está! Las Casas logró que el Rey de España prohibiera la esclavitud en el 1541, esto es 340 años antes que Brasil, el último país que la ilegalizó”. Aunque, si estamos dispuestos a abandonar la épica histórica, descubriremos lo evidente: que no hay héroes ni villanos, sino personas.
De héroes, villanos y personas
Personas mejores, personas peores, pero personas, al fin y al cabo. A estas alturas de la entrevista los grises son más que evidentes y no queda más remedio que abordarlos. “La gente es compleja”, dice Mann algo resignado. “Los periodistas agradecemos a Thomas Jefferson la primera enmienda, que nos garantiza la libertad de expresión; pero también fue un hipócrita esclavista que tuvo hijos con una adolescente y promovió el desplazamiento de nativos americanos. Solemos olvidar que en 1803 compró territorios al oeste del Misisipi para crear un estado de apartheid para los indígenas. Fue terrible, pero, al mismo tiempo, luchó por la liberta de expresión, la libertad religiosa y coescribió la Declaración de Independencia… Una misma persona hizo cosas horribles y fantásticas, y la historia está llena de gente como él”.
Así expone Mann una de las anomalías más refrescantes del discurso. Un equilibrio poco frecuente entre la comprensión y la crítica; conceptos que algunos tratan de hacer pasar por incompatibles (permitiéndolo cualquier cosa bajo el paraguas del contexto histórico o condenando la totalidad de una sociedad en la que siempre ha habido disidentes). “Es importante que intentemos entender a las personas desde la perspectiva que ellos se veían a sí mismos, pero eso no significa que debamos suspender nuestro juicio moral, porque incluso en su momento ya había voces que discrepaban. Tenemos que comprender lo que hicieron y preguntarnos qué opinaban sus contemporáneos. Porquelos estándares han cambiado, pero no tanto como pensábamos”.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Por supuesto que ha existido una leyenda negra acerca del papel de España en la conquista. Del mismo modo, existe una leyenda rosa que omite las atrocidades que se cometieron (muchas ya cuestionadas en su época). Y es que, en realidad, las narrativas humanas suelen pendulear entre leyendas negras y rosas. Sucede con la Edad Media, con la “Reconquista” y con la misma actualidad política. Mann nos ofrece explorar la frontera entre esas dos perspectivas. No desde una falsa equidistancia, sino desde la crítica informada, analizando los sesgos que todos nosotros (incluso el propio Mann) llevamos a nuestras espaldas.
- «1493» (Capitán Swing), de Charles C. Mann, 744 páginas, 30 euros.
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