Historia

Bobby Fischer, el niño prodigio del ajedrez que admiraba a Adolf Hitler

Un día como hoy de 1958 se proclamaba, con tan solo 14 años, campeón de Estados Unidos un joven que terminaría viviendo en el ostracismo

El joven Bobby Fischer en una imagen coloreada
El joven Bobby Fischer en una imagen coloreadaArchivo

El juego fue su refugio. En el ajedrez, veía su ingenio brillar, pero ante todo encontraba la paz mental que no hallaba con compañía o con otra ocupación. Así era Robert James Fischer, más conocido como Bobby Fischer: un maestro estadounidense que hizo historia en el mundo del ajedrez. Ganó ocho veces el campeonato de su país, y quizá de sus mayores logros fue hacerlo, por primera vez, con tan solo 14 años. Fue un día como hoy de 1958, cuando un joven Bobby Fischer se proclamó campeón de ajedrez de los Estados Unidos, y desde entonces su fama no paró de crecer.

La infancia de Fischer fue, por tanto, pública, sufriendo una exposición que le favorecería en su rol de jugador de ajedrecista de éxito, pero que sin embargo le repercutiría en lo mental. El carácter que mostró durante su vida no fue amable ni fácil. Al contrario. Era, a veces, violento, se expresaba con odio. Llegó a desear el mayor de los males a su país, poco después de los atentados del 11-S: "El que hace la paga, incluso EE UU. Quiero ver el país borrado del mapa", afirmó. Alguna vez llegó a declararse a favor de un hipotético golpe de Estado militar derechista en su país. Pero su figura no fue compleja solo por eso, sino porque ya anteriormente se mostró abiertamente admirador de Adolf Hitler y antisemita. Su condición de niño prodigio y héroe del juego, por tanto, duró poco tiempo.

Ya adulto y entrando en la vejez, Fischer vivió en el ostracismo. Incluso se vio inmiscuido en problemas con la policía, lo cual sacó a la luz que Fischer se pasaba los días pegando carteles antisemitas por los coches. Un odio hacia los judíos que se reflejó en su apoyo hacia la destrucción de sinagogas, y que vendría en parte de su infancia, pues creció en una familia judía, y mantuvo una mala relación con su madre. Asimismo, comenzó a vivir aislado, leyendo a Nietzsche y varios panfletos y libros antisemitas.

Fischer fue un genio. Compartió aula de clase con la futura estrella Barbra Streisand. Su juego del ajedrez brilló no por las estrategias, sino más bien por sus sorprendentes técnicas en cada decisión y movimiento. Saltó a la historia en 1972 cuando jugó la "Partida del Siglo" contra Borís Spasky, y su alto coeficiente intelectual se convirtió en su tesoro pero también en su tormento. Falleció a los 64 años en Reikiavik (Islandia) a causa de una enfermedad renal.