Historia

¿Por qué es tan dolorosa en algunos países la bandera del sol naciente de la Marina de guerra japonesa?

Grupos ultraderechistas suelen mostrar este símbolo durante protestas o en las redes sociales, por lo que se acentúa su identificación con el pasado imperial nipón.

Marinos franceses del FS Lorraine saludan al paso del JS Yamagiri, buque de guerra japonés con la bandera del sol naciente
Marinos franceses del FS Lorraine saludan al paso del JS Yamagiri, buque de guerra japonés con la bandera del sol nacienteJMSDF

Muchas recordarán de las películas bélicas sobre la II Guerra Mundial a los buques japoneses en el Pacífico enarbolando la bandera del sol naciente, esa que muestra sobre fondo blanco un círculo rojo cerca del medio significando el sol, del que parten rayos del mismo color. Fue utilizada originalmente por los señores de la guerra feudales en Japón durante el Período Edo (1603-1868 CE) y como bandera de guerra por el Ejército Imperial Japonés y como insignia de la Armada Imperial Japonesa.

Puesto que la bandera fue usada por los japoneses en la conquista de Asia Oriental y en la Guerra del Pacífico, y teniendo en cuenta las atrocidades que cometieron en los países que ocuparon, muchos habitantes de esta zona consideran ofensiva este símbolo, pues se asocia al imperialismo y militarismo japonés.

Actualmente, la insignia naval y una versión modificada de la bandera de guerra continúan siendo usadas por las Fuerzas de Autodefensa de Japón desde 1954, pues se considera que la bandera del “sol naciente” es parte de su historia.

No hay que olvidar que existen dos banderas del sol naciente asociadas con Japón: la primera de ellas, es la bandera nacional, llamada “nishoki” o “hinomaru”, que es la que todos conocemos y que muestra un círculo rojo sobre un fondo blanco. En este caso, no despierta ningún tipo de rechazo, es la oficial que ondea en todas partes y en los organismos internacionales en los que Japón está presente y no hay ningún problema.

La otra tiene también un círculo rojo, pero rodeado por 16 rayos que se extienden hacia el perímetro. Llamada “kyokujitsuki”, ésta es la bandera que más molesta a los vecinos de Japón.

Ambas han sido usadas durante siglos. Sin embargo, las disputas sobre la del “sol naciente” se remontan a los albores del siglo XX. Fue entonces cuando la Armada Imperial de Japón la usó como emblema oficial, en momentos en que el país colonizaba la Península de Corea e invadía u ocupaba China y otros países asiáticos, hasta su derrota en la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

Como ocurre en otros países con determinadas banderas, grupos ultraderechistas de Japón suelen mostrar la bandera durante protestas o en las redes sociales, por lo que se acentúa su identificación con el pasado imperial nipón que tanto dolor provocó en sus vecinos y que han sido calificados como crímenes de guerra producidos durante el período de expansionismo japonés, sobre todo durante la Segunda Guerra Chino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial. También se utilizan los términos Holocausto asiático​ o atrocidades de guerra japonesas​ para referirse a estos hechos. Algunos fueron cometidos por personal militar del Imperio del Japón a fines del siglo xix, aunque la mayor parte tuvo lugar durante la primera parte de la Era Shōwa, período que designa al reinado del emperador Hirohito hasta la derrota militar del Imperio japonés en agosto de 1945.

De manera oficial, historiadores y gobiernos de varios países han considerado al personal militar del Imperio del Japón, es decir, al Ejército Imperial Japonés y a la Armada Imperial Japonesa, como los responsables de las matanzas y otros crímenes cometidos contra varios millones de civiles y prisioneros de guerra en el curso de la primera mitad del siglo XX.

Según varios estudios, entre 1937 y 1945, el ejército japonés asesinó entre tres y más de diez millones de personas, más probablemente a seis millones de chinos, indonesios, coreanos, filipinos e indochinos, entre otros, incluyendo prisioneros de guerra occidentales.

El incidente más infausto durante este periodo fue la Masacre de Nankín de 1937-1938, cuando el ejército japonés masacró a 200.000 civiles y prisioneros de guerra, según el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente, aunque el número aceptado se encuentra en centenas de miles. ​Un crimen similar fue la Masacre de Changjiao (30.000 asesinados entre el 9 y el 12 de mayo de 1943). En el Sureste Asiático, la Masacre de Manila, en Filipinas, tuvo como resultado 100.000 civiles muertos; mientras que en la Masacre Sook Ching fueron masacrados entre 25.000 y 50.000 chinos en Singapur. Hubo otras masacres de civiles, como por ejemplo la de Kalagong.

El gobierno japonés enfatiza que las dos banderas muestran representaciones del sol y se usaban en el país incluso antes del periodo de la guerra. Incluso hoy, la bandera con los rayos se emplea cotidianamente en Japón, por ejemplo por pescadores que celebran un logro, padres que festejan el nacimiento de un hijo o en otras festividades, afirma el gobierno.

Pero los vecinos de Japón ven el asunto de manera muy distinta. En 2019, Corea del Sur pidió formalmente que el Comité Olímpico Internacional prohibiera la bandera en los Juegos de Tokio. Seúl afirmó que la bandera simboliza las “cicatrices y el dolor” de los asiáticos que sufrieron la agresión bélica de Japón, tal como la esvástica “recuerda a los europeos la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial”.

Los vínculos entre Corea del Sur y Japón, dos aliados de Estados Unidos, se han visto en riesgo durante años, en parte debido a las disputas por hechos históricos o comercio y no es un tema que se haya olvidado. De hecho, este lunes, el JS Hamagiri, un destructor de clase Asagiri de la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón, llegó al puerto surcoreano de Busan con la bandera del Sol Naciente izada, para participar en el Eastern Endeavour 23, un ejercicio multinacional destinado a reforzar las capacidades estratégicas para prevenir e impedir la proliferación de armas de destrucción masiva (ADM). El gesto no gustó entre los ciudadanos de Corea del Sur, aunque no parece que en principio vaya a haber una queja formal.