El laberinto de la historia

El revólver de José Antonio Primo de Rivera

Tras un registro en su domicilio, el agente Cristóbal Pinazo halló dos pistolas

Fotografías de la ficha policial de José Antonio Primo de Rivera
Fotografías de la ficha policial de José Antonio Primo de Riveralarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@7594fd9f

La fecha: 1936. José Antonio adquirió un revólver «Tanque», del calibre 38, en la madrileña Casa Azurmendi, fabricado por la empresa Ojanguren y Vidosa, de Eibar.

Lugar: Madrid. El Ministerio de la Gobernación promulgó un decreto para revisar las licencias de armas, obligando a los titulares a depositarlas en cuarteles de la Guardia Civil.

La anécdota. Trasladado José Antonio al calabozo, el fotógrafo Prado le tomó fotografías para su ficha policial, conceptuándosele como «nacional-sindicalista».

El 10 de marzo de 1936, la «Gaceta de la República» publicó un decreto del Ministerio de la Gobernación sometiendo a revisión todas las licencias de armas, de modo que los titulares de las mismas quedaban obligados a depositarlas en los cuarteles de la Guardia Civil en un plazo de quince días. En mi opúsculo sobre la maleta de José Antonio, reproduje en su día la «Guía de posesión de armas cortas de fuego para la defensa personal», expedida a nombre de José Antonio Primo de Rivera inicialmente en Madrid el 29 de mayo de 1934, con el número 5.173. El jefe de Falange Española adquirió entonces un revólver «Tanque», del calibre 38, en la madrileña Casa Azurmendi, fabricado a su vez por la empresa Ojanguren y Vidosa con sede en Eibar (Guipúzcoa).

Hasta su ingreso en la cárcel Modelo, cuatro días después de promulgarse el citado decreto del Ministerio de la Gobernación, José Antonio y sus camaradas permanecieron en la Dirección General de Seguridad 17 horas en total, desde las diez de la mañana del 14 de marzo hasta las tres de la madrugada del día 15, en que fueron trasladados a los calabozos de Las Salesas para prestar la oportuna declaración. El fotógrafo Prado, de la Dirección General de Seguridad, le tomó las fotografías de rigor para su ficha policial, en la que se le conceptuó como «nacional-sindicalista», a diferencia de su hermano Miguel, calificado de «fascista». Su estatura quedó reflejada también en la ficha: 1,78 metros, frente al 1,81 de Miguel. Físicamente, José Antonio era un calco de su padre Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, pero había heredado de su madre Casilda Sáenz de Heredia los ojos azul verdosos tan penetrantes; Miguel, en cambio, tenía más mezcla de ambos.

La noche del 15 de marzo, José Antonio y sus camaradas falangistas ingresaron finalmente en la galería de presos políticos de la cárcel Modelo, situada en una gran manzana comprendida entre la plaza de la Moncloa, el Paseo de Moret y las calles Martín de los Heros y Romero Robledo, justo donde hoy se levanta el sólido edificio del Ministerio del Aire. José Antonio ocupó la antigua celda de Largo Caballero, quien, avatares del destino, poco más de ocho meses después vería cómo le llevaban a la tumba. El 1 de mayo ingresó en prisión su hermano Miguel, detenido la noche del 30 de abril a raíz de los turbulentos sucesos organizados en Cuenca por las milicias del socialista Indalecio Prieto. Enviado por José Antonio a esa ciudad en compañía de Rafael Garcerán, Barroso y Tito Menéndez, el joven Miguel fue detenido por representar a su hermano preso en las elecciones a diputados que debían celebrarse en aquella capital.

Al ingresar en la cárcel, José Antonio conservaba aún su licencia de armas, renovada por la Dirección General de Seguridad poco antes de llegar Alonso Mallol; es decir, que estaba en situación legal, dado que el plazo de entrega de las armas cortas de fuego seguía aún en vigor.

Tras un registro efectuado en el domicilio del líder de Falange Española, situado en el primer piso del número 86 de la calle Serrano, el agente Cristóbal Pinazo halló dos pistolas en el despacho de José Antonio. El 30 de abril, el Juzgado de Instrucción dictó auto de procesamiento contra él, como presunto autor de un delito de tenencia ilícita de armas. La misma Sala de la Audiencia de Madrid que había declarado legal la doctrina de Falange, se ocupó de la instrucción de este nuevo caso.

A petición de José Antonio, que actuó como abogado defensor de sí mismo, la citada Sala practicó una diligencia de inspección ocular el 16 de mayo en su domicilio, a la que asistieron el comisario y el policía que encontró las dos pistolas. A punto de esclarecerse los hechos, el Gobierno del Frente Popular recurrió a una artimaña mediante la cual el ministro de Justicia, el sevillano Manuel Blasco Garzón, convocó al presidente de la Audiencia Territorial de Madrid para ordenarle que, en lo sucesivo, la Sala que instruía el procedimiento por tenencia ilícita de armas dejase de hacerlo. En su lugar, se designó a otra sección que, pese a no intervenir en ninguna de las pruebas practicadas, acabó condenando el 28 de mayo a José Antonio Primo de Rivera por aquel delito.

Existía así ya un pretexto legal para mantenerlo preso en la cárcel Modelo, de la que sólo saldría para ingresar en otra prisión y, finalmente, en el cementerio.

El hermano de Durruti

►Años después, el camarada Manuel Valdés Larrañaga, con quien José Antonio jugaba al polo en el Club Puerta de Hierro de Madrid y recibía de aquél clases de natación como campeón de la especialidad, evocaba la vida en la prisión Modelo antes del 18 de julio. Entre los camaradas presos figuraba Pedro Marciano Durruti Domingo, hermano menor del carismático líder anarquista José Buenaventura Durruti, muerto a causa de una bala asesina sobre las cuatro de la misma madrugada del 20 de noviembre de 1936 en que José Antonio, apenas dos horas después, rendiría también su alma ante el Altísimo. Al mes siguiente de su entrevista con José Antonio, Pedro Durruti fue admitido como miembro de Falange con el carné número 1.501, expedido en León el 1 de abril de 1937; documento en el que, además de su nombre, figuraba su edad de 26 años y su profesión de mecánico.