El trípode
ETA ya NO existe. Franco y Jose Antonio, SÍ
Que regímenes totalitarios como los comunistas las impongan allá donde ostentan el poder está en su código genético ideológico, pero lo preocupante es que en regímenes democráticos se haga lo propio impunemente.
La Historia, «Maestra de la vida» como con acierto la definiera Cicerón, es importante conocerla desde su autenticidad, alejada de gobiernos autoritarios y autocráticos que, convencidos de que «quien controla el pasado controlará el futuro», pretenden imponer por mandato legal una «oficial» que sea la más conveniente para sus intereses políticos. Por desgracia, es una lección de la Historia contemporánea la tentación de aprobar leyes auto calificadas como de la Memoria –histórica y democrática– para decirle a los ciudadanos cual es la visión de la misma que obligatoriamente deben conocer, estudiar, enseñar y relatar. Que regímenes totalitarios como los comunistas las impongan allá donde ostentan el poder está en su código genético ideológico, pero lo preocupante es que en regímenes democráticos se haga lo propio impunemente. La libertad de expresión, de opinión, de conciencia y de cátedra son dinamitadas por los autócratas de turno cuando acceden al poder siguiendo a George Orwell en su conocida distopía intitulada «1984». En el actual momento electoral que vivimos en España, tenemos un ejemplo paradigmático de ello, ante el debate sobrevenido en relación a la banda terrorista ETA y su papel en la reciente Historia de España. Ante la presencia de hasta 44 candidatos en las listas de EH Bildu, condenados por terrorismo, incluso 7 de ellos con delitos de sangre y sin arrepentimiento alguno, ha causado preocupación y perplejidad la tibia reacción de una parte no menor de la sociedad española y muy especialmente de la vasca y navarra. «No hay mal que por bien no venga» afirma el refranero popular, y quizás ese «bien» sea en este caso, el despertar conciencias adormecidas e ignorantes de lo que significó la banda criminal ETA, al haber prácticamente desaparecido de la memoria colectiva y de nuestra reciente historia, el dolor desplegado durante más de 40 años por una banda asesina digna de figurar en los anales de las más sangrientas en su género. Por cierto que nunca han pedido perdón por sus crímenes y el daño ocasionado, y a EH Bildu «su» Fiscalía –«¿de quién depende la Fiscalía? Pues eso»– se atreve a calificarla como una organización «legal y democrática». El actual PSOE sanchista, digno émulo del de Largo Caballero, el orgulloso «Lenin español» como gustaba le calificaran, ha replicado que «ETA ya no existe» queriendo justificar lo injustificable. Pero algo de razón tienen al afirmarlo por cuanto se han aplicado diligentemente a que así sea, blanqueando su pasado con sus leyes de memoria obligatoria. «ETA ya no existe» y no como Franco y José Antonio, como es público y notorio.
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