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¿Tuvo el calendario gregoriano origen salmantino?

El calendario que utilizamos en occidente desde 1582 es conocido como calendario gregoriano, una nueva medición del tiempo que trata de adaptar el año litúrgico al año solar y que sustituyó al calendario juliano donde la Escuela de Salamanca fue clave

Para cuadrar el cambio del calendario juliano al gregoriano, en 1582 se pasó del 4 al 15 de octubre en una noche
Para cuadrar el cambio del calendario juliano al gregoriano, en 1582 se pasó del 4 al 15 de octubre en una nochearchivo

Ese calendario que en muchas ocasiones nos regalan a principio de año y que cargamos de buenas intenciones es el mismo en casi todo el mundo y es conocido como calendario gregoriano, nombrado de esta forma por su promotor Gregorio XIII (1572-1585), en la bula bula Inter Gravissimas, expedida el 24 de febrero de 1582. En ella se imponía imponía un nuevo sistema de medición de tiempo como consecuencia de uno de los acuerdos del Concilio de Trento, que trataba de eliminar el desfase entre el calendario litúrgico y el calendario solar. En el Concilio de Nicea se determinó que la Pascua debía conmemorarse el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte (equinoccio de otoño en el hemisferio sur). Aquel año 325 el equinoccio había ocurrido el día 21 de marzo, pero con el paso del tiempo la fecha del acontecimiento se había ido adelantando hasta que en 1582 el desfase era ya de 10 días. Este desajuste provenía de un inexacto cómputo del número de días con que cuenta el año trópico o año solar ya que según el calendario juliano, el impuesto por Julio César en el 46 a.C., instituía un año bisiesto cada cuatro considerando que el año solar estaba constituido por 365,25 días, inspirado en el calendario egipcio el primer calendario solar que establecía esa duración del año solar, mientras que la cifra correcta era de 365,2422, o lo que es lo mismo, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,10 segundos. Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los 1257 años que mediaban entre 325 y 1582 un error acumulado de aproximadamente 10 días. Para corregir este error se convocó la “Comisión del Calendario” dirigida por el jesuita Christophorus Clavius , matemático y astrónomo que aprovecha la propuesta del italiano Aloysius Lilius basado en los informes astronómicos de la Universidad de Salamanca. La Universidad de Salamanca en el Renacimiento no era sólo famosa por sus teólogos sino también por sus astrónomos y matemáticos redactándose dos informes sonbre el tema, uno en 1515 a instancias de Fernando el Católico y el papa León X y otro en 1578 impulsado por el propio papa Gregorio XIII y el rey Felipe III.

El informe de 1515 establecía un procedimiento matemático que permitía enlazar en un cómputo convergente el distinto ritmo del Sol y de la Luna y que lo hizo de forma exitosa ya proponía retrasar 11 días el calendario en un sólo mes o en varios, u omitir el día bisiesto durante 44 años , lo que suponía suprimir poco a poco esos 11 días, intercaladamente. El de Salamanca no fue el único informe sobre la reforma del calendario elaborado en Castilla en ese tiempo. Nebrija escribió un ensayo sobre el tema, titulado De ratione calendarii que no imprimió aunque sí lo hizo después con Carmina ex diuersis auctoribus ab Antonio nebrissensi in calendarii ratione[m] collecta publicado en Burgos en 1512. El resultado de la comisión de 1578 que utilizó Lillius partió de las bases del informe de 1515. No era la primera vez que se trataba de adaptar el desfase del calendario ya que existieron con anterioridad algunos intentos como las llamadas “Tablas alfonsíes” realizadas por iniciativa del monarca Alfonso X de Castilla, quien convocó a un gran número de astrónomos para elaborarlas y que muestran las observaciones del cielo de Toledo desde el 1 de enero de 1263 hasta el 12 de enero de 1273 mostrando en la elíptica el movimiento de los cuerpos celestes. En estas se establecía que la duración del año solar era de 365 días 5 horas 49 minutos y 16 segundos. Los científicos judíos alfonsíes Yehuda ben Moshe e Isaac ben Sid revisaron las observaciones de las Tablas toledanas del siglo XI donde colaboró Azarquiel para la nueva medición.

El calendario que se trataba de corregir era el calendario juliano, en 365,25 días. El calendario juliano a su vez sustituía al clásico calendario romano que fijaba la duración de los meses en 29 días, 12 horas y 44 minutos con meses lunares de 29 o 30 días cuyo origen se atribuye a Rómulo. El calendario romano unificaba las múltiples formas de medir el paso del tiempo los pueblos itálicos primitivos tenían diferentes calendarios lunares, cada uno con su propio número de meses, su propia duración del año y de los meses. En el caso de Alba Longa el calendario tenía 10 meses y casa uno de ellos de 18 a 36 días cada mes; los de Lavinia tenían otro de 13 meses con 374 días; mientras que los etruscos tenían un calendario ce base lunar comenzando el mes con la luna nueva.

El calendario gregoriano se impuso fácilmente en Occidente sin embargo las iglesias ortodoxas de Jerusalén y Rusia y sus territorios patriarcales así como las iglesias orientales como la copta, la etíope , o la armenia siguen utilizando el calendario juliano A pesar de ser el calendario gregoriano el más utilizado tiene algunas deficiencias, el ajuste con el año solar no es perfecto y los meses no tienen días uniformes. A mitad del siglo XX se generaron canciones infantiles como regla nemotécnica de aprendizaje de esta particularidad, treinta días trae septiembre con abril, junio y noviembre.