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'We the hispanos'
Los misterios de Nutka: el asentamiento más septentrional del Imperio español
Continúa López-Linares con su cruzada fílmica contra la "dichosa" Leyenda Negra. Ya trabaja en su tercer episodio: 'We the hispanos', en el que vuelve a unir ambas orillas atlánticas y donde aborda la huella española en norteamérica para descubrir historias como la de este pequeño terreno canadiense

«We the people...». Podría ser una frase más. Incluso un eslogan de una campaña publicitaria. Sin embargo, es mucho más. Detrás de esas tres palabras hay un país entero; toda una democracia apoyada en una constitución que precisamente comienza de ese modo: «Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad nacional, atender a la defensa común, fomentar el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros mismos y para nuestra posteridad, por la presente promulgamos y establecemos esta Constitución para los Estados Unidos de América». Es el Preámbulo de la carta magna norteamericana. Apenas unas pocas líneas, pero las suficientes como para dejar constancia de los términos y objetivos generales que los tribunales emplean como referencia fiel de las verdaderas intenciones de los Padres Fundadores y sobre el sentido de la Constitución.
Pues bien, ese breve inicio del ordenamiento yanqui es uno de los motivos por los que José Luis López-Linares trabaja ya en «We the hispanos», el tercer capítulo del realizador en su cruzada por unir ambas orillas del Atlántico y por desmontar la Leyenda Negra que arrastra España (y lo español) desde hace ya demasiados siglos; lo que López-Linares resume como trabas impuestas por la historiografía y la envidia anglosajona sin las que seríamos «una potencia tremenda», asiente.
El mismo espíritu de «España, la primera globalización» e «Hispanoamérica, canto de vida y esperanza» es el que se recupera en un nuevo documental para el que ha vuelto a contar con expertos de acá y de allá, y por el que ha viajado por Nuevo México, Texas, Luisiana, Puerto Rico, Nueva York, Washington, Chicago...
El enclave sirvió para proteger la Alta California de las acometidas rusas y británicas
Respecto al título del mismo, el director es contundente: «Hemos recurrido al Preámbulo de la Constitución porque queremos ir a la raíz y rescatar aspectos relevantes del pasado, como mostrar que cuando Estados Unidos se independiza del Imperio británico [1776], quitando los Grandes Lagos, Apalaches y costa Atlántica, el resto del territorio era la Nueva España». A su lado, Bárbara Palomares –autora de «Nutka: Una misión evangelizadora franciscana en la Alta California del siglo XVIII»– asiente y aporta su propia experiencia: «Cuando vamos a investigar a países de habla inglesa y nos metemos en sus archivos comprobamos que están escritos en español. Y eso es relevante», señala la también participante en «We the hispanos». Su papel, en esta ocasión, es hablar de un terreno americano muy particular en la historia de España, Nutka. Un territorio «olvidado dentro esa Nueva España y Alta California», puntualiza la experta sobre «el asentamiento más septentrional de la corona hispana durante su imperio» y único en territorio canadiense. Un punto muy a tener en cuenta en ese viaje científico y político alrededor del mundo que fue la Expedición Malaspina; lugar que se mantuvo hasta 1795 y que el propio López-Linares asume que «no conocía al detalle» hasta que se lo ha acercado su nuevo largometraje.
Es precisamente la de Nutka (Nootka, Nutca o Nuca) una de las muchas historias que se recogerán en la cinta. Fue un enclave estratégico y poco estudiado. «Fundamental en el sostenimiento de la Alta California porque puso freno a la penetración de británicos y rusos que comerciaban en aguas de Alaska con las pieles de las nutrias», explica Palomares sobre una teórica ocupación que «hubiera puesto en peligro el mantenimiento de esa zona» por parte española.

Aunque para llegar hasta ahí, en la historia, aparecen nombres destacados como los de los misioneros fray Junípero Serra y Fernando Garcés, y el del militar Juan Bautista de Anza. Todos ellos jugaron su papel en el proceso de ocupación de Nutka. Pese a todos esos viajes previos, la ocupación española de esta zona se desarrolló de 1789 a 1795. Luego, los británicos se encargaron de «borrar prácticamente la totalidad de la huella española», sostiene la historiadora.
Apenas quedan en la actualidad trazas de esa presencia, pero existen, como se podrá ver en «We the hispanos». Sin ir más lejos, el nombre del primer evangelizador de Nutka, Magí Catalá, que da nombre a una de las islas; o una vidriera que también da constancia de ello; o del peso de Juan Francisco de la Bodega y Quadra como uno de los comisionados que negoció con Gran Bretaña. A lo que hay que sumar que Canadá tenga el lugar declarado como «sitio histórico».
Su peso en el negocio peletero y su buena situación respecto al Paso del Norte eran parte de su valor
El motivo de la corona para no seguir fue, como confirma Palomares, «estratégico» pese al interés peletero que existía y su buena localización hacia el Paso del Norte: «Ni rusos ni británicos reconocían ese territorio como español. La única manera de ocuparlo, al no respetar estos, los tratados internacionales, era con un establecimiento permanente». Y España, viendo a Francia en plena Revolución, se quedó sin apoyos en Europa para afrontar conflictos bélicos allende los mares. «No teníamos ni fuerza ni capacidad para defender la plaza. Hubiera interesado un acuerdo de soberanía compartida para proteger toda la Alta California».
Y es que el calendario marcaba 1795 y el Imperio estaba muy débil: el departamento de San Blas, desde el que salían los barcos al norte, estaba en horas bajas, casi desmantelado. Y sin fuerza naval, es España quien decide la marcha definitiva de Nutka.

Es solo una de las decenas de historias que López-Linares destapará en este tercer capítulo y que Palomares agradece: «Es de un valor incalculable porque muchas veces el trabajo de los historiadores no sale del ámbito académico. Y con estas películas, José Luis está haciendo un gran trabajo por cambiar la imagen de esa Leyenda Negra tan arraigada en unos determinados sectores. Llega de manera transversal a una gran parte de la población que está empezando a valorar la historia de España».
José Luis López-Linares regresa de este modo a su particular contienda por ensalzar el valor de lo hispano, pero sobre todo, a ese empeño por trazar puentes con la orilla de enfrente en un momento en el que la Casa Blanca ha borrado el castellano de su web o en el que se persigue con ahínco a inmigrantes latinos: «Pero la realidad es que lo español no se puede parar en EE UU. Es ponerle puertas al campo. Ya lo intentaron en Puerto Rico y no pudieron».
Walt Withman: «Tenemos mucho que aprender»
►El poeta, ensayista, periodista y humanista estadounidense Walt Whitman (1819-1892) no tenía dudas: «Los americanos tenemos todavía mucho que aprender de nuestro pasado... Para la compleja identidad del futuro será el carácter hispano el que aporte sus aspectos más necesarios. Ningún legado exhibe una mayor carga histórica ni es comparable con su religiosidad y lealtad o con su patriotismo, valor, decoro o seriedad y honor». Son solo unas de las muchas palabras a las que López-Linares se abraza en este nuevo episodio de su proyecto para levantar un nuevo largometraje financiado de nuevo a través del micromecenazgo. «Esta película va a mostrar que la Hispanidad es protagonista de la Historia y del presente de este gran país», sentencia el realizador de López -Li Films.
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