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Cine

Juliette Binoche: «Casi muero rodando "Los amantes del Pont Neuf", algo cambió en mí»

En "A fuego lento", película pre-seleccionada para los Premios Oscar, la actriz protagoniza una trágica historia de amor con el que fuera su pareja en la vida real, Benoît Magimel

Juliette Binoche en "A fuego lento", película de Tran Anh Hung seleccionada para los Premios Oscar
Juliette Binoche en "A fuego lento", película de Tran Anh Hung seleccionada para los Premios OscarACONTRACORRIENTE

Tiene fama de diva, pero lo que nos encontramos en San Sebastián, a donde Juliette Binoche acudió para presentar la exquisita «A fuego lento» junto a un corrillo de periodistas, se acerca más una maestra de interpretación: «Hubiera sido estúpida de no haber usado nuestra experiencia, lo que ocurrió entre nosotros y nuestro pasado. Como actriz, tienes que utilizar todo lo que hayas vivido para imprimirle realismo a la historia que estás contando. Ambos utilizamos el amor que nos tuvimos durante tanto tiempo para ello, incluso aunque hayan pasado los años, incluso aunque existieran conflictos entre nosotros», explicaba la actriz a LA RAZÓN sobre volver a coincidir en un filme con Benoît Magimel, con el que tiene una hija en común.

Su relación, la que se desarrolló más allá de las cámaras y la que levantan a pura empatía en la película, es en realidad la leña de la cocina tradicional en la que se prepara el nuevo filme de Tran Ahn Hung («El olor de la papaya verde»), uno de los mejores de este año y el elegido por Francia para representarles en los Oscar (donde competirá con «La sociedad de la nieve», de J.A. Bayona). «La manera en la que cocina mi personaje en la película es muy curiosa, porque no está relacionada con la concepción del plato, sino con su elaboración práctica. Hay una dependencia, una creación colaborativa. Él no siempre sabe cómo se tienen que hacer las cosas. Ella abraza sus ideas y le permite tener ese espacio. Ella podría tener más voz, pero hay un respeto por cada faceta. Y, en la relación entre directores y actores, tenemos que estar sometidos a esas mismas reglas. Uno puede tener ideas, claro, pero hay que dejar espacio al director para que sea eso, un director», completa Binoche, que aquí da vida a una cocinera en mitad de una apasionada historia de amor con el señor de la casa.

Binoche y Magimel en "A fuego lento"
Binoche y Magimel en "A fuego lento"ACONTRACORRIENTE

La emoción del paladar

Binoche, quien se considera fan de Albert Serra, que explica ha aprendido más sobre procesos en la cocina que sobre recetas y que entiende que el filme es «provocativo» por cómo sugiere, más que enseña, que el feminismo y el hedonismo pueden convivir en el mismo guion, desveló también secretos del rodaje: «Fue delicioso. En serio. Probamos la mejor comida del mundo, con los mejores métodos del mundo. Aprendí muchísimo. Pero más que sobre recetas, aprendí sobre procesos. Por qué hervimos esto, por qué freímos aquello. Son secretos que ayudan mucho a disfrutar la comida. En cierto sentido, cocinar es como aprender a pintar. Aprendí a hacer todo lo que se me ve haciendo en la película. También porque Tran Anh Hung, el director, fue muy específico, sabía exactamente qué quería de nosotros. Cómo deseaba acercarse a la comida», explicaba.

«¿Es la cocina un arte? Si se trata de cómo materializar tu espíritu, probablemente, sí», opinaba poética la actriz antes de seguir: «Muchos directores creen que separarse emocionalmente del personaje lo mejora, pero yo no. Creo en la implicación. Provocó tiranteces con Hung, porque le dije: "Jódete, no me pidas eso". Pero después de un par de tomas lo acabó entendiendo y me dio la razón. Y seguimos rodando en armonía», bromea. Mucho más sesuda de lo que podría sugerir su temática, e infinitamente más bella que cualquier otro acercamiento más sucio a lo culinario, la cinta se sitúa en las antípodas emocionales de obras maestras contemporáneas como «The Bear», pero persigue con éxito el mismo objetivo: terminar de explicar la vida, de plato en plato, como si de una receta perfecta se tratara.

"A fuego lento" ha sido la película seleccionada para los Oscar para competir por Francia
"A fuego lento" ha sido la película seleccionada para los Oscar para competir por FranciaACONTRACORRIENTE

La actriz gala, que fue reconocida con el Goya Internacional honorífico este mismo año, explicó también su proceso de selección de proyectos: «Elijo a la persona. Pero a una persona cuya sensibilidad se pueda notar al hablar con ella. Una película es un viaje, una manera de aprender los ritmos y los gustos de los demás. En todo lo que hago, intento encontrar la verdad. Es una combinación muy interesante, porque como actor tienes que encontrar el equilibrio perfecto para no perderte. Aquí Hung fue muy preciso, casi obsesivo, pero ello le iba perfecto a la película. Es una historia de amor de idas y vueltas. Un poco como la de Benoît y mía. Fue interesantísimo jugar con ello, con esas conexiones inesperadas», confesaba la actriz, antes de adentrarse en una de las anécdotas más extremas de su carrera.

En un encuentro previo con LA RAZÓN, el director de «A fuego lento» explicaba a este diario que había estado cerca de un mes solo alimentándose a base de líquidos, a fin de separar la idea cerebral de la comida de la más inmediata, la relacionada con la supervivencia. Binoche, que no llegó a entender de todo el comportamiento de Hung, sí explicó cómo estuvo a punto de morir rodando «Los amantes del Pont Neuf», dirigida en 1991 por Leos Carax: «Para meterte dentro de una película, cada vez intentas hacer algo más en cada oportunidad que tienes. Te transforma. Recuerdo, por ejemplo, lo extremo del proceso de rodaje de “Los amantes del Pont Neuf”. Estuvimos dos años esperando la financiación de la película, y rodándola mientras. Fue una dedicación extrema, porque no podía hacer nada más. Casi me mato, durante la película, en una piscina, porque no me dieron el oxígeno necesario para una toma y el peso me estaba hundiendo. Me quedé sin aire apenas a cinco metros de la superficie. Elegí estar ahí, pero pensaba que me iba a morir. Cuando salí a la superficie algo había cambiado en mí. Desde ese momento, pensé que siempre elegiría vivir. Lo extremo ya no me asusta. Entrégate hasta que no puedas entregarte más. Alcancé uno de mis límites, y esa es la mejor forma de aprender. Escuchar siempre ha sido la clave», recordaba aún compungida la actriz.