Karl Marx: ¿se le puede rehabilitar hoy?
Gareth Stedman Jones publica una inmensa biografía que contextualiza a Karl Marx y sus teorías en su época. En esta entrevista repasa qué ideas de él aún siguen vigentes hoy en día y por qué la izquierda no las ha reciclado en sus programas para afrontar los problemas futuros.
Gareth Stedman Jones publica una inmensa biografía que contextualiza a Karl Marx y sus teorías en su época. En esta entrevista repasa qué ideas de él aún siguen vigentes hoy en día y por qué la izquierda no las ha reciclado en sus programas para afrontar los problemas futuros.
El personaje desnudo, sin las sombras y máscaras que la historia, los ideólogos, los manipuladores y los políticos, oportunistas o no, han arrojado sobre él. El hombre, por tanto, en carne y hueso, con sus ciertos y también con sus equivocaciones, con sus ideales y sus fracasos, y con todas las contradicciones de su naturaleza humana. Pero, eso sí, liberado del piélago de confusiones y opiniones que se han vertido sobre su nombre, dándonos una retrato deformado de su vida, de su persona y de su pensamiento. En un mundo como el actual, habituado a extrapolar conceptos y nociones y aplicarlos sin la correcta y apropiada modulación a contextos y figuras del pasado, Gareth Stedman Jones se ha arrogado la tarea colosal de situar a Karl Marx en su tiempo, en el siglo XIX, para redefinirlo de nuevo y arrancar su nombre de las garras de las posteriores interpretaciones y mitos que se han forjado a su alrededor. «Por supuesto que la figura de Marx ha sido manipulada por la Unión Soviética. él jamás hubiera querido sociedades como las comunistas. Lo que sucedió es que Engels, después de la muerte de Marx, dijo que el capitalismo se iba a derrumbar, pero lo cierto es que Marx jamás enunció eso. Los socialdemócratas alemanes estaban convencidos de que no podrían luchar contra Bismarck ni la derecha de ese instante, y cuando se enteran de que existe un filósofo que ha profetizado el final del capitalismo, quieren publicar su correspondencia». Una iniciativa, como revela Stedman Jones, que no salió como esperaban: «Cuando leyeron sus cartas se dieron cuenta de que estaban llenas de tacos y comentarios desagradables y comprendieron que no las podían editar sin más. Así que decidieron proceder a una edición edulcorada de ellas. En este instante ya intentan crear la imagen de filósofo modélico. Incluso antes de la Revolución rusa».
–Y después llegó Lenin...
–Los rusos lo corrigieron y ampliaron esa imagen. Ellos tenían una idea muy selectiva de lo que Marx dijo y no dijo. Marx tenía una idea de las sociedades campesinas contraria a la que Lenin propugnaba. Esta información la ocultaron. Crearon una figura de Marx que es la que le interesaba a ellos y la respaldaron de diferentes maneras, por ejemplo, editando mucho su obra y solo respetando los pasajes que les convenían. Lo bueno es que ahora podemos acceder a esas obras tal como eran y hemos descubierto elementos muy interesantes. Uno de ellos es que consideraba que los partidos políticos van y vienen, pero que los sindicatos pueden ser más interesantes, duraderos e importantes.
A la hora de mirar a Karl Marx, muchos se preguntan qué parte de su legado todavía permanece vigente hoy en día. «A lo largo del tiempo podemos observar ciertas constantes del capitalismo, que siempre intenta construirse sobre el beneficio. Cómo se obtiene este beneficio depende de las condiciones locales y eso a la vez está supeditado a la manera que tienen los trabajadores de organizarse o no para poner ciertos límites a los abusos o las exigencias. Lo que ha ocurrido en estos últimos veinte o treinta años es que el capitalismo está menos controlado que antes. Algo bueno que tuvo la Guerra Fría fue que los gobiernos occidentales se veían obligados a imponer un bienestar mínimo y conceder a los empleados ciertas demandas, como la jubilación o la seguridad social. Eso servía como agravio comparativo a la sociedad comunista que tenían enfrente. Entonces había otro sistema, pero ahora, no. No hay nada que compita con el capitalismo».
–¿Y entonces?
–Pues que existen menos incentivos para conceder derechos. Y, en efecto, ha aumentado la miseria, la precarización de los trabajadores, pero en todo el mundo, como en España o Gran Bretaña, que es lo que denomino la «informalización» del trabajo: no tienes un empleo como Dios manda, no tienes un contrato como era normal antes, tampoco tienes pensión, no tienes seguro de desempleo y una vez más estás al servicio de lo que el capitalista quiera. En este sentido hay que señalar que hay una desorganización tremenda, que ya no existe un movimiento de los trabajadores, que los sindicatos son débiles y han perdido fuerza y no intervienen demasiado.
Entre ayer y hoy
Los totalitarismos de izquierda son algunos de los reparos que muchos encuentran a la hora de abordar un pensamiento nuevo a partir de las teorías deMarx. «Sin duda es un punto esencial. Por ejemplo, Jeremy Corbyn no quiere repensar nada. Sus ideales son los mismos de los 60 y 70. Pero eso no puede ser. ¡Con todos los cambios que se han producido mientras tanto en el mundo! Su manera de pensar no ha cambiado y no se puede echar la culpa de eso al comunismo, sino a que el liderazgo de izquierdas no ha podido imaginar nada nuevo y, mucho menos, cómo se comporta el capitalismo en unas nuevas circunstancias y cómo en estas coyunturas inéditas pueden ser útiles algunas ideas que ya barajaba Marx».
Para Stedman Jones está claro, por lo menos, cuál es una de esas ideas para que en el siglo XXI no se repitan comportamientos en el ambiente laboral que recuerden a la atmósfera industrial que predominó en la Inglaterra del siglo XIX. «Existen varias que podrían ser relevantes, pero sobre todo creo que se debe mantener una idea con claridad: a través de los sindicatos y las instituciones controladas por los trabajadores es posible imponer restricciones a un sistema económico para que se respete la seguridad social, los niveles salariales y los derechos de desempleo, por citar solo unos puntos. No debería asumirse que la posición neoliberal es la única posible y que el neoliberalismo es inevitable. Las personas no deberían dejarse intimidar porque en el pasado algunos manipularon las ideas marxistas y las han aplicado a unos regímenes dictatoriales. La izquierda tiene hoy bastantes problemas, pero estas sombras, la apropiación de Marx por parte de algunos, es una que se ha creado ella misma».
De hecho, el propio Stedman explica por qué estos regímenes que se llaman comunistas han fracasado: «Solo en una sociedad que es más liberal tienes libertad para innovar e inventar. La URSS no pudo seguir el ritmo de Occidente. Se quedaron atascados en la imagen de las grandes fábricas. Se prohibía la libertad de pensamiento por estos dictadores. Si no puedes desarrollar el pensamiento, no puedes innovar y jamás puedes aspirar a liderar el mundo. Estás limitando tu manera de pensar».