La fruta, más importante en la dieta medieval islámica que en la cristiana
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La fruta era una parte muy importante de la dieta medieval musulmana, más que en las zonas cristianas, según un trabajo de investigación pionero en el campo de la agricultura de esta época liderado por la Universitat de Lleida (UdL) y publicado en la revista científica "Elsevier".
Según ha informado la UdL, se trata de una investigación pionera porque por primera vez un estudio arqueobotánico ha comparado los restos de los siglos X y XI encontrados en tres ciudades, en este caso, Lleida, Balaguer y Tortosa.
La profesora Natàlia Alonso, del Grupo de Investigación Prehistórica (GIP) de la UdL, explica que se trata de una "primera evaluación de las especies y las prácticas agrícolas en el norte de Al-Ándalus, las nuevas técnicas adoptadas y el legado de la agricultura romana".
En el marco de esta investigación, han analizado más de 595.000 restos de semillas y frutos recuperados en una decena de excavaciones de Madîna Lârida (Lleida), Madîna Balaguí (Pla de Almatà, Balaguer) y Madîna Turtûsa (Tortosa).
En el caso de la capital de la Noguera, el contexto arqueológico estaba intacto porque el asentamiento fue abandonado después de la Reconquista.
Los resultados señalan que las prácticas agrícolas eran muy similares en los tres enclaves estudiados, y son especialmente abundantes los cereales (cebada vestida y trigos descortezados), las plantas oleaginosas (lino y camelina), las frutas (sobre todo uva e higos), condimentos (apio, hinojo y romero) y las malas hierbas, que en muchos casos tienen usos medicinales (verrucaria, fumaria, malva...).
En cuanto a la fruta, en los asentamientos islámicos hay mucha variedad, sobre todo en la capital del Segrià, y la uva y los higos se consumían tanto frescos cómo cocinados y secados, e incluso en tiempo de hambre se usaban las semillas para hacer harina y cocer pan de un alto valor nutricional.
Los investigadores también han encontrado restos de melocotón, melón/pepino, manzana/pera, oliva, almendra, nueces, piñones y granada.
Algunas de estas especies, según los expertos, ya se consumían en la época romana e incluso ibérica, a pesar de que no estaban tan extendidas.
Los resultados de estos yacimientos contrastan con las zonas cristianas ubicadas más al norte, donde sólo se han identificado la uva, el melocotón, la algarroba y la almendra.
En estas áreas se cultivaban menos frutales, plantas oleaginosas y especies.
Esta investigación permite corroborar que en las ciudades islámicas al nordeste de Al-Ándalus se seguían prácticas agrícolas similares, con un procesamiento que tenía lugar a gran escala fuera del espacio doméstico.
El trabajo cuenta con la colaboración de investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza) y la Autónoma de Barcelona.