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La novia que no conocíamos de Elcano

La película animada llega a los cines y su director, Ángel Alonso, nos concede unas palabras

La novia que no conocíamos de Elcano
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La película animada llega a los cines y su director, Ángel Alonso, nos concede unas palabras

Veinte años han pasado desde que se concibió una idea tan ambiciosa que se quedó en un sueño esperando ser cumplido. Hoy, el director Ángel Alonso ve feliz cómo esa idea se convierte en realidad. “Elcano y Magallanes: La primera vuelta al mundo” llega a la gran pantalla y, con ella, la historia contada de una manera diferente. La película nos sumerge en exóticos escenarios de la mano de una banda sonora deslumbrante. La Oreja de Van Gogh ha compuesto e interpretado el tema principal de la cinta "Confía en el viento"y Alonso nos concede unas palabras sobre este largo proceso que, desde hoy, podremos disfrutar en los cines.

¿Cómo surgió la idea de este proyecto?

Nos atraía mucho porque nos parecía injusto que un personaje español, que había hecho algo tan heroico como dar la vuelta al mundo, no obtuviese el reconocimiento que se merece. Más de una vez he comentado que si Elcano fuera americano, tendríamos camisetas, galletitas y de todo con su cara; pero siempre le damos menos mérito a lo que es nuestro.

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de trabajar en esta producción?

Nos chocaba mucho que, cuando empezamos a mover el proyecto, la gente pensase que Magallanes era quien había dado la vuelta al mundo. De hecho, otros productores portugueses e ingleses nos llegaron a decir que Elcano era un personaje inventado.

¿Cuál fue el motivo de que arrancase la película?

Hace veinte años, no éramos capaces de soportar una producción tan fuerte. La evolución digital es la que ha hecho que nos podamos enfrentar a la grandeza que implica esta historia.

¿Cuál ha sido la mayor dificultad que se han encontrado por el camino?

Tener que recrear el agua y grupos de personas tan grandes. Nosotros somos una productora pequeña y tenemos un presupuesto muy ajustado. Si la idea hubiera venido de parte de Hollywood habría tenido un presupuesto de 150 millones de dólares. En cambio, hemos tenido un límite de millón y medio de euros. Aun así, teníamos claro que el espectador no debía apreciar esa diferencia, así que hemos intentado echar la casa por la ventana y poner toda la carne en el asador para que ese ajustado presupuesto pasase desapercibido.

¿Cómo ha sido concebir a tantos personajes?

Es una de las cosas que más me ha hecho sudar porque la documentación en España para personajes, por ejemplo, sevillanos, es fácil de encontrar. Sin embargo, nos hemos tenido que ir a las Malucas, a la Patagonia o a Brasil y, en esos casos, acceder a ella ha sido mucho más difícil. Por ese motivo, hemos intentado aportar algo de fantasía al propio diseño. No es una película documental, sino de animación, y, por tanto, hemos tenido la suerte de poder jugar con los arquetipos propios de los dibujos animados: un malo muy malo y una novia para Elcano, al que reflejamos de una manera mucho más joven de lo que hubiera sido en realidad.

¿Qué les ha motivado para buscarle pareja?

Simplemente, me parecía bonito que hubiera una historia de amor detrás para que el personaje evolucionase en el viaje y tuviese sus propios inconvenientes, a nivel del mar y personales.

El cine de animación da una mayor libertad en el tratamiento de todos estos aspectos.

Sí, completamente. Nos podemos permitir ciertas licencias sin que nadie se escandalice.

¿Se ha planteado cómo sería trasladar el proyecto a la acción real?

Yo soy ilustrador de ciencia ficción, he hecho diseños conceptuales para videojuegos y he jugado a inventarme naves espaciales. La historia es, para mí, lo más cerca que se puede estar de la ciencia ficción. Por ello, creo que tiene potencial para hacer de esta una producción como la de “El Señor de los Anillos”. Tres años de viaje, cinco barcos y doscientos cuarenta personajes de los que solo regresan dieciocho. Creo que da para mucho.

¿Le gustaría forma parte de una producción de estas características?

Sí, es un mundo que me apasiona. Este tipo de género te permite explayarte y aportar grandes dosis de fantasía. Tengo que decir que, a veces, nuestra falta de presupuesto nos impulsa a ser imaginativos para poder solucionar los problemas de una manera creativa. Son limitaciones que te obligan a ir más allá de tus propias posibilidades y creo que, en este caso, lo hemos logrado.

Para terminar, ¿cómo ha sido trabajar con la Oreja de Van Gogh?

Muy bien, la verdad. Ellos entendieron perfectamente la idea de la película que, en aquel momento, aún no estaba terminada. Se basaron en el guion y dieron en el clavo. Estoy muy contento, tanto por ellos como por el resto de músicos que ha habido. La música no solo aporta sentimientos, sino que sirve de unión entre toda la película.