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David Riffe: «Que Cataluña quiera ser independiente es una contradicción»

El hijo de la escritora Susan Sontag se encuentra de gira presentando su nuevo libro, “El oprobio del hambre” (Taurus)
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El título más conocido de David Rieff es el de hijo de la escritora Susan Sontag, pero más allá de eso es historiador, periodista y, en suma, intelectual.
El título más conocido de David Rieff es el de hijo de la escritora Susan Sontag, pero más allá de eso es historiador, periodista y, en suma, intelectual. Se encuentra de gira presentando su nuevo libro, “El oprobio del hambre” (Taurus), y España es una de sus paradas obligadas porque, dice , “llevo viniendo desde hace 40 años. Recuerdo cuando se cerraba a las dos hasta las 6 o 7 de la tarde y no había comida rápida. Ahora sólo veo restaurantes de ese tipo y me horroriza”.
¿Qué es el hambre?
Es la principal expresión de la pobreza y un marcador de la injusticia de una sociedad. Otro de los factores para el hambre es la guerra. Desde el principio de este siglo, la gente pensaba que los conflictos estaban en declive y ahora aumentan junto al hambre.
¿En Europa estamos en riesgo de guerra más de lo que creemos?
Tuvísteis una en los 90, la de los Balcanes, que no la esperábais y fue bastante importante. Me parece complicado que en el futuro más cercano pudiera haberla en el lado occidental de Europa, pero en el Magreb parece que sí se puede dar y váis a estar implicados, sea como receptores de refugiados o como árbitros. También hay que recordar que cada vez existen menos enfrentamientos entre estados y más guerras internas en los países.
¿Es posible acabar con el hambre en el mundo?
Se puede alimentar a más personas de mejor manera. Además, la mayoría del hambre no se da en países pobres sino en los que hay más medios. Brasil ya es un país rico y debería poder alimentar a toda su población de forma digna, pero su problema es político, de justicia, de desigualdad.
¿Qué puede suponer que en Estados Unidos gane Donald Trump?
Dudo incluso de que venza en las primeras republicanas. Para empezar perdería en Nueva York, en California, Florida e Illinois, y sin estos cuatro estados no puede ganar . El fenómeno Trump representa el odio de la psicología americana, pero no es la visión mayoritaria. La gente ni siquiera ha empezado a mirar sus antecedentes, yo no me lo tomo en serio. Pero creo que vivimos en un mundo en el que la población está tan desencantada con las políticas tradicionales, sean de izquierda o de derecha, que estos populistas tienen gran atractivo.
¿Habría que optar por una tercera vía política?
Nunca han funcionado. Toda la política mundial se da en el contexto del capitalismo, ya sea a favor o en contra, pero no hay un estado que no lo sea, el más cercano a eso es Venezuela, pero no va a durar mucho.
Obama ofreció políticas que no cumplió, como cerrar Guantánamo, ¿también fue populista?
Él no estaba preparado para la oposición a la que se tuvo que enfrentar. En ese sentido no creo que haya sido un buen presidente, lo mejor que ha hecho es que le eligiesen. Eso sí, es un líder negro en Estados Unidos, y eso rompe una barrera.
¿El Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP) qué supone?
Este tratado continúa el proceso de privatización del mundo, con esos tribunales secretos en los que las empresas podrán denunciar a las naciones porque consideren que se les ha limitado sus beneficios. Creo que va a tener un efecto negativo en la democracia, sobre todo la europea, porque serán empresas americanas las que presentarán las demandas. El poder de los políticos ha ido disminuyendo cada vez más ante los mercados. Los gobiernos han delegado los poderes que solían tener y han sido privatizados. Es importante ver que todo esto es un caos y no hay que buscar orden. Veo más confusión que conspiración.
En España se han dado casos de fraude en torno a productos como el jamón o el aceite, ¿cómo afecta eso a la crisis alimenticia?
No creo que eso importe a la gente que pasa hambre en un país como Somalia. Tiene más que ver con el sistema alimentario de Europa, allí por supuesto las empresas están recorriendo todo tipo de atajos para evitar pagar algunas cosas, pero en el tercer mundo ni siquiera son un mercado porque no tienen dinero y no pueden comprar. Los programas gubernamentales que han dado dinero a las mujeres pobres han sido muy eficaces pero el gobierno tiene que tener el dinero y la voluntad, no hay muchos que estén dispuestos. Brasil ha hecho un trabajo maravilloso en ese sentido, pero es una excepción.
¿Por qué se permiten oligopolios como el del grano?
El problema más serio es la especulación de los precios en la Bolsa de Materias Primas de Chicago porque sabemos que la volatilidad de los mismos causa más daño que la subida de los mismo porque los granjeros no saben a cuanto vender sus mercancias, y es legal desgraciadamente. Es uno de los grandes errores de practicar esta forma de capitalismo.
¿Nos dirigimos a la erradicación de la agricultura?
Hay evidencias que demuestran eso. No sé si es una conspiración pero creo que la gente sólo se dirige a donde se encuentra el dinero. Cada vez en mayor medida se venden comidas empaquetadas que se hacen con el hueco de los productos sin empaquetar. En términos de género, una mujer que ya trabaja en el campo luego tiene que volver a casa y cocinar mientras los niños estén con ella, así que no está mal tener algo empaquetado ya. Uno de los peores problemas con el discurso de la crisis alimentarias es que no hay suficiente distinción entre géneros, uno de los aspectos para que el programa mexicano de oportunidades haya funcionado es que no le dieron dinero a los hombres porque se lo habrían gastado en bebida.
Fukuyama hablaba de “El fin de la historia”.
Eso era falso, pero ha sido malinterpretado. Este libro, de hecho, es una crítica a Fukuyama. No estoy de acuerdo con él pero le respeto porque es una persona muy inteligente y culta. Él no dijo que no iban a ocurrir cosas malas, sino que ya sabíamos cómo funcionan las sociedades y que la historia terminaba de existir en el sentido de que ya no había debate acerca de lo que es una sociedad con éxito. Para mí, su versión de una sociedad triunfal es muy limitada, una idealización de Estados Unidos. Hay que entender lo que él dice porque a menudo se le acusa de decir que nada más iba a suceder.
¿Usted es más pesimista que él?
Sí, pero no creo que el mundo se acabe. Hans Magnus Enzensberger dijo que el apocalipsis forma parte de la tradición cultural occidental. El planeta está en una mala situación, pero ya lo ha estado muchas veces. No veo la historia como un progreso, sino un círculo.
¿La gente es hipócrita y no está dispuesta a sacrificar tanto como dice?
Sí, pero siempre todos lo hemos sido. Ni siquiera yo me quiero librar de ese título. Nos falta coherencia, la pureza es algo que se da en muy pocas situaciones, no es algo muy humano. En la generación de mi madre los niños burgueses sabían que tenían que comer todo lo que tenían en su plato porque la gente se moría de hambre en algún lugar del mundo, si no funcionaba entonces, no va a hacerlo ahora. Sin embargo, no creo que el humano sea malo por naturaleza, no se puede pensar de forma tan binaria. Humme dijo que el problema sobre la idea del cielo y el infierno es que la mayor parte de las personas no son inherentemente buenas o malas, sino la mezcla de bastantes tipos de cosas. Nos contradecimos a nosotros mismos de múltiples maneras.
¿Qué opina de las corrientes independentistas en Europa?
Es extraño que en una Europa en la que cada vez hay más gente de distintos países que está mezclada, Flandes, Cataluña y Escocia quieran ser países independientes. Para mí eso es una contradicción, pero es real y no lo condeno.