El último viaje del poeta loco
En marzo de 2014 moría, con 65 años y en un sanatorio mental de Las Palmas de Gran Canaria, Leopoldo María Panero. Desaparecía así uno de los poetas seleccionados en la emblemática antología de José María Castellet «Nueve novísimos poetas españoles» (1970) y señero integrante de aquella generación neomodernista; coprotagonista, además, junto a su madre, Felicidad Blanc, y sus hermanos Juan Luis y Michi, de la película de culto «El desencanto» (1976), de Jaime Chávarri, crónica autocrítica del universo familiar que encabezara en su día el también poeta Leopoldo Panero.
En 2010 había sido invitado a una Feria Internacional del Libro, a celebrar en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, como reconocido escritor malditista, heterodoxo, atrabiliario y transgresor. Con una ya deteriorada salud, pero animoso espíritu participativo, emprendió así un viaje transoceánico acompañado –cuidado maternalmente, mejor– por la poeta y psicóloga Henar Galán (Villanueva de Gómez, Ávila), quien reflejará esta experiencia en un curioso dietario de impactante título, «Yo maté a Leopoldo María Panero. Viaje a Guayaquil con el poeta».
Coca cola y tabaco
Se trata de una lograda semblanza donde, entre la idiosincrasia del retratado –su adicción a las bebidas de cola, compulsivo tabaquismo, dificultosa vocalización, constantes citas literarias...–, aflora la compleja personalidad del poeta herido por un sentido existencial de la escritura, la extravagancia como forma de vida, el enajenado egotismo del solipsista, las obsesivas fantasmagorías mentales y la extraña belleza del perturbado lirismo.
Asistimos, durante unos días, a las vicisitudes del homenajeado poeta de la marginalidad, familiarizándonos con sus salidas de tono, exhibicionistas gestualidades, lúcidas intervenciones y desconcertantes actitudes, en medio de obsequiosos convites, el amenazante secuestro-exprés, la ingenua y sincera admiración que se le rinde. Se va perfilando así la figura de ese, en palabras de la autora, «pobre niño del verso» que, en su desvalimiento físico, adquiere la grandeza de un clásico del exabrupto ternurista, el desarraigo vital y el desencanto lírico.
Los textos del poeta enriquecen esta experiencia viajera, aportando su oscura voz al retrato de la cotidianidad. A destacar la eficacia visual de esa plaza de la ciudad repleta de tranquilas iguanas, y la visita al Cementerio General, de una lograda plasticidad funeraria. En suma, singular episodio biográfico, crónica sociocultural de la mentalidad literaria hispanoamericana y conseguido relato de una luminosa decadencia personal.
Sobre la autora
Poeta y psicóloga, la abulense Henar Galán ha cultivado también el cuento, siendo incluida en varias antologías
ideal para...
conocer más de cerca la última etapa del poeta, de mantenida lucidez a pesar de su decrepitud
un defecto
Alguna innecesaria digresión discursiva
una virtud
Los comentarios sobre la tortuosa psique de Panero
Puntuación
9