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En Islandia el terror es mudo

Sigurdardóttir vuelve a dar buena muestra de su dominio del miedo psicológico

En Islandia el terror es mudo
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La escritora islandesa de apellido impronunciable es, por méritos propios, la reina de los silencios. En «Los indeseados», bajo un formato de novela de terror, Yrsa Sigurdardóttir va creando con pericia un clima sórdido a base de ir sembrando sospechas. Son apenas premoniciones. A veces ruidos o sensaciones de alguna presencia misteriosa que nunca acaba de concretarse, y cuando el narrador desliza su comentario es para refutar lo sobrenatural y dejarla en mera inquietud de unos personajes abrumados por la culpa.

Comienza «Los indeseados» como una narración criminal que deja en suspense hasta el final. Entrelaza dos narraciones paralelas temporalmente alejadas pero que se complementan. La sordidez del centro de menores se suma a la extrañeza que produce el mundo cotidiano de una Islandia tan mediocre como mezquinos son sus habitantes. La autora no necesita hacer una crítica social explícita. El mundo literario retrata esa sociedad mustia, descrita con tintes realistas hasta la depresión. Un mundo claustrofóbico. «Presentía que, si se asomaba –escribe Irsa–, vería la silueta de otra cara en lugar de su reflejo».

Pero su mejor arma es el manejo de los silencios narrativos. La inquietud que crea en el lector con elementos y descripciones sutiles de la cotidianidad es típica de la novela de terror psicológico, de la que Sigurdardóttir es una maestra. Su objetivo es desasosegar al lector, mantenerlo intrigado y lograr que sienta el miedo de sus personajes.

Para Yrsa, el miedo se produce cuando el autor se queda en el límite de lo indecible, esa zona inquietante, amenazante y nunca del todo explicada. En ese sentido sigue, quizá sin saberlo, una máxima de Maupassant sobre «lo insólito»: «Sólo se tiene miedo de lo que no se entiende». Al fin y al cabo, todo relato fantástico que produce miedo en el lector sigue la pauta de manipular literariamente «lo siniestro», que Freud relacionaba con «todo aquello que, debiendo permanece oculto, no obstante se ha manifestado». Lo siniestro no seria nada nuevo sino algo familiar que se tornó extraño.

En este sentido, «Los indeseados» es un relato siniestro en el filo hiriente de lo familiar. Uno de los mejores ejemplos literarios del genero fantástico por el manejo canónico de los silencios. Una relación que produce una inquietud creciente, tanto por lo que se narra como por lo que se oculta. Evidente al final de cada capítulo, en el que se deja la acción en suspense y se retoma después con una incompleta explicación lógica.

w De pesadilla

En su despojamiento narrativo, toma su estructura de la pesadilla. Un tipo de narración clásica que utiliza los mecanismos de producir miedo, una angustia imprecisa, sin necesidad de recurrir a golpes de efecto. Siempre de forma matizada, aunque en algunos momentos su elaboración literaria sea un tanto primaria pero eficaz. Sin embargo, donde mejor se observan sus méritos es en la creación de una galería de personajes abatidos por la miseria, la mediocridad o dejados de la mano de Dios. Siempre en estado de alerta. Temerosos del qué dirán. Atrapados en una subjetividad obsesiva que es claramente la de la autora, que proyecta en ellos su mundo apesadumbrado para crear una novela de terror muy especial.