J. K. Rowling, «fábrica» de éxitos

Apareció como por arte de magia, como si fuese un efecto pergeñado desde el Colegio Hogwarts. En Espasa tenían un ejemplar de «El can- to del cuco», el debut en la novela de Robert Galbraith, militar retirado que había conseguido la genuflexión de la crítica con la puesta de largo literaria del detective Strike. «Será la estrella de muchos otros libros de la serie», aventuraba con gran olfato «The New York Times» sobre este protagonista. En su primera hazaña, intenta resolver la muerte de una modelo que se precipita desde un balcón de madrugada. Mientras dan por hecho que ha sido un suicidio, el hermano de la joven contrata al investigador para saber lo ocurrido. La historia fue calificada como una «deslumbrante novela» por «The Times». Atraídos por el fenómeno y mientras los editores españoles se encontraban examinando la novela, en «The Sunday Times» –tras recibir una filtración vía Twitter– se disponían a resolver la incógnita: ¿cómo un debutante podía haberse iniciado con tal maestría? La respuesta la dieron dos universitarios que analizaron el estilo y llegaron a la conclusión de que entre Galbraith y Rowling, la creadora de «Harry Potter», había coincidencias. «Esperaba mantener el secreto un poco más», confesó ella cuando se confirmó que ese militar era otro de sus personajes. Aunque aseguró que utilizar un seudónimo fue «una experiencia liberadora» –la crítica la juzgó sin prejuicios–, el descubrimiento provocó que la obra, que había vendido 1.500 ejemplares en su versión de tapa dura, se convirtiese en un fenómeno de ventas. Si quedaban dudas, la aparición estelar de Rowling acabó por disiparla: el libro aparecerá también en España. «Es una muy buena novela», afirma Belén Bermejo, una de sus editoras españolas, para aclarar que el interés del sello había surgido antes de que Galbraith resultase un seudónimo. La cuenta atrás ha empezado y tanto los seguidores de Rowling como los nuevos lectores a los que conquiste Strike podrán disponer de un ejemplar a partir del 14 de noviembre. De hecho, en la imprenta Unigraf de Móstoles ya trabajan sobre su tirada, de casi 100.000 ejemplares. Los pliegos, que recogen las 560 páginas con las que cuenta el volumen se amontonan allí esperando ser cubiertos y encuadernados con la misma tapa que el libro lleva en la versión británica. Las rotativas imprimen 25.000 kilogramos de papel a la hora y las máquinas de encolado son capaces de pegar 2.200 libros en ese tiempo. Si el proceso se hiciese con continuidad, una tirada amplia como ésta se podría tener lista en 4 o 5 días. Sin embargo, aquí las pausas son tan necesarias como en las novelas de intriga. Y es que las imprentas tienen mucho de metáfora: Rowling se ha convertido en una mágica fábrica de «best-sellers».