La búsqueda del terrible tesoro

Los grandes escritores de novela policiaca en realidad escriben dos novelas, la que investiga un crimen y la que investiga la sociedad, como sucede con Chandler o Simenon. Toda buena novela «negra» tiene en sí una búsqueda del «tesoro» que es la comprensión de lo que somos y, a la vez, asomarnos a nuestro lado oscuro y al de la sociedad en que vivimos. Y últimamente la sociedad muestra con tanta claridad sus corrupciones que las «dos» novelas ya no necesitan encubrirse. Así lo vemos en la última novela de Petros Markáris o en el sarcástico comentario en ésta de Camilleri, donde afirma que los pequeños ladrones ya roban poco, avergonzados por la competencia de banqueros y políticos. En este último caso del comisario Montalbano, Camilleri da un giro de tuerca a su mundo: nos acercamos más al horror (un crimen organizado como si fuera el juego infantil de la búsqueda del tesoro) e incluso el comisario está a punto de ser asesinado; las comidas son cada vez más pesadas; la conciencia de la vejez y de la pérdida de autoestima es constante y los sarcasmos de Camilleri, también. Incluso habrá una serie de capítulos que nos recordarán a «Wilt», de Tom Sharpe. El autor nos empieza hablando de una comisaría aburrida, y de repente, el horror en que viven un par de ancianos será el disparo de salida para un nuevo horror con el que se cerrará el libro, como la señal de que en la vida los periodos sociales y personales donde no sucede nada no son sino el lento trabajar del corazón de las tinieblas final.