Lluís Foix gana el Josep Pla con su autobiografía
El autor realiza una reivindicación del periodismo en «Aquella porta giratòria»
El autor realiza una reivindicación del periodismo en «Aquella porta giratòria»
Hacía tiempo que el Premi Josep Pla, que se falló anoche junto con el Nadal, no se entregaba a un libro de no ficción. Dotado con 6.000 euros, el jurado formado por Sebastià Alzamora, Rosa Cabré, Antoni Pladevall, Àlex Susanna y Glòria Gasch se decantó por «Aquella porta giratòria», la segunda entrega de las memorias del veterano periodista Lluís Foix.
El libro es una continuación del recorrido que Foix hace por su vida y que ya inició con «La marinada sempre arriba», en 2013, donde centraba su atención en sus años infantiles y juveniles. Ahora el periodista, con un título muy explícito sobre la irregularidad del destino, nos habla de su vida como periodista hasta el punto de que con su relato quiere reivindicar el papel del reportero, del contador de historias y que las divulga al lector de periódicos.
- Recuerdos y política
El autor de «Aquella porta giratòria» nos habla de sus 45 años como periodista, con una especial atención a su trabajo al frente del periódico «La Vanguardia», del que fue director a partir de 1983 en sustitución de Horacio Sáenz Guerrero, que ocupaba el cargo desde el año 1969. Posteriormente, fue sustituido por Joan Tàpia, aunque se ha seguido manteniendo como una de las firmas de referencia del veterano rotativo barcelonés, donde también ha sido director adjunto y subdirector. Foix medita también en sus memorias sobre la Cataluña que ha vivido y la analiza a partir de sus experiencias, en las que no faltan personajes destacados de la actualidad como Jordi Pujol. Licenciado en Periodismo y Derecho, Foix ha trabajado como corresponsal en Londres durante ocho años y en Washington durante tres más, y ha cubierto informativamente siete guerras, en lugares tan remotos como Afganistán o las Malvinas, experiencias que no ha querido omitir en sus memorias. De esta vertiente del reporterismo ha escrito que «el periodista de los conflictos de hoy, el de primera línea, el vocacional, anda sin la protección de los ejércitos amigos ni de las empresas que se limitan a comprar sus reportajes. El servicio que prestan a la sociedad globalizada es de primer orden. Y cuando atraviesan un percance serio los gobiernos y los medios tratan de ponerles a salvo. El sufrimiento es muy duro. Las familias padecen. Una profesión muy meritoria. Pero los que han decidido entrar en guerra están mucho más seguros que los que la cuentan desde la intemperie del fuego cruzado». Lluís Foix sigue hoy en día al pie del cañón, colaborando en varios medios de comunicación, en algunos casos conservando su pasión por el Barça, algo que plasma cada martes en su columna de «El Mundo Deportivo». Su interés por observar la realidad para luego contarla lo hace ser un buen ganador de un premio que lleva el nombre de otro autor catalán que trató con esos mismos mimbres construir su obra literaria.