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Estados Unidos

Mary MacLane, la primera bloguera

Mary MacLane, la primera bloguera larazon

En su momento fue toda una celebridad, pero pasó rápidamente al olvido. Mary MacLane gozó de una fama inusitada cuando en 1902 entregó a la imprenta este «Deseo que venga el diablo», un libro que apenas fue publicado se convirtió en una obra de culto al mostrar, con el corazón en la mano y el alma al desnudo, la vida monótona de una chica de diecinueve años que revelaba, a través de un diario íntimo y sentimental, su sentido trágico de la existencia. «Me levanto por la mañana; hago tres comidas; y camino; y trabajo un poco, leo otro poco, escribo; veo gente anodina; me voy a la cama», explica al comienzo de su relato personal Mary MacLane, quien deambula entre la arena y la aridez de Butte, en Montana, y dialoga con el diablo, una especie de conciencia de sí misma, fuerza bruta de la naturaleza, y de quien ella sólo espera el placer y la felicidad. «Y por eso deseo que venga el Diablo», dice. Porque «me ha dado mi admirable cuerpo de mujer joven, del que disfruto y al que profeso un cariño apasionado».

Considerado por «The New York Times» como el «primero de los diarios confesionales» publicados en Estados Unidos, el libro (editado por primera vez en español y que cuenta con un prólogo de Luna Miguel) hizo que el nombre de MacLane estuviera asociado en primer lugar con la fama, lo cual, en parte, eclipsó también un hecho: el de haber sido una de las primeras escritoras feministas de ese país. «Soy de condición femenina y de diecinueve años. Soy capaz de observarme crítica y desapasionadamente, desde la distancia, tanto a mí como a mi relación con el entorno, el mundo y todo lo que contiene», señala en un momento la autora en este libro exquisito y escrito, como dice de sí misma, por un genio.