¿Que Einstein era un farsante?
Hay dos Vallejo: el narrador salvaje e irreverente, autor de las novelas «La Virgen de los sicarios» o «El desbarrancadero», y el otro, el ensayista iconoclasta, que arremete con furia contra toda clase de autoridad (ya sea la Iglesia o la ciencia) aunque lo haga más con furia y cinismo que con argumentos válidos y lógica aplastante. Así lo hizo con «La puta de Babilonia» y así lo hace ahora con « Las bolas de Cavendish», un ensayo pseudocientífico en el que pretende poner patas arriba el mundo de la física, desde Newton y Einstein hasta la cuántica de nuestros días. Todo, en este libro cuyo título hace referencia a un experimento que en 1789 hizo Henry Cavendish, un físico inglés que utilizó dos pares de esferas de plomo para calcular la densidad del planeta Tierra y hacer la primera medición de la constante de gravitación universal, es mirado con sospecha por Vallejo, que descree de todo supuesto saber científico o sentimiento religioso y pone en tela de juicio no tanto la verdad escondida detrás de una fórmula o de un dogma, sino la fórmula convertida en una verdad única y universal: una verdad quepuede resultar peligrosa si se cree en ella a pie juntillas y de manera literal.
Así, Vallejo, sostenido sobre un conocimiento certero y fugaz del tema, hace un repaso, con un estilo por momentos insultante, de los grandes momentos de la historia de la física y se detiene en los conceptos más relevantes y en sus nombre más célebres, como Newton, Galileo o Einstein. Pero ese recorrido presuroso no es sino una embestida contra el saber establecido, contra la ortodoxia científica, contra la academia, contra un lenguaje que se erige como una verdad a partir de abstracciones, de ecuaciones y de fórmulas dictadas por gente como Einstein, a quien Vallejo, en este libro que, más que de física, es una obra que encierra su opinión irrelevante, su grito sin voz, no duda en llamar «embaucador», «farsante».