Todos muerden la Gran Manzana
Una antología repasa la influencia de Nueva York en los escritores españoles desde el siglo XIX hasta nuestros días. «geometría y angustia. Poetas en Nueva York». Ed. de Julio Neira. Fund. J. M. Lara. 520 págs.; 19,90 euros
John Berger ha definido el reducto de Manhattan como «una gigantesca metáfora de la tensión contenida en un barco cargado de emigrantes, que echó el ancla para no zarpar jamás». Tal es el dinamismo vaporoso, un destino en fuga, de esta meca y epítome de la modernidad, cuya única cartografía posible es la mirada de los paisanos que nos precedieron. Tan distinguidos como Darío (que la llamó «la ciudad del cheque»), Juan Ramón o el ubicuo Lorca de «Poeta en Nueva York», para llegar, al otro extremo del siglo XX, a D. Cañas, Hierro, Margarit o García Montero, y, luego, una pléyade de autores espoleados por el 11-S o la familiaridad entre la vivencia ibérica de la crisis y el crack de Wall Street. A partir de una estampa de Carmen Conde, Julio Neira resume la constante dualidad que ha inspirado Nueva York en «geometría» (metáfora del progreso) y «angustia» (aherrojamiento, detritus). Expositor, más que antología, permite apreciar la evolución de ese antagonismo, y es significativo que, cuanto más jóvenes los autores o recientes los poemas, se recarga el solipsismo, mientras el propio paisaje urbano de la ciudad (como si fuese ya el símbolo vacío de un nuevo «NY-NYsmo»), se hace más remoto e, incluso, pretextual. Con todo, lo más destacable es el extenso y esclarecedor estudio introductorio de Neira, que acota muy bien la heterogeneidad de «una poesía de nómadas», vinculados únicamente por contar, en su mayoría, con billete de vuelta.