Una distopía delirante
El 15M ya tiene una novela a la altura de la empanadilla mental que representó para revolucionarios de papá y periodistas talluditos, desencantados con el régimen político al que habían servido y del que se habían servido sin denunciarlo ni cuestionarlo. La crisis económica y el desencanto que dio paso al 15M con la caída de Lehman Brothers y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria es el punto de partida de «Sinpiedad punto org». Un relato de Gabriel Carrión que toma todos estos elementos como detonante para escribir un thriller de denuncia social y manipulación de internet.
Piratas informáticos
Si en las intrigas de los años 90 era imprescindible contar con el mito de los «snuff movies» en las actuales no puede faltar el «pirata informático» superdotado y la «Deep Web», la misteriosa «internet profunda», donde todos los desatinos criminales son posibles. Si se le une una España distópica en la que los guerrilleros de internet se toma la justicia por su mano como en la peor telenovela tipo «Equipo A», «Sinpiedad punto org» adquiere su verdadera dimensión surrealista.
En realidad, la denuncia contra las élites políticas en la más burda estela ideológica de Podemos es mero pretexto para organizar una intriga de acción entre «V de Vendetta» y un esperpento friqui como «El día de la bestia». Se supone que esta vertiente de la novela ha de ser paródica o, al menos, parecerlo, pero excepto la desmesura de la acción y la ridiculez de los personajes de sainete nada en el texto advierten al lector de esa distancia crítica, aunque de haberla poco hubiera cambiado.
En el fondo, Bernardo Carrión ha escrito una novela de acción envuelta en una trama de denuncia social tan ingenua, que de haber dotado de entidad a los personajes y dramatismo y tensión a la narración casi habría conseguido una intriga aparente. Pero se pierde en un relato costumbrista y simplón de los tópicos de la corrupción política y el folletinesco drama de una familia con niña con tumor cerebral que la Seguridad Social desatiende, mezclado con el delirio de unos orates que inopinadamente se convierten en terroristas vengadores de tanta injusticia, guiados por un intelectual millonario convertido en un gurú de secta apocalíptica.
El relato carece de entidad y los personajes son meros reflejos folletinescos, entre la caricatura y la simplificación de los tebeos. Sin embargo, lo peor de «Sinpiedad punto org» es la ideología 15-M del autor, en consonancia con el podemismo vengativo: ¡hay que matar a todos los políticos corruptos de la casta! Aquí entra la fantasía anarquista de «V de Vendetta» y la distopía delirante de Bernardo Carrión para poner en jaque mediante el terrorismo la democracia española. ¡Ahí es nada! Y lo hace con la perversa ingenuidad de quien fantasea con subvertir el orden constitucional desde internet, no para instaurar como Podemos una dictadura comunista a la venezolana, sino para jugar al niño mal de casa bien, ese rebelde narcisista atrapado en el odio irracional de los «haters» en la anomia de la red. Ya lo dijo Freud: «El odio es más antiguo que el amor». Y más letal.