Letras

10 poemas de Gloria Fuertes para celebrar su aniversario

Se cumplen 105 años del nacimiento de la escritora, quien creció en el seno de una familia humilde y publicó su primer poemario con 17 años

Gloria Fuertes nació hace 105 años en el barrio madrileño de Lavapiés, en el seno de una modesta familia
Gloria Fuertes nació hace 105 años en el barrio madrileño de Lavapiés, en el seno de una modesta familialarazon

Gloria Fuertesnació el 28 de julio de 1917, hace hoy 105 años, en Madrid. Creció en el seno de una familia humilde, y en su autobiografía se recordaba como “una niña con zapatos rotos y algo triste porque no tenía muñecas”. No obstante, pronto encontraría la manera de ayudar a su familia, así como la vía profesional que le convertiría en una autora eterna: la escritura. “Mi primer juguete, mi máquina de escribir (alquilada) con la que trabajaba copiando direcciones, me pagaban un céntimo por cada sobre”, escribió Fuertes. Sus primeros versos los escribió con 14, y tres años más tarde publicó su primer poemario, titulado “Isla ignorada”. Hoy su figura continúa siendo recordada en el panorama de las letras de nuestro país, ante todo gracias a la aportación literaria infantil que desarrolló en vida, y que dejó un legado literario que no debe dejar de ser recordado. Ante ello, recuperamos 10 poemas de Gloria Fuertes para celebrar el 105 aniversario de su nacimiento.

1. En el árbol de mi pecho

En el árbol de mi pecho

hay un pájaro encarnado.

Cuando te veo se asusta,

aletea, lanza saltos.

En el árbol de mi pecho

hay un pájaro encarnado.

Cuando te veo se asusta,

¡eres un espantapájaros!

2. Al borde

Soy alta;

en la guerra

llegué a pesar cuarenta kilos.

He estado al borde de la tuberculosis,

al borde de la cárcel,

al borde de la amistad,

al borde del arte,

al borde del suicidio,

al borde de la misericordia,

al borde de la envidia,

al borde de la fama,

al borde del amor,

al borde de la playa,

y, poco a poco, me fue dando sueño,

y aquí estoy durmiendo al borde,

al borde de despertar.

3. ¡Pobre burro!

El burro nunca dejará de ser burro.

Porque el burro nunca va a la escuela.

El burro nunca llegará a ser caballo.

El burro nunca ganará carreras.

¿qué culpa tiene el burro de ser burro?

En el pueblo del burro no hay escuela.

El burro se pasa la vida trabajando,

tirando de un carro,

sin pena ni gloria,

y los fines de semana

atado a la noria.

El burro no sabe leer,

pero tiene memoria.

El burro llega el último a la meta,

¡pero le cantan los poetas!

El burro duerme en cabaña de lona.

No llamar burro al burro,

llamarle «ayudante del hombre»

o llamarle persona

4. Parejas

Cada abeja con su pareja.

Cada pato con su pata.

Cada loco con su tema.

Cada tomo con su tapa.

Cada tipo con su tipa.

Cada pito con su flauta.

Cada foco con su foca.

Cada plato con su taza.

Cada río con su ría.

Cada gato con su gata.

Cada lluvia con su nube.

Cada nube con su agua.

Cada niño con su niña.

Cada piñón con su piña.

Cada noche con su alba.

5. A veces quiero preguntarte cosas...

A veces quiero preguntarte cosas,

y me intimidas tú con la mirada,

y retorno al silencio contagiada

del tímido perfume de tus rosas.

A veces quise no soñar contigo,

y cuanto más quería más soñaba,

por tus versos que yo saboreaba,

tú el rico de poemas, yo el mendigo.

Pero yo no adivino lo que invento,

y nunca inventaré lo que adivino

del nombre esclavo de mi pensamiento.

Adivino que no soy tu contento,

que a veces me recuerdas, imagino,

y al írtelo a decir mi voz no siento.

6. En mi cara redondita

En mi cara redondita

tengo ojos y nariz,

y también una boquita

para hablar y para reír.

Con mis ojos veo todo,

con la nariz hago achís,

con mi boca como como

palomitas de maíz.

7. Yo en un monte de olivos

Como un volcán dormido de mentira

-parezco al parecer tan descansada-.

Un ocio agotador que así me enciende,

Brotan de mi costado las palabras.

Sudo tinta y tengo sed, sed tengo,

Mucha sed de manos enlazadas.

Por la punta del monte de mis senos

Por la punta del lápiz va la lava.

Va balada a tus pies o bien protesta,

En una piedra al sol, arrodillada

Y la pasión del hombre se me representa:

Veo celdas con rejas, hospitales sin camas,

Sabios con atómicas, analfabetos con ayuda de cámara,

Viudas con marido, casos sin casa,

Niños crueles, perras apedreadas,

La traición de un amigo, la destrucción de un alma.

¡No puedo más!… Me levanto y dicen:

-Ahí va Gloria la vaga.-

Ahí va la loca de los versos, dicen,

la que nunca hace nada.

8. Soy alegre

Soy alegre y afable en el invierno,

en el verano piso por la playa,

en el otoño pliso los visillos,

estoy como una cabra en primavera.

La ciudad me da asco.

No así el río.

Los ojos mudos de los hombres pasan.

Sólo se cose a mí este silencio

que disfruto cuando las bestias duermen.

Soy más bien buen carácter,

y nadie dice

que desde que nací yo duermo sola.

9. Ya ves qué tontería

Ya ves qué tontería,

me gusta escribir tu nombre,

llenar papeles con tu nombre,

llenar el aire con tu nombre;

decir a los niños tu nombre,

escribir a mi padre muerto

y contarle que te llamas así.

Me creo que siempre que lo digo me oyes.

Me creo que da buena suerte.

Voy por las calles tan contenta

y no llevo encima más que tu nombre.

10. Autobiografía

Gloria Fuertes nació en Madrid

a los dos días de edad,

pues fue muy laborioso el parto de mi madre

que si se descuida muere por vivirme.

A los tres años ya sabía leer

y a los seis ya sabía mis labores.

Yo era buena y delgada,

alta y algo enferma.

A los nueve años me pilló un carro

y a los catorce me pilló la guerra;

A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas

y a ir a los pueblos por zanahorias.

Por entonces empecé con los amores,

-no digo nombres-,

gracias a eso, pude sobrellevar

mi juventud de barrio.

Quise ir a la guerra, para pararla,

pero me detuvieron a mitad del camino.

Luego me salió una oficina,

donde trabajo como si fuera tonta,

-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.

Escribo por las noches

y voy al campo mucho.

Todos los míos han muerto hace años

y estoy más sola que yo misma.

He publicado versos en todos los calendarios,

escribo en un periódico de niños,

y quiero comprarme a plazos una flor natural

como las que le dan a Pemán algunas veces.