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Libros
La FIL de Guadalajara dice adiós a Mario Vargas Llosa, "fuente inagotable" de literatura
Para el escritor español Javier Cercas "es un señor que escribió, al menos, cinco o seis obras maestras indiscutibles"

La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, oeste de México, despidió este domingo al escritor peruano Mario Vargas Llosa, a quien se celebró como una "fuente inagotable" de literatura y autor de "al menos seis obras maestras", además de un visitante asiduo de la mayor feria del libro del mundo en español.
"Es un señor que escribió, al menos, cinco o seis obras maestras indiscutibles ('La ciudad y los perros', 'La casa verde', 'Conversación en la Catedral', 'La tía Julia y el escribidor', 'La guerra del fin del mundo', 'La Fiesta del Chivo'). Una de los grandes lenguas de nuestra lengua, y probablemente de cualquier lengua", afirmó el escritor español Javier Cercas.
Todavía es muy pronto
En ese sentido, el autor de 'Soldados de Salamina' remarcó que la envergadura del Nobel de 2010, fallecido en abril de este año en Lima, es tal que "aún es pronto para ver el significado que ha tenido para la cultura" en español ya que no hay sólo uno sino "muchos Vargas Llosa".
Además de Cercas, la conversación, bajo el título de 'El privilegio de apagar la luz', contó con la participación de Pilar Reyes, editora de Vargas Llosa; Marisol Schulz, directora de la FIL y su editora en México; y el cubano, Leonardo Padura.
En su intervención, Padura destacó que casi todos los escritores latinoamericanos "bebimos de esa fuente inagotable que era Vargas Llosa".
"Cada vez que voy a empezar una nueva novela, me vuelvo a leer Conversación en la Catedral. Yo no pudiera escribir como escribo sin leer a Vargas Llosa, me enseñó que la novela es la estructura", sostuvo el autor de 'El hombre que amaba a los perros'.
"A Vargas Llosa la inmortalidad le llegó, una cosa que ocurre pocas veces, antes de morirse", sentenció.
Generosidad infinita
Finalmente, Schulz destacó, además, la gran cercanía de Vargas Llosa con la FIL de Guadalajara, adónde acudió en numerosas ocasiones y dio unas muestras de "generosidad sin fin".
Recordó, en concreto, cómo una vez le hizo escabullirse con él de una comida en su honor en Guadalajara para ir a escuchar mariachis en Tlaquepaque, un pueblo mágico a las afueras de la capital de Jalisco.
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