Andrés Amorós: «“El Quijote” está absolutamente vivo, es la biblia de los españoles»
El profesor y escritor recomienda el clásico de Cervantes, que «inauguró la gran novela moderna», añade
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Profesor y escritor, crítico taurino y melómano, Andrés Amorós tiene numerosas publicaciones sobre sus grandes pasiones: la literatura, la música, el cine y los toros. Su último libro, «Las cosas de la vida», ya va por la segunda edición. Recomienda «El Quijote», de Cervantes.
¿Cuándo lo leyó por primera vez?
De niño en la escuela, de pie, los chiquillos aprendíamos a leer en voz alta y con sentido los episodios más cómicos de una antología modernizada. Así empezábamos a familiarizarnos con la gran obra. Luego, de joven, ya la leí completa y la estudié. Y, de mayor, comencé a entender su grandeza.
¿Por qué este libro?
No es prurito académico ni pedantería, simplemente, «El Quijote» inaugura la gran novela moderna, que nos da una visión amplia y compleja de una realidad problemática. De él derivan la novela clásica inglesa, francesa, rusa... Se anticipa a muchas técnicas del siglo XX: Borges, Cortázar...Es nuestro contemporáneo. Lo proclamó Dostoiewski: «”El Quijote” es la última y sublime palabra del pensamiento humano».
¿Qué destaca de él?
Para los españoles es nuestra biblia, expresa nuestra mejor filosofía popular: la aceptación de la realidad plural, el respeto a la dignidad de cualquier ser humano; la ética del esfuerzo, no del resultado; la libertad; la permanente ironía... Lo define Antonio Machado: «Leyendo a Cervantes me parece comprenderlo todo».
¿Le ha marcado su vida?
En todas las épocas; sobre todo, durante los momentos más difíciles, los españoles han vuelto a él los ojos para reconocerse, para encontrar nuestras raíces y proyectar nuestro futuro. Lo resumió mi maestro Dámaso Alonso: «Él es España».
¿Por qué importan los clásicos?
«El Quijote» está absolutamente vivo, le habla al lector actual tanto o más que a los del siglo XVII. Por eso son imprescindibles los clásicos, porque nos enseñan a entender el mundo y comprendernos mejor; nos ayudan a aceptar nuestras limitaciones y fracasos; nos enseñan a amar la vida. En definitiva, nos hacen un poco más sabios y felices.
¿A quién lo recomienda?
Cervantes no lo escribió para profesores, sino para cualquier lector. Cada uno, por supuesto, lo apreciará de forma distinta. Ya lo sabía el propio escritor: «Los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran». Es el privilegio de la más alta literatura.