Libros

La responsabilidad del Premio Planeta

Sonsoles Ónega y Alfonso Goizueta presentan en Madrid las novelas ganadora y finalista del galardón literario, que hoy se ponen a la venta

Presentación del Premio Planeta 2023 en el Instituto Cervantes. Jose Crehueras, presidente del grupo Planeta presenta a Sonsoles Onega (ganadora) y Alfonso Goizueta (finalista) del Premio Planeta 2023.
Presentación del Premio Planeta 2023 en el Instituto Cervantes. Jose Crehueras, presidente del grupo Planeta presenta a Sonsoles Onega (ganadora) y Alfonso Goizueta (finalista) del Premio Planeta 2023. Alberto R. Roldán La Razón

Para Sonsoles Ónega se trata de su séptima novela pero el vértigo es inédito. La ganadora del Premio Planeta con «Las hijas de la criada» resumía sus sensaciones en la puesta de largo de su libro con una reflexión: «Es un sentido de la responsabilidad tremendo, porque sé que trabajo para los demás. En la televisión lo hago para el espectador y, en la literatura, para el lector. Y el miedo a defraudar es algo con lo que me levanto y me acuesto cada día de mi vida», dijo ante un auditorio del Instituto Cervantes que también pudo escuchar las sensaciones de Alfonso Goizueta, finalista del galardón con «La sangre del padre»: «Estoy en un huracán del que nunca aterrizas del todo, que te lleva por todas partes», apuntó el más joven en resultar ganador o finalista del premio en su historia.

Sin embargo, el sentido del deber no solo incumbe a los autores, como recalcó el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras: «Nuestro objetivo es que se lea más, porque una sociedad que lee es una sociedad mejor. Y queremos difundir los libros y cuantos más lectores descubramos, mejor. Y el máximo exponente de la lectura es el Premio Planeta. Si sumamos los 72 años del premio, son ya 45 millones de ejemplares. Eso es extraordinario. Y fomentamos también la escritura. Hemos batido este año el récord con 1.129 obras presentadas y hay que agradecer a todos lo que lo han hecho porque confían en nosotros. Nuestra gratitud hacia ellos. A lo largo de la historia se han presentado unos 27.000 originales, autores que, desde la soledad, escriben para el Premio Planeta». Creuheras destacó que los dos galardonados de este año «son de esas novelas que no te dejan descansar. Que, si te acuestas, esperas despertarte para seguir. Las dos son trepidantes, tienen ese algo que te engancha». En este sentido, abordó de frente los comentarios que se generan acerca de a quién se concede el premio: «Aquí hay presentes algunos miembros del jurado y ellos desconocían la identidad de los ganadores hasta el final. Alguno de ellos incluso me llegó a decir que estaba seguro de que la novela que iba a ser ganadora, que tenía un tinte barojiano, la había escrito alguien que debía tener 80 años, alguien de su propia generación», dijo entre las risas de los asistentes y la mueca de los ganadores.

Anuncios por palabras

Quizá por todas esas razones, por el peso de los premios y de los lectores, y de resultar ganadora entre tantos originales, Ónega aprendió a pensar en los lectores. «Antes no lo hacía tanto, es verdad. Pero una vez que mi novela “Después del amor» ganó el premio Fernando Lara, adquirí la responsabilidad de no escribir chorradas, sobre todo ante mis editores. ¿Quiere decir eso que pienso si quien va a leer el libro son mujeres? Al revés. Creo que esta va a ser la novela que sea leída por los hombres. Yo sé que tengo un público, que puede ser más femenino que masculino, pero jamás ha habido un cálculo acerca de eso en mis novelas», dijo la escritora. En lugar de eso, Ónega utiliza como combustible de su narrativa el material periodístico, con el que trabaja cotidianamente: «Siempre van de la mano, aunque yo me recuerdo escribiendo mucho antes de ser periodista –dijo la presentadora de “Y ahora Sonsoles”, de Antena 3–. Pero cuando empecé a trabajar, que era reportera en la calle, lo más bonito que aprendes es a escuchar. Un periodista aprende a escuchar, sabe buscar la historia, y eso es lo más importante. De mi padre y maestro –el periodista Fernando Ónega– aprendí que hay una novela hasta en los anuncios por palabras. En las hemerotecas encuentro los mejores ingredientes para dar textura a las novelas, sobre todo, cuando nos llevan a épocas o lugares que no hemos vivido». De hecho, en el fondo de «Las hijas de la criada» está una noticia que impactó a su autora. Una que hablaba de un intercambio de bebés en el Hospital de Logroño. «Me impactó. Traté de dar con las protagonistas de la noticia para que pudieran hablar y contar lo que sentían, pero ellas no quisieron. Sin embargo, para mí estaba claro: aquel suceso tenía dentro una novela».

Las renuncias, para la ganadora del Planeta, han sido muchas. «Yo a la literatura le dedico mi tiempo libre, que no es mucho, y por eso me parece que me viene grande la palabra escritora, porque no le he consagrado todo mi tiempo. Pero renuncias a una parte de la vida social y a una parte de la vida familiar. la literatura expulsa a los cercanos, te obliga a cerrar la puerta y a pegar un par de gritos para que no hable nadie. Y eso lo padecen los que más cerca están». Sin embargo, se tomó con humor las facturas de las ausencias respecto a sus hijos. «Creo que cuando vieron en Tik Tok que su madre había ganado el Planeta es lo que realmente me puso en valor ante ellos», bromeó.

Por su parte, Goizueta hizo de las fuentes históricas el armazón de su historia sobre Alejandro Magno, pero de la ausencia de testimonios de primera mano la puerta de la imaginación. «Los hechos de la novela son absolutamente reales, aunque haya tenido que simplificar algunos. Pero había ausencias y eso me motivó: llenar el hueco del ser humano. La ficción está en la intimidad, en las miradas y en las dudas –dijo el historiador–. Pero la clave estaba en conseguir que fuera verosímil sin que haya fuentes que corroboren que las cosas fueron así». Para el escritor, admirador confeso de las «Memorias de Adriano» de Marguerite Yourcenar, lo más interesante del personaje es que «el mundo que le sobrevive no se parece en nada al que ha conocido. Es el comienzo del gran universo helenístico». Goizueta destacó el personaje de Clito, el Negro, el «hermano de leche de Alejandro Magno, y el que siempre intenta conseguir que vuelva a casa, ser la voz que le ponga los pies en la tierra, aunque él lo que quiere es solo conquistar y expandir sus dominios». Para seguir leyendo, desde hoy, en las librerías.