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Los 37 minutos más deseados en el interior de Altamira

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Cinco personas anónimas y elegidas mediante un sorteo disfrutarán mañana de los 37 minutos más deseados en el interior de la cueva de Altamira.
Cinco personas anónimas y elegidas mediante un sorteo disfrutarán mañana de los 37 minutos más deseados, pues podrán acceder a la cueva prehistórica considerada la 'Capilla Sixtina del arte rupestre' y serán los primeros que lo hagan desde septiembre de 2002.
Será una visita controlada, reglada y experimental, casi de laboratorio, porque el paso de estas cinco personas, todas ellas mayores de edad, tiene por objeto registrar, mediante decenas de sensores repartidos por el interior de la cueva de Altamira, cómo afectan a las pinturas los posibles cambios de temperatura.
Esta reapertura experimental de una cavidad declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985, con más de 20.000 años de arte rupestre en su interior, ha levantado una comprensible expectación, tanto entre los medios de comunicación que quieren mañana estar en al pie de la verja de entrada, como entre ciudadanos de medio mundo.
Pero los elegidos para este acontecimiento largamente esperado serán solo cinco, todos voluntarios, que irán embutidos en un mono especial y provistos de mascarilla, y que además serán instruidos previamente sobre la importancia de su colaboración a la ciencia.
A este primer grupo seguirán en semanas sucesivas otros similares, también designados por sorteo, para completar a lo largo de ocho meses el estudio científico sobre el impacto que deja en Altamira y en sus pinturas el trasiego de visitantes, que será determinante para decidir si se reabre o no la cueva.
Los últimos días en el Museo de Altamira han sido "de infarto". Las noticias difundidas en todo el mundo sobre la reapertura de Altamira ha hecho llegar cientos de peticiones de información desde Austria, Argentina, Cuba, Francia... sobre cómo se puede participar en el sorteo para visitar la cueva.
La selección de los afortunados, según han explicado a Efe fuentes del centro, se llevará a cabo a media mañana con la entrada al Museo. Y el azar decidirán quienes viven una experiencia emocionante, quizá similar a la que en 1879 vivieron Marcelino Sanz de Sautuola y su hija María cuando descubrieron la "Sala de Polícromos"donde se encuentran los famosos bisontes de Altamira.
Como verdaderos afortunados, los primeros visitantes tras doce años serán objetivo de la atención mediática, ya que su entrada a la cuevas se espera que sea trasmitida al mundo por decenas de medios de comunicación apostados junto a la verja, pero también su salida, pues ya está preparada una sala anexa al Museo para que la prensa capte las emocionantes impresiones de las cinco personas.
El personal del Museo vive esta jornada previa con desbordada actividad, ya que la intención es que este momento histórico que supone la reapertura controlada de la cueva original no afecte al normal desarrollo de las visitas de escolares o turistas a la Neocueva.
En el fondo, todo la expectación es consecuencia del debate entre el deseo de mostrar al mundo unos dibujos sobre piedra realizados por manos desconocidas hace la friolera de 20.000 años, y la conservación de este tesoro a las futuras generaciones, un viejo debate.
Después de muchos años de recibir visitas sin prácticamente ninguna restricción, el temor a deterioros aconsejo cerrar la cuevas entre 1977 a 1982, para más tarde reabrirse a cupos de 12 personas por día hasta que en septiembre del 2002 volvieron a dejar de recibir visitantes.
En esa última etapa, las visitas se concedían mediante cita previa y las listas de espera llegaron a ser de hasta tres años, en el caso de las personas que pedían verla en fin de semana o en momentos concretos del año.
Con este historial no es de extrañar que mañana se viva en Altamira una especie de segundo descubrimiento... aunque sea sólo para cinco personas.