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Marta Rivera de la Cruz: «La juventud acaba cuando aparece la responsabilidad»

Tras haber sido elegida diputada por Ciudadanos en Madrid, presenta su nueva novela, «Nosotros, los de entonces».
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Tras haber sido elegida diputada por Ciudadanos en Madrid, presenta su nueva novela, «Nosotros, los de entonces».
La escritora tanto de novelas para adultos como de cuentos infantiles presenta su nuevo libro: «Nosotros, los de entonces» (Planeta), en el que rescata una historia de viejos amigos de la universidad que volverán a unirse por un motivo muy importante para uno de los personajes.
–Dedica la obra a cinco amigos y la novela la protagonizan otros seis. ¿Es autobiográfica?
–La historia no es por ellos.
–Neruda afirmó: «Nosotros los de entonces ya no somos los mismos», ¿fue una inspiración para usted?
–Estos amigos se encuentran después de mucho tiempo sin verse y efectivamente me inspiré en Neruda porque creo que tiene razón. Uno no es la misma persona a los 45 años que a los 20, se mantienen cosas del carácter pero se evoluciona.
–¿Cuándo cree que estas personas comienzan a cambiar?
–Yo creo que no hay un momento, sino que continuamente estamos cambiando. La juventud es una etapa maravillosa, pero también es muy irreal.
–¿Considera que muchas personas viven en silencio sus vidas truncadas? Es lo que parece que les ocurre a los personajes de su libro.
–No pienso que las vidas de ellos estén truncadas, sino que las espectativas cambian, y las etapas adultas nunca son como uno imagina a los 20 años. Lo que significa que las vidas se han reubicado. De hecho, en la novela, el personaje que se supone que es el más fracasado resulta que al final es quien está más contento y satisfecho con su trayectoria.
–¿Qué significa para usted el éxito y el fracaso?
–No lo tengo muy claro. El éxito existe en muy pocos casos y para muy poca gente. Pero un libro que va mal no lo considero como un fracaso, sino que se da así por alguna circunstancia. Uno de los personajes dice que «el éxito es poder ganarte la vida haciendo lo que te gusta» y por eso creo que tiene más que ver con el nivel de satisfacción propia que con un reconocimiento ajeno.
–¿Cuándo opina que se pierde la juventud?
–Yo creo que se pierde cuando se adquieren responsabilidades. No se puede negar el proceso biológico, pero lo que marca la frontera entre la juventud y la vida adulta es asumir obligaciones.
–La amistad que describe está apoyada en muchos silencios y discusiones aplazadas.
–La amistad se sostiene con comunicación aunque la degrada las cosas que se ocultan o que no se dicen por no molestar y que se quedan ahí.
–¿Por eso si una amistad se pierde a lo largo del tiempo es más dificil de recuperar?
–Es complicado porque a veces se pierde pero por el camino queda rencor, amargura e incluso decepción, y eso es complejo de olvidar y eliminar de la memoria.
–¿Escribir sobre el pasado ayuda a vivir mejor el futuro?
–El futuro no lo sé, pero el presente, sí. Escribir sobre el pasado es, a veces, muy gratificante. Me obligó a recordar la persona que era a los 20 años y hacía mucho tiempo que no pensaba en ello.
–Usted, como gallega, ¿está de acuerdo con la monopolización de la lengua para defender un nacionalismo?
–No, no tiene nada que ver. Hay un error al creer que la lengua es el único instrumento de la cultura. Es uno de ellos y muy importante, por supuesto, pero hay más. Yo creo en el ejercicio supremo de la libertad, si tienes la suerte de nacer en una comunidad bilingüe debes tener derecho a elegir la lengua en la que quieres expresarte sin que eso tenga que significar nada. Y todo lo que sea apartarse de esa línea nos puede llevar a cosas muy peligrosas, sobre todo a la exclusión.
–¿Es posible ser periodista y continuar en política?
–No. El periodismo tiene que estar presidido siempre por la más absoluta objetividad. En el momento en que entras en política esa objetividad está ya distorsionada por la pertenencia a un partido político.
–¿Porque se interpone la ética?
–Ya no sólo por la ética, sino por el sentido común, ya que cualquier cosa que comente ahora o que escriba sobre la situación actual está marcado por la ideología del partido en el que estoy.
–Respecto a su trayectoria, ¿con qué se siente más cómoda, con la literatura infantil o con la de adultos?
–Sin duda, con la de adultos. La infantil es muy difícil porque debes escribir todo el rato intentando pensar como un niño y eso es muy complicado. He escrito dos libros juveniles y uno infantil y el último fue lo que más me costó de todo.
–¿Se ha planteado alguna vez escribir poesía?
–No. Me gusta como lectora y leía mucha más antes que ahora. Creo que es el género literario más complicado de todos.
–En relación al lío actual de pactos que está habiendo, ¿cree que daría para una obra de teatro de Oscar Wilde, un vodevil o una telenovela?
–Yo creo que hasta que no se termina una historia no se sabe en qué tono escribirla y aún queda mucho por pasar.