Matías Roure, el “barman de la tele”: «Para ligar oculto el acento argentino»
Durante los últimos cuatro años ha estado agitando el amor en su coctelera de «First Dates», así que de ligoteo sabe un rato.
Durante los últimos cuatro años ha estado agitando el amor en su coctelera de «First Dates», así que de ligoteo sabe un rato.
Llegó a España desde su Córdoba (Argentina) querida hace 15 años y durante estos últimos cuatro ha estado agitando el amor en su coctelera de «First Dates», así que de ligoteo sabe un rato. Ha atendido a más de 1.000 clientes que han pasado por este «Tinder» televisivo y dice haber aprendido de todos.
A él labia no le falta, su nacionalidad le acompaña en esto, y aunque también encontró a su media naranja en el programa, su compañera Lidia Torrent, su pasión se exprimió tanto que quedó sin jugo. Ahora, de vuelta a la soltería, nos confiesa sus trucos para salir a hombros del ruedo sentimental.
¿El acento argentino es una ventaja en las artes amatorias?
Realmente creo que hoy en día ya está demasiado visto y por este motivo se ha devaluado, así que mi arma de seducción realmente es ocultarlo (risas). Bromas aparte, estoy muy orgulloso de ser argentino.
En el programa, algunos de los participantes intentan ligar con usted antes que conquistar a sus parejas... ¿Cómo gestiona esos momentos?
Bueno, ahora la cosa es diferente porque estamos muy vistos. Antes éramos la sorpresa y los chicos y chicas que entraban me soltaban piropos y trataban de ligar conmigo, pero mi obligación es centrarles en su cita.
¿Qué tienen los camareros que tienen siempre tanto tirón?
Los camareros es cierto que son objeto de deseo y por otra parte ejercemos también de psicólogos, no solo nos dedicamos a poner copas. Yo también soy entrenador personal y me ocurre lo mismo, hay gente que va al gimnasio y lo que menos le interesa es hacer ejercicio. Todos necesitamos que nos escuchen, ya sea en la barra de un bar o en el gimnasio.
Alcohol y amor... una mezcla explosiva...
Beber siempre con moderación, por favor, pero sí es cierto que hay gente que lo necesita para desinhibirse. Sería absurdo negar que te da un empujón, pero no sé sí el cortejo es al final mejor o peor...
¿Usted es más de entrar o de que le entren en una discoteca?
Si me gusta la chica, soy de tomar iniciativa, quizá por ese instinto animal que tenemos los hombres. También me ha pasado que me han entrado a mí y me ha gustado. La clave está en no forzar nada, todo es cuestión de encontrar el momento perfecto.
¿Qué es lo que mejor le funciona para conseguir a quien desea?
Ser uno mismo y hacer reír a la otra persona. De lo que estoy seguro es de que siempre hay un alma gemela que te está esperando. No sé si estará en España o en Tailandia, pero sé que en algún lugar está. Tu media naranja existe.
Usted está ahora recuperándose de una ruptura de más de tres años... ¿Es sencillo trabajar con tu ex?
En «First Dates» encontré el amor, pero ya no estamos juntos. Nuestra historia fue preciosa, evolucioné, crecí y aprendí con ella, pero las cosas también se acaban. Ella es una mujer fabulosa.
¿Qué ha aprendido del amor en todo este tiempo? ¿Ha tomado nota de las citas que ha presenciado?
He aprendido a escuchar, a hablar, a hacerme entender con la otra parte. Hay que ser flexible y tolerante. También tener mucha paciencia. El amor nos enseña cada día, de cada relación sacamos un aprendizaje. Debemos estar atentos a cada instante.
¿Nunca se ha planteado echar su curriculum en el bar del Congreso?
¿Hay una barra de barman allí? No me lo habían dicho, ahora mismo lo envío. Sería una experiencia interesante, no sé si religiosa, pero curiosa cuanto menos. Está todo tan alborotado por allí que no les vendría mal una buena copa.
¿Su manejo de la coctelera viene del programa o ya traía experiencia?
Antes de que me seleccionaran para ser el barman del programa había trabajado de barman en varios lugares. Trabajé en la noche en Madrid y Alicante. La hostelería siempre me ha gustado.
¿Qué mezcla espirituosa le prepararía a Pedro Sánchez?
Un vermú mixto, rojo y blanco, la mezcla es buena, a ver si le gusta. Sería una manera de decirle que peleando no se avanza y que la unión hace la fuerza.
¿Y al resto de líderes políticos?
A Santiago Abascal le prepararía una tila, no me gustan los extremos. Así que esto le vendría bien para calmarse. A Pablo Iglesias una caña bien tirada, con su espumita. A Pablo Casado quizás un café descafeinado porque hay que tener cuidado con la cafeína que altera demasiado. Y a Albert Rivera un buen tinto de su tierra a temperatura ideal. Creo que sabría disfrutarlo bien.