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El mundo ideal (y utópico) de la IA: una riqueza ilimitada sin la necesidad de trabajar

Un foro internacional organizado por la SGAE aborda en Madrid el impacto de la tecnología en la industria cultural y en la propiedad intelectual
Más de 2700 investigadores abordan una nueva temática sobre el futuro de la inteligencia artificial.
"No es cierto que la inteligencia artificial quite trabajos a las personas", defienden los expertosFreepikFreepik

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¿Y si un mono hace una foto, de quién son los derechos? No es una pregunta nueva, aunque sí pertinente. El dilema surgió cuando Naruto, un macaco negro, cogió prestada la cámara de David Slater, en 2011, para hacerse un «selfie». La foto pasó a convertirse en icono; y el animal, quedó inmortalizado de por vida. Luego ya vendría la batalla en los tribunales por llevarse el gato al agua.
Sin embargo, la duda no envejece: ¿quién saca tajada (o se lleva los derechos) de un trabajo creado con inteligencia artificial? ¿Nadie? ¿La empresa responsable de la tecnología? ¿La propia IA? ¿Las personas en las que se ha inspirado la máquina?... El abanico de posibilidades es amplio dentro de un debate que se reabre con el estallido de la inteligencia artificial y tras la reciente ley de regulación por parte de la UE, con la que la Eurocámara aspira a controlar al «monstruo».
«Europa intenta ser líder en un marco regulador de la IA», ha comentado Ryan Abbott en el foro que organiza la SGAE (14 y 15 de marzo) en la Casa de las Alhajas, Madrid. Pero «estamos intentando ver un estándar internacional que tiene que ver con la protección intelectual», continuaba el abogado, médico y escritor norteamericano, que también reconoce la dificultad de que una norma pueda estar preparada para una tecnología que se comporta como un humano.
"Cualquier legislación relacionada con nuevas tecnologías queda obsoleta antes de ser promulgada porque responde a problemas de ayer"Jane C. Ginsburg
Jane C. Ginsburg –experta en propiedad intelectual– se mostró en la misma línea que su compatriota y calificó de «improbable» la existencia de un consenso para un tratado internacional. «Normalmente, cualquier legislación relacionada con nuevas tecnologías queda obsoleta antes de ser promulgada porque responde a problemas de ayer». Se declaraba así más partidaria de «interpretar unos principios generales que de promulgar una legislación muy específica».
Abbott quiso recalcar que la lucha no está en «darle derechos» a la IA, «sino que aquellos que han trabajado los tengan». Por ejemplo, se detenía: «Si una impresora 3D hace una obra, los derechos no son para la máquina»; del mismo modo que la fotografía no aumentó la cuenta bancaria del bueno de Naruto «porque no es una persona», como determinó la justicia norteamericana. «Ha quedado claro que la inteligencia artificial funciona con el copiado. Si le pides una imagen de un videojuego de un fontanero te sacará una imagen de Super Mario. Regurgita lo que ha visto», añade Ginsburg.
Al mismo tiempo, el congreso madrileño también está sirviendo para desechar cualquier miedo al avance. «Los autores se han enfrentado siempre a los retos tecnológicos. Han tenido que abordarlos y provocar legislaciones», apuntaba el presidente de la SGAE, Antonio Onetti. Se superaron los impactos del gramófono, la radio, el cine, la televisión e internet «y ahora nos toca enfrentarnos al fenómeno de la IA», sostuvo el guionista.
También intervino en la Casa de las Alhajas el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Mariano de Paco, que celebró las «prometedoras posibilidades» que supone la inteligencia artificial, o, como él la definió, «un instrumento al servicio del ser humano»: «Siempre estamos buscando una forma eficiente de hacer las cosas» y esto está «llamado a ampliar nuestro espectro del saber».
"Vamos hacia una inteligencia artificial tan avanzada que va a resolver problemas que no sabemos que tenemos"Ryan Abbott
«Solo es un ordenador que se comporta como una persona, aunque con consecuencias jurídicas que no vemos», resumió Abbott sobre una IA que, anticipó, «no va a destruir a la raza humana». Desde tiempos de la Revolución Industrial se lleva diciendo que las máquinas terminarán con los empleos, pero el abogado no se inmuta ante dicha afirmación. Los luditas quedaron en la historia como poco menos que unos desquiciados y Abbott transmite calma y optimismo (quizá exagerado): «La gente ha encontrado otros trabajos». Afirmó que, «socialmente no hemos hecho una buena labor a la hora de afrontar el tema. Hay que mejorar los beneficios sociales, formar mejor a la gente, mejorar las prestaciones por desempleo» y confiar en que «las máquinas, en muchos casos, hacen un mejor trabajo que las personas». «La IA va a ser cada vez mejor, los humanos, no necesariamente. Vamos hacia una inteligencia artificial tan avanzada que va a resolver problemas que no sabemos que tenemos».
Otras trabas sí las conocemos, como la mala conducción de las personas. Se revuelve el estadounidense ante este caso e incita a que los coches autónomos nos quiten del volante: «Confío en que la tecnología lo cambie, somos unos conductores pésimos».
No es cierto que quiten los trabajos a las personas», defiende. El experto es sabedor de que la IA «puede hacer cualquier cosa mejor que yo, de manera más inmediata y más barato». Confiando en la inteligencia artificial, para Abbott, «tendremos un mundo con una riqueza ilimitada y no habrá una razón para que la gente tenga que hacer trabajos remunerados». Otro tema, señala, es «si lo que se genera solo va a dos personas y no a todos, entonces, no será un buen futuro».
A pesar de esos sueños (aparentemente utópicos) de un mundo sin obligaciones laborales para los humanos, el experto se muestra cauto con las posibilidades de la inteligencia artificial: «Ahora vienen unas elecciones bastante desagradables en Estados Unidos en las que va a ser muy fácil generar contenido con la IA y que sea convincente para los electores», denuncia Abbott. «Se puede generar una "deepfake" [como las del Papa Francisco o las de Trump cuando fue a declarar al juzgado] con una app en minutos. No será excelente, pero estará bien».