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Jorge Martínez (Ilegales): “El mal, en pequeñas cantidades, está muy bien”

El grupo celebra 40 años con «La lucha por la vida», un disco de colaboraciones que evita los clásicos de la banda pero nada de su mala leche
Enrique CidonchaLa Razón

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Mientras Siniestro Total anuncian el final de su carrera tras 40 años, en la misma semana, Ilegales celebran otras cuatro décadas con nuevo disco de barojiano título. “La lucha por la vida” ha sido la realidad de la banda, según Jorge Martínez (Avilés, 1955), su incomparable líder: “Hemos luchado muy duro por la vida en circunstancias muy adversas y eso nos ha mantenido muy en forma. Las especies que viven en un medio que no les impone ninguna tensión acaban degenerando y desapareciendo. Por ejemplo, la guerra de Rusia que estamos viendo hace que la cultura occidental sea más fuerte. Hay convicciones donde antes no las había. La gente toma partido. Los rusos son zaristas en su mentalidad y al ver los cañones enfrente de casa era ingenuo pensar que lo permitirían, pero esas tensiones fortalecen a un bando y al otro”, dice Jorge Ilegal, todo un torrente de verbo.
El grupo celebra sus cuatro décadas con un álbum de colaboraciones (de Dani Martín a Vetusta Morla, Loquillo, Calamaro o Evaristo Páramos) de una selección de sus temas recientes, evitando los clásicos de la banda. “A la mayoría no les conocía y a muchos de ellos les llamé a teléfono frío”, dice Jorge Ilegal con media sonrisa. “En el disco no hay amiguismos, sino los que pensaba que podían hacer las canciones mejor”. Ilegales han soportado tensiones “exógenas y endógenas”, como buena criatura que está viva: “hay otros que van de rockeros pero que nacieron muertos y todavía no se han dado cuenta”. “Y sí. Hubo tensiones entre las personalidades del grupo. Son gente muy solvente tocando su instrumento y con vidas terroríficas, disipadas. Llenas de venenos de todo tipo: intelectuales, químicos y fármacos de toda procedencia. Los festejos nocturnos, ya sabes. Esas noches audaces, certeras, destructivas”, cuenta el vocalista de una de las bandas más auténticas dela escena. “Últimamente me corro muy pocas fiestas y eso que justo antes de la pandemia salía bastante. Pero está bien que haya una vuelta al camino”. Dos energías en constante conflicto. “Sí. Pero que no te pase lo que te decían tus padres, que te daban la vida pero luego no te dejaban vivirla. Hay que arriesgarse porque la vida mata, la vida acaba mal”.
Ilegales se enfrentaron a presiones externas también. “Claro. A las cosas que ofrece el mundo. El demonio, el mundo y la carne. Hay una canción en este disco en el que una voz infantil pregunta: ‘‘¿de qué está hecho un demonio? ¿Y cuánto dura?’'. Pues está hecho con los dioses del enemigo, como antiguamente. Le ponían cuernos, y ahí estaba. Belcebú era un dios de los filisteos que los judíos transformaron. A eso le sumas un poco de superstición y unos cuantos intereses”, apunta en conversación en los Estudios Silencio de Madrid. Los intereses son la clave de todo: “Todo el castillo se sostiene por una clase sacerdotal que se beneficia. Y ¿cuánto dura? Mientras dure la ingenuidad. Hemos perdido la ingenuidad sobre las vocaciones pero la mantenemos sobre la nueva clase sacerdotal, que es la clase política”, dice Jorge Ilegal, que siempre tiene una incorrección política engatillada. “No entiendo a los políticos bienintencionados. No sé qué coño querían hacer estos de Podemos ¿no entienden que la política es para lucrarse? Estos ingenuos no tienen ni puta idea de para qué es la política y la clase sacerdotal. Están traicionando las más puras esencias del ser político. Del dirigente. ¡Quieren hacer el bien! Y cuidado con los bienintencionados... porque quitas a Gadaffi o a Saddam Hussein y empiezan a matarse entre todos. Señores, el mal en pequeñas cantidades, está muy bien”, dice riendo.
Una línea del nuevo tema, “Tantas veces me he jugado el corazón que lo he perdido”, que interpreta junto a Loquillo, proclama que “si quieres subir alto, vas a convertirte en tristeza”. “Gente de mucho éxito se vuelve triste y desgraciada. Les falta la tensión de buscarse la vida. Yo he sido muy feliz cuando me he arruinado arruiné y lo hago periódicamente. Luego me vuelvo a forrar... (risas). Es un sopapo de la vida que algunos ven indeseable pero a mí me ha enseñado muchas cosas. La necesidad es magnífica. Sin ella seríamos amebas en el barro”, dispara. Tocaban estupendamente, escribían buenas letras, ¿por qué no arrasaron Ilegales? “Es difícil de contestar, pero hemos tenido gran parte de la culpa. Lo teníamos en la mano en un momento determinado y podríamos haber tomado ese camino del éxito, pero si nos quedamos nosotros con la música, las letras y las chicas... es justo que otros se queden con la pasta, la fama y el prestigio. Bueno, también sacamos alguna gonorrea. Iba en el paquete”, ríe Jorge Ilegal.

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