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Pink Floyd, música contra las dictaduras

El 5 de julio de 1964 se formaba en Inglaterra una de las bandas más emblemáticas en la historia
larazon
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Pink Floyd ya no existe. Aquella fue una de las aventuras más extraordinarias de la música. Una banda cuyo sonido, todavía hoy, sigue asombrando. Y lo que queda de entonces son vestigios como los que se encarga de rescatar Roger Waters en sus conciertos.
Para muchos, su obra cumbre llegó hace ya más de cuatro décadas, en 1979: “The Wall”, también convertido en película por Alan Parker solo tres años después. Había pasado un año desde la publicación de otro de los mejores trabajos de la banda, “Animals”, pero el líder del grupo, Waters, ya tenía en mente un proyecto más ambicioso, donde también había espacio para una carrera en solitario.
Los otros miembros del grupo, David Gilmour, Richard Wright y Nick Mason, ya habían grabado en solitario o colaborado con otros músicos. Faltaba Waters, que no tardaría en hacerlo, aunque antes quería grabar un disco que muchos fans consideraron posteriormente una obra con toda su esencia.
Así, fue creando en solitario dos proyectos: “Bricks”, la primera pieza del muro, y “The pros and cons of hitch hiking”. Reunió a la banda y les hizo escuchar estas demos, para saber cual de las obras querían grabar. Gilmour, Wright y Mason se decantaron por “Bricks”. “The pros...” se publicaría bajo el nombre de Waters en 1984, con discretos resultados artísticos. Estaba naciendo uno de los mejores álbumes conceptuales de la historia de la música, comparable al “Sgt. Pepper’s” de The Beatles o “Tommy” de The Who.
Roger Waters tuvo una infancia marcada por la posguerra británica de los años 50, lo que le llevaría a desarrollar una fuerte fobia hacia las dictaduras, pese a que irónicamente en muchas ocasiones se comportó de manera muy autoritaria en el seno de Pink Floyd. Por lo tanto, la temática de “The Wall” sería una feroz crítica hacia los dictadores, principalmente sobre Hitler, pero también una alegoría hacia los muros. Esos muros que él veía en todas partes: los que dividían a la sociedad, a los humanos, a las parejas, el que separa a los músicos de sus seguidores y, por supuesto, el de Berlín. De esta idea nació una de las puestas en escena más imaginativas y sorprendentes de la historia de la música, aún no superada.
Se pudo ver en los siete únicos conciertos de la gira del álbum. Mientras la banda tocaba, se construía un muro con ladrillos blancos en el escenario, que terminaba por separar a los músicos de los seguidores, que únicamente podían intuir lo que ocurría en escena.
La idea surgió en la cabeza de Waters durante el último show de la gira de “Animals”, en Montreal. Se fijó en un fan de las primeras filas que en su opinión le estaba agobiando, se acercó y le escupió en la cara. El concierto finalizó con stándares del rock y ningún tema propio. El líder de Floyd se fue a su casa inglesa y decidió que algo tenía que separar el grupo de sus fans en los conciertos.
El fan se convirtió en Pink, el protagonista de la película “The Wall”, que era una especie de alter ego de Waters, mostrando todas sus filias y fobias, con ese odio hacia las dictaduras, los traumas familiares, unos profesores represores...

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