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Ópera
«Benjamin a Portbou», un canto a la libertad contra el nazismo
El Liceu acoge el estreno absoluto de la primera ópera del veterano director Antoni Ros-Marbà dirigida por él mismo

El filósofo alemán Walter Benjamin se quitó la vida en Portbou (Gerona) el 26 de septiembre de 1940 tras ingerir una dosis letal de morfina. El día anterior, acompañado de la guía Lisa Fittko, había cruzado la frontera entre Francia y España huyendo de los nazis, que lo perseguían por su condición de judío. Tras abandonar un París ocupado por los alemanes, su esperanza era llegar a Lisboa para embarcar hacia América, pero quedó atrapado en un escabroso laberinto burocrático que lo llevó al suicidio. Este suceso y su propia vida fue el leitmotiv elegido por el veterano director y compositor Antoni Ros-Marbà (1937) para crear su primera ópera, «Benjamin a Portbou», encargo del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Ros-Marbà, que comenzó en los años 60, tiene un extraordinario y brillante currículum en la dirección de orquestas, pero su dedicación a ellas le ha restado tiempo como compositor. «Crear esta ópera ha sido como aprobar una asignatura pendiente», confiesa. Pero, ¿por qué sobre Walter Benjamin? «Por muchas razones, la primera por las connotaciones de su mensaje, es un personaje mítico pero al tiempo tremendamente contradictorio, con una vida llena de obstáculos y unos escritos que al principio la gente no entendía, pero que el tiempo ha puesto en su lugar, reconociéndolo como uno de los grandes pensadores del siglo XX».
Luces y sombras
La ópera, que comenzó a gestarse hace unos 15 años, fue terminada en 2015 y programada para la temporada 2021-22, pero debido a la pandemia se pospuso hasta ahora, que tendrá su estreno absoluto en versión semiescenificada con dos funciones el 19 y el 21 de julio. Partiendo de ese fatídico día de 1940 en Portbou, la obra se centra en el pensamiento, amores y espiritualidad de Benjamin. El libretista Anthony Caroll Madigan la estructuró en dos actos y 13 escenas, que recorren en forma de «flashback» otros 13 momentos que recuerdan episodios notables de su vida intelectual y sentimental desde 1917. Por ella desfilan su esposa, Dora Pollack, y su hijo, Stefan; sus amigos, el filólogo e historiador Gerhard Scholem, y el dramaturgo Bertolt Brecht; su prima, Hannah Arendt; el compositor Ernst Schoen o su amante rusa, Asja Lacis. Con la dirección escénica de Anna Ponces, contará con el propio autor en el podio del Liceu dirigiendo la orquesta. En el reparto, Peter Tantsits, en el papel de Walter Benjamin, junto a Joan Martín-Royo, Laura Vila, Marta Valero, David Alegret, Elena Copons, Serena Sáenz, Pau Armengol, Ruth González y dos actores, Lluís Marquès y Bea Segura.
Para la directora de escena Anna Ponces, «esta opción semiescénica conserva toda la simbología y gestualidad de una función convencional, permitirá apreciar la riqueza dramática de la obra gracias al uso de la luz, generada por Playmodes, que será la que construya los espacios y destaque las tensiones del libreto, sumergiendo el escenario en un juego de luces hipnótico». Como explica Ponces, «el punto de partida de esta escenificación es el concepto de exilio, huida y refugio, que se desarrollará a partir de la tensión entre luces y sombras que aparece en varios momentos descritos en el libreto: cuando Walter Benjamin cruza la frontera de Francia como si fuera una sombra, o la presencia constante –y clave al final de la historia– de un personaje simbólico importante para el escritor, el “Angelus Novus”», significa la directora.

En cuanto a la partitura, Ros-Marbá reconoce pasajes dodecafónicos y expresionistas, «aunque no marcadamente», mientras el canto se orienta hacia el recitativo propio del «Sprechgesang». «Tony Madigan y yo trabajamos un tipo de música que fuera muy unida a la época y al libreto, que ambos siguieran una misma línea. Una música muy libre y abierta, pero que funciona bien con el personaje y su tiempo». El director lamenta que Madigan no pueda asistir al estreno –murió en 2020-. «El libreto está muy bien hecho, pero partiendo de que el 90% de lo que dice Benjamin en la obra está en sus escritos. Madigan era un hombre muy culto, buen conocedor del teatro, y trabajó mucho la teatralidad de la pieza. Además, pensamos que, por su carácter, podía ser un personaje muy operístico y funcionar bien escénicamente».
Por otro lado, prosigue, «nos atrajo el mensaje de libertad de cada uno de los personajes –prácticamente todos venían de la Escuela de Fráncfort, donde la mayoría eran judíos alemanes–, un canto a la libertad en pleno crecimiento del nazismo que nos resultaba muy atractivo. De ahí la preocupación del compositor sobre los actuales rebrotes de ideología nazi. «Me asusta, sinceramente, verlo en las nuevas generaciones, es un problema, como estamos observando en Murcia, algo insostenible y preocupante, y una lacra que vuelve a reproducirse. No aprendemos. Y Benjamin, un foco de libertad y cultura, puede ser un espejo donde mirarse», concluye Ros-Marbà.
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