«Brokeback Mountain» en el Teatro Real: El provocador legado de Mortier
«La ópera no es una recreación de la película». Entrevista a los protagonistas de «Brokeback Mountain» en Madrid. LA RAZÓN publica la primera entrevista conjunta a los protagonistas de la ópera de Wuorinen, que se estrenará en Madrid el 28 de enero. Daniel Okulitch y Tom Randle debaten sobre la trascendencia (o no) de que los dos personajes que interpretan sean homosexuales y vivan una historia de amor imposible
LA RAZÓN publica la primera entrevista conjunta a los protagonistas de la ópera de Wuorinen, que se estrenará en Madrid el 28 de enero
Varias decenas de medios internacionales enviarán en los próximos días a su especialistas en ópera al Teatro Real para el estreno absoluto de un autor, Wuorinen, criado en el dodecafonismo, habrá más presencia multinacional que para el estreno de la obra sobre Disney de Philip Glass. No es que los directores de esos medios se hayan vuelto exquisitos de repente: es que sus protagonistas son dos vaqueros de Wyoming que mantienen durante años su amor en secreto. ¿Les suena el argumento? Efectivamente, se trata de aquel título imposible de pronunciar, «Brokeback Mountain», pero cualquier parecido con el filme que proporcionó a Ang Lee su primer Oscar queda en lo argumental. Así lo reconocen los protagonistas de la ópera, que esquivan la expectación global refungiándose en los ensayos en el teatro madrileño. «Si la gente espera ver una recreación de la película, están viniendo por razones equivocadas. La ópera es una forma diferente de arte; además, Annie Proulx, que es la autora del texto original, ha escrito el libreto para contar la historia de una manera diferente aunque el núcleo permanece intacto. ¿Intentar ser una copia de Heath Ledger? Eso no me preocupa», quien habla es el barítono Daniel Okulitch, un gigante rubio canadiense que toma el relevo del desaparecido actor como Ennis del Mar, de la pareja de «cowboys» el más reacio a abandonar su vida familiar para lanzarse a una relación homosexual. Con camisa de cuadros, bastante más moreno y mucho menos parlanchín le observa Tom Randle, nacido en Hollywood, un tenor que lo mismo aborda el repertorio barroco que la contemporánea «Katya Kabanova». A él le toca sufrir, además del silencio, la indecisión de su amado. Sin embargo, en la vida real, parece que los papeles se intercambian. Asistimos a un interesante debate entre los protagonistas sobre la importancia de la orientación sexual de los personajes en la trascendencia de la obra: «Para mí el aspecto homosexual de la ópera es uno de los menos significativos de la historia. Es probablemente lo único que la separa de una obra de amor como "Romeo y Julieta", dos personas enamoradas que no pueden amarse –asegura Randle–. Esta es la esencia de la historia, gente descubriendo quiénes son y que sienten la presión de la política, la familia, la sociedad o la moral de la época. El hecho de que sean dos hombres es relativamente insignificante. Creo que la historia tiene más que ver con el dinero, la seguridad y el poder. La principales conversaciones de la ópera son sobre dinero y cómo sobrevivir en el mundo. Para mí la verdadera tragedia no es que Jack y Ennis no pueden estar juntos porque el mundo les diga "no", sino porque no aceptan igual sus deseos y esperanzas. Jack es un soñador que quiere viajar, sueña con irse fuera del país... y Ennis está enraizado tan profundamente que no puede moverse. Para mí esa es la razón por la que no pueden estar juntos».
Su compañero no parece compartirlo: «Hay un significado especial, porque estas historias nunca se han contado. Hay presiones sociales, que no tienen que ver con lo económico. Lo que son no resulta aceptable para la sociedad, y ellos tratan de ser lo que son. En historias como "Romeo y Julieta"está el factor de las familias y en otras lo económico, pero esta en particular es un tema biológico del que no se puede escapar y que nunca se ha contado». Randle contraataca: «La razón por lo que esta historia no funciona es la misma que en "West Side Story", la imposibilidad de continuar juntos, las razones son detalles: si son homosexuales, católicos y protestantes, o puertorriqueños...». Pero Okulitch no lo acepta: «Ya, pero no hay un elemento de negación de lo que eres. Los puertorriqueños no niegan de donde vienen, nunca dirían: "No me llames puertorriqueño, no lo soy". Ennis no es siquiera capaz de aceptar quién es. Este es el otro elemento de la historia, el de auto-negación. No sólo les dicen que no pueden estar juntos, sino también que lo que eres resulta inaceptable». Un título tan conocido por el público podría facilitar que personas ajenas a la ópera se acercaran al Teatro Real, pero quizá puedan encontrarse con un lenguaje musical que les es ajeno, pues poco tienen que ver las partes cantadas de Worinen con las arias de «La traviata» que pueda reconocer la audiencia menos familiarizada con el género. Ambos sí coinciden en que no tiene por qué ser un obstáculo, que lo principal es la potencia de la música y de la historia que narra, aunque para ellos, como cantantes, sí resulta diferente a afrontar una pieza de repertorio: «No hay historia en la mayoría de la música contemporánea que hacemos. Así que nadie va a decir que Tom no ha cantado el papel de Jack como lo hicieron los tenores de 20, 50 o 100 años atrás. Así que no hay expectativas y eres libre de crear lo que decidas desde la nada», comenta . Existen dificultades extras además de la afinación y llevar el ritmo en una pieza actual, que es, «en términos de caracterización, el verdadero reto: moverse entre el texto hablado y el cantado, y ser capaz de hacerlos diferentes. Esto es algo muy especial que el compositor nos advirtió y nos pidió específicamente», apunta Randle. A pesar de todas las diferencias, sí hay un punto de conexión con los dos últimos títulos de repertorio que han subido al escenario madrileño: «Hay un elemento que el director de escena ha resaltado: la idea de la poción de amor, como en "Tristán e Isolda"y "El elixir de amor"». La conexión con nuestra obra es a través de la bebida, tomamos un montón de wishky y acabamos juntos en la tienda», concluye Randle.
Una apuesta personal de Mortier
El estreno se producirá en Madrid por puro azar, pues Gerard Mortier la encargó para que fuera estrenada en la New York City Opera. Cuando cambió Estados Unidos por Madrid se trajo el proyecto bajo el brazo. A pesar de seguir sometido a tratamiento en Alemania, el gestor belga hará lo posible por acudir a Madrid los días previos al estreno para participar en el alumbramiento de uno de sus proyectos más personales. «Muy poca gente veía a Madrid antes como una ciudad para la innovación operística, una persona con su arrojo y su concepción artística lo ha logrado», asegura el tenor Tom Randle. También ha conseguido que el compositor siga de cerca los últimos ensayos y que la autora del relato corto original y del libreto de la ópera, Annie Proulx, acuda al estreno. Podrán comprobar con sus propios ojos si un título potente es suficiente como para llenar un teatro.
Un taquillazo inesperado
Con mucho menos escándalo del que se podría esperar para una historia de este tipo, la película logró más de 174 millones de recaudación en todo el mundo (costó 14) y además consolidó la carrera de su director Ang Lee, que obtuvo uno de los tres Oscar del filme, que cosechó más de cien galardones el año de su estreno. También impulsó al estrellato a sus dos protagonistas, especialmente al malogrado Heath Ledger.