Celia Flores: «No queremos que nada perturbe la paz de Marisol, mi madre»
Está grabando un disco con los temas que hizo inmortales su madre, Marisol, algo que ha logrado con la financiación colectiva de todos los que la apoyan
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Está grabando un disco con los temas que hizo inmortales su madre, Marisol, algo que ha logrado con la financiación colectiva de todos los que la apoyan
Dicen que tiene el porte de su padre y los ojos de su madre, pero además goza de personalidad propia e iniciativa para inventarse proyectos. Se llama Celia Flores y es hija de Pepa (Marisol) y de Antonio Gades y de entre todos los talentos de familia, ha elegido el de cantar. «Aunque en casa cantamos todos», intercede. A ella le parece que no, pero yo creo que ser hija de genios no permite ser igual que el resto de los mortales. «Hombre –dice Celia–, se puede ser igual perfectamente. Lo que pasa es que a lo mejor tienes acceso a ver y aprender cosas de la cultura o de la música que otras personas no tienen... Pero el día a día sigue siendo el mismo». Celia tiene en su madre y en sus hermanas María y Tamara a su mejor público. Como también en su hijo Curro, de ocho añitos ya. Pero todos ellos son, además de su mejor apoyo, los mayores críticos: «Es que son los que te quieren y te siguen y están pendientes de tu evolución».
Celia se estrenó en esto de la música de la mano de un grande como Paco Ortega y con él se decidió a conseguir un reto que ya tiene superado: realizar un álbum con las canciones que hizo inmortales su madre, Marisol, tanto de niña como de mayor, ya siendo Pepa. No lo tenía fácil porque necesitaba dinero y se decidió por el «crowfunding» (cooperación colectiva o financiación en masa). Y fue mágico porque recibió primero el apoyo de su madre, de sus hermanas y de muchos personajes populares, como Natalia Verbeke, Antonio Carmona o Diana Navarro, y después del público, que ya ha convertido el sueño en realidad. El disco se grabará este mes e irá acompañado luego de una gira por España e Hispanoamérica, donde adoran a su madre, a la que homenajean en el álbum. Toda una responsabilidad.
«Sí que lo es, sí. Desde que empecé con Paco Ortega en 2005 y grabamos el primer disco he hecho muchas cosas, pero nada como esto. Porque es un homenaje a mi madre, lo que implica mucha responsabilidad. No pretendemos copiar ni hacer nada parecido a lo que hacía ella. Digamos que tenemos versiones de sus temas y queremos hacerlos con un enfoque diferente, llevándolos a nuestro estilo, pero siempre desde el respeto y el cariño», precisa Celia, la mediana de las tres hijas que tiene Pepa Flores.
Canciones atemporales
Muchas de las canciones que aparecerán me las sé de memoria. Pertenecen a mi infancia. Por eso le pregunto a Celia si cree que también llegarán a la gente más joven. «Realmente son temas atemporales y las composiciones, súper modernas, aunque sean antiguas. Además, al darle el enfoque más nuevo que pretendemos, seguro que conseguimos llegar a los jóvenes. Y no creo que sea muy difícil porque son temas que se pegan».
Pensaba yo en la austeridad de Marisol, ya Pepa Flores, alejada de todo desde hace tanto, y también en que tengo la sensación de que no es una mujer de homenajes: «Pues, en el fondo, está muy contenta viendo la ilusión que tenemos nosotros. Y además también tiene curiosidad de ver qué hacemos con esos temas». Seguro. Pero me temo que esperar la crítica de una madre tan artista debe de ser para echarse a temblar, aunque no sé si hubiera sido más temible aún la de su padre. Dos perfeccionistas en todo caso. «Mi madre mira desde lejos. Nos da vía libre absoluta para que hagamos lo que queramos. Ella está totalmente al margen; pero, claro, le gusta saber, dar su opinión y orientarnos. Y si hubiera estado mi padre, habría pasado lo mismo. También era muy perfeccionista. Siempre me ha gustado pedirles consejo a ellos porque a quién mejor», dice.
Lo cierto es que consejo y guía sí, pero aparición estelar, no. Me refiero a su madre, claro. Todo el mundo querría verlas juntas, escuchar sus dos voces en uno de esos temas míticos como «Tómbola», «El cochecito» o «Bossanova», pero me temo que eso no será posible: «Es que tampoco se lo quiero pedir. Ella está muy tranquila en la vida que ha elegido y la dejamos al margen totalmente. Lo hacemos de corazón, porque no queremos que nada perturbe la paz que tiene».
Le digo que me señale su canción preferida y, como era de esperar, apunta a las de su madre ya adulta: «Es que esas me pueden... Por ejemplo, “Galería de perpetuas” o “Háblame del mar, marinero”... Hay muchas. De las de niña, prefiero no decirte una en concreto. Me gustan todas y creo que a la gente le va a parecer muy interesante escucharlas con nuestro toque personal».
«Demarisolapepaflores.com» es el proyecto que tiene a Celia sonriente y feliz. No sólo comprenderá un disco y una gira, además preparan un documental y un proyecto audiovisual que recoja el montaje del espectáculo. Celia– que lleva el apellido materno «porque mi hermana eligió el de mi padre y además siempre he convivido con ella y mi abuelo, y llevar el nombre de esa parte de la familia me pegaba más y me quedaba más bonito»– está feliz recuperando esas canciones. Ahora le toca un verano de trabajo duro para sacar el proyecto adelante que tendrá que compaginar con los bolos, con su hijo y con su trabajo en una tienda de ropa... «Soy una luchadora, como todas las mujeres de hoy en día».
Personal e intransferible
Celia Flores nació en Madrid, está soltera, tiene un hijo, se siente orgullosa «de los valores que me han inculcado mis padres, que creo que son la base de todo». No se arrepiente de nada: «Todo lo que pasa en la vida te hace ser la persona que eres hoy». Perdona siempre, pero no olvida. Le hace reír «todo, porque intento sacar el lado positivo y quien me conoce dice que soy una persona muy risueña». A una isla desierta se llevaría... «a mi hijo». Su manía es «cantar todo el rato»; su vicio, «bailar». No se le repiten los sueños. De mayor le gustaría «dedicarme plenamente a la música». Y si volviera a nacer sería «la misma persona».