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Desafío para Víctor Pablo Pérez

larazon

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Obras de Mahler y Bruckner. Barítono: Matthias Goerne. Orquesta de la CAM y Joven Orquesta de la CAM. Director: Víctor Pablo Pérez. Auditorio Nacional. Madrid, 27-XI-2017.
Programa ambicioso al que el público respondió con una muy buena entrada, propio de una orquesta de categoría, de amplia plantilla; por ello, la Orcam tuvo que completarse con la Joven Orquesta de la Comunidad. Los «Kindertotenlieder» son una pieza llena de enorme poesía, con la terrible tragedia casi oculta en su lirismo contenido salvo en algún momento puntual. Una obra que requiere mucha concentración por parte del solista, el director y el público. Ninguno de ellos pudo estarlo. ¿Qué sentido tiene que unos padres lleven a niños de diez años a un programa así y que, encima, estén sentados tras la orquesta, donde habitualmente se encuentra el coro, a la vista de los asistentes? Sucedió lo que era lógico, que no pararon de moverse, con lo que difícil tenía Víctor Pablo Pérez su concentración y lo mismo nos sucedía a los espectadores. Para colmo Matthias Goerne no pasaba por su mejor día, intentando con gesticulaciones inapropiadas disimular el engolamiento y la opacidad que mostraba en una gran parte de la extensión de su vocalidad. Quedaba, cómo no, el buen fraseo, un punto edulcorado. Terminaron las cinco canciones y, como expresaba un habitual, no había pasado nada. Los parcos aplausos fueron muy descriptibles. Deseemos que el estupendo barítono, que venía de cantar «El castillo de Barba Azul» en Valencia, se recupere para sus varias próximas citas con el CNDM. Completó la velada la inmensa «Novena» bruckneriana. Tempos amplios para una ejecución que venía muy ensayada, no en balde orquesta y director ya la habían abordado en el reto de las «Nueve novenas» de la pasada temporada. Tras un buen primer tiempo, llegó un scherzo con toda su fortaleza y contrastes, para difuminarse algo en el sublime adagio con el que concluye esta catedral sinfónica. Hay en él sutilezas que resultan difíciles de alcanzar y la ORCAM no pudo llegar a todas ellas a pesar de su buena predisposición y valioso trabajo global.