Infrecuencia y maestría
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Obras de Weber, Hindemith y Ravel. Clarinete: Miguel Méndez. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Miguel Ángel Gómez Martínez. Auditorio Nacional. Madrid, 27-IV-2017.
La Orquesta Sinfónica de Madrid está dando muestra de su buen momento y gran flexibilidad. En los últimos tres meses ha tocado en el Real con excelentes prestaciones «Billy Budd», «Rodelinda» y «Bomarzo», tres óperas bien diferentes, y ahora abordó un programa exigente y ambicioso diseñado por Miguel Ángel Gómez Martínez, quien suele presentar programas de interés. Lo era éste con partituras de estilos bien diversos que hace tiempo no se escuchaban. Abrió, para caldear ambiente, con la obertura del «Oberon» de Weber, para continuar con el «Concierto para clarinete y orquesta n.2 en mi bemol mayor Op.74» del mismo compositor, sin partitura en el atril del maestro. Fue solista Luis Miguel Méndez, luciendo técnica, sonido amplio, siempre afinado y hermoso y lo que abunda menos: sensibilidad. El segundo tiempo, el lento, alcanzó cotas emotivas y no se amedrentó en el difícil tercero. Fue ovacionadísimo. Ya en la segunda parte «Matías el pintor», obra que se toca poco pero que Miguel Ángel Gómez Martínez frecuenta y domina como si tuviese delante las pinturas del retablo de Isenheim, a las que Hindemith evoca en esta pieza sinfónica que antecedió a su ópera homónima. Muy bien llevados los cambios de tempo y espíritu, siendo ejemplo el inicio del tercer tiempo, y con especial cuidado en las dinámicas, muy contrastadas. Cerró el concierto una lectura de «La Valse» brillante y controlada, como no puede ser de otra forma para terminar sin desajustes la tremenda explosión final del vals. Un concierto de los que se sale satisfecho y con buen humor.