Lichis, demasiado autobiográfico
Con La cabra mecánica llegó a ser famoso y pagó por ello. Presenta «Modo avión», un disco de rock clásico sobre volver a empezar
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Con La cabra mecánica llegó a ser famoso y pagó por ello. Presenta «Modo avión», un disco de rock clásico sobre volver a empezar
Miguel Ángel Hernando, «Lichis» probó la fama con un grupo de cabaret bizarro, de rumba con actitud punk. Con La cabra mecánica publicó «Vestidos de domingo» (2001) y avasalló las radios con «La lista de la compra», aquella canción que cantaba junto a María Jiménez, una coplera punky. «Sin embargo, el éxito desvirtuó el mismo proyecto de La Cabra, que era todo lo contrario», recuerda Lichis. «Tampoco me gustaba exactamente la imagen que daba de mí el proyecto, ya sabes que se tiende a a hacer un análisis psicológico del artista que canta a través de sus letras», admite. Después de aquel disco llegaron tres más pero La Cabra se disolvió en 2009 dejando detrás un buen número de letras brillantes y un sello característico en el panorama español. «Ningún peldaño que asciendas en el mundo de la música ni ningún cheque que cobres llega sin un peaje personal. Se paga un precio con tu vida y muchas veces es un coste duro –asegura Lichis–. Nosotros nunca fuimos superventas, ni cobramos grandes cachés, y por el contrario me convertí en alguien con demasiada exposición pública aunque sin los medios para defenderme de ello y ni siquiera llevaba un modo de vida de acuerdo con la fama. Esa fase provocó en mi vida un choque en cadena, como en una autovía», rememora Lichis, que acaba de publicar un disco sencillo y profundo con aire de rock y de blues, «Modo avión» (Warner), en el que ha vertido muchas experiencias de una mala época personal. Lo presenta en Madrid, el 5 de marzo, en la sala Galileo.
De canalla a sentimental
Tras La Cabra, Lichis mantuvo varios proyectos, con algún regreso a la rumba incluso (La pandilla voladora), pero invirtió todo en montar un estudio, convertirse en mejor músico y tocar blues. «Con La Cabra me consideraba más un retratista de lo que veía alrededor, del canalleo, toda esa gente que te apuñala por la espalda con una sonrisa. Este disco es incluso demasiado autobiográfico. Puede que tenga que ver con la crisis de los 40, pero hablo mucho del sentimiento de pérdida y las canciones ahondan en emociones a las que la sociedad actual da la espalda. Creo que vivimos una época que niega el sufrimiento, el paso del tiempo y el dolor. Prolongamos nuestra juventud hasta los 50 y hemos convertido a la gente que está rota o a los inconformistas en gente tóxica, en parias», dice Lichis, que en el disco habla de la separación y del fracaso de una amistad de 20 años. «No es, ni mucho menos, una reivindicación del dolor o de la depresión, pero sí de comprender estas emociones como una parte sustancial de la vida. Creo que se busca la felicidad de una manera muy babosa, poco plena, que tiene más que ver más con el hedonismo psicópata de los manuales de autoayuda para ‘‘yuppies’’ de los 80. El lema es: ‘‘Consigue tu placer y tu beneficio a toda costa y, mientras lo consigas, eso no puede ser malo’’. Aunque hayas pisoteado, pasado por encima de quien sea o jugado con los sentimientos de alguien».
El tono del disco es el del blues anglosajón, el de la aceptación melancólica, «no el del ‘‘harakiri’’ –aclara Lichis–. Es el tránsito, cuando dejas un lugar y miras qué llevas en la maleta y qué vas a necesitar. Parte de la ruptura y del sentimiento de pérdida. Cuando ya se han acabado los hombros sobre los que llorar, los amigos a los que llamar y te has tomado la medicación, pero todavía te queda el largo camino de estar solo tratando de interiorizar lo ocurrido y de reconstruir. Y empezar una vida nueva. Está en esas coordenadas». Pasajeros, bienvenidos a bordo de este vuelo con destino...
«Detesto la fama»
«Una cosa es el éxito y otra la fama. Y la segunda es una mierda, la detesto. No soy capaz de comprender por qué hay quien busca la fantasía de aparecer en los medios –dice Lichis–. O de tener muchos amigos en internet y enseñar la tortilla que ha cocinado, creo que está relacionado. Me gusta ser reconocido, tener éxito profesional, no voy de auténtico por la vida. Pero la fama es destructiva, fue la peor experiencia de mi vida».
- Cuándo: jueves, 5 de marzo, 21:00 horas.
- Dónde: Sala Galileo Galilei. C/ Galileo, 100. Madrid.
- Cuánto: 15 euros, anticipada.