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Canciones revolucionarias

«Like a Rolling Stone»: el reverso oscuro de América

Esta obra maestra, literaria y política, dio a Bob Dylan su voz poética mientras capturaba el presente de un país perverso

Bob Dylan: aquel legendario sótano
Bob Dylan dejó de ser un cantautor folk para convertirse en un poeta rockerolarazon

Las listas de éxitos en 1964 ya formaban un ecosistema ferozmente competitivo. Ese año estaban encabezadas por intrascendentes canciones llenas de felicidad como «Downtown», de Petula Clark, o «Stop! in the name of love» de The Supremes y luego, al año siguiente, llegarían clásicos inmortales como «A change is gonna come», de Sam Cooke, «Help!» (número uno de los Beatles, junto con otras siete canciones) y «(I can get no) Satisfaction», de los Rolling Stones. Ese año, unos pistoleros asesinaron a Malcom X y las revueltas atravesaron el país. Lyndon B. Johnson enviaba las tropas contra el comunismo en la República Dominicana, fantasma que 170.000 soldados también perseguían en Vietnam, mientras, de ruido de fondo, latía la amenaza de la guerra nuclear. Una voz apenas se alzó con una salmodia inmortal: Bob Dylan, hasta ese momento, «cantautor folk», publicó «Like a Rolling Stone» una canción (y un álbum, «Highway 61 Revisited») que lo convirtió en rockero y, que, aunque sea difícil probarlo, ayudó a imaginar un país nuevo.

«Una voz anunció y provocó el terremoto –sostiene Greil Marcus en el libro ‘‘Like a Rolling Stone. Bob Dylan en la encrucijada’’, Libros del Kultrum–. Una canción que pide a un país que cambie, ahora mismo, que se desprenda del pasado, de la historia que aprendían sus escolares, según la cual la nación se había construido con guerras». En «Like a Rolling Stone», Dylan parece hablarle a una chica para contarle la historia de su desengaño con una salmodia que repite «¿Qué se siente, a solas en la vida, vagando sin hogar, por todos ignorada como un canto rodado?». En esa cháchara airada, vengativa y espectral, Dylan pide a su interlocutor, que es el país entero, que se dé cuenta de que la vida no es como se la contaron.

Diez páginas de odio

«Estados Unidos tendría que admitir que todo era mentira. Que sus promesas de libertad y de igualdad de oportunidades no se habían cumplido sin los derechos que reclamaba la población afroamericana», dice Marcus. La canción de Dylan tomaba el mundo real y lo devolvía transformado, convertía lo familiar en inestable y lo conocido en incertidumbre. «No hay nada en el mundo sobre lo que ser concreto y obvio cuando escribes –dijo Dylan–. Lo único que puedo decir sobre mis canciones es que tratan sobre nada». «La escribí nada más llegar de Inglaterra, más bien la vomité. En diez páginas concentré todo el odio que llegué a acumular y con el que no podía vivir más. Una vez que la escribí, ese odio, esa sed de venganza, desapareció», recordaría en la época. Nadie podía imaginar que semejante aullido de seis minutos, esa nada, ese espectro, sonaría en todas las radios hasta el número dos de las listas, convertida en la (única) respuesta americana hasta entonces a los Stones y los Beatles. Nadie antes había intentado algo así. Tres minutos era la duración máxima que las radios estaban dispuestas a aguantar el sermón áspero como un cuchillo oxidado y por eso la emitían cortada. Hasta que cientos de llamadas empezaron a colapsar las centralitas.

La canción marcó las vocaciones de Elvis Costello o Frank Zappa, y luego la hicieron suya como si perteneciera a sus biografías un joven Bob Marley y Jimi Hendrix, impresionados porque la canción fuera la banda sonora blanca de los disturbios del barrio de Watts (1965), en Los Ángeles, donde la población negra exigía sus derechos civiles. No en vano, la Highway 61 que da título al álbum era la carretera que unía el Golfo de México con la Minneapolis natal de Dylan, la carretera que llevaba los esclavos al norte. Pero «Like a Rolling Stone» nunca quiso ser una canción protesta. Sí fue el fin de la etapa folk de Dylan y el hallazgo de su voz poética. El disco entero supuso un giro en su carrera con el que consiguió abucheos e incomprensión de sus propios seguidores, como le sucedió a menudo en su carrera. Pero publicó esta canción que se parecía mucho al porvenir.