Malcolm Young, el ritmo de la corriente alterna

Fallece a los 64 años el fundador, compositor y alma máter de AC/DC, que llevaba tres retirado al serle diagnosticado demencia senil.

Siempre estuvo a la sombra de su hermano menor, Angus, la imagen y el carisma de una de las mejores bandas de rock de todos los tiempos. Pero en AC/DC había un latido, una mano segura que llevaba los tiempos de las canciones, componía las letras, producía los temas, tomaba las decisiones importantes. Era Malcolm Young, guitarrista de la banda, que falleció ayer a los 64 años después de tres años retirado a causa de la enfermedad que padecía. En 2014, el grupo hizo público que el séptimo de los ocho hermanos Young padecía demencia senil y desde entonces llevaba retirado de los escenarios. «Como guitarrista, compositor y visionario era un perfeccionista y un hombre único. Hizo y dijo exactamente lo que quería. Se enorgullecía de todo lo que se esforzaba. Su lealtad a los fans fue insuperable», dijo la banda ayer en un comunicado oficial.

Para Malcolm quedó siempre el papel secundario, el que le corresponde a las guitarras rítmicas en un escenario, la de favorecer los momentos de gloria de los solistas, los interminables y velocísimos riffs de su hermano Angus. Sin embargo, su contribución al sonido y las canciones del grupo australiano fue siempre cardinal. Pese a las apariencias y las leyendas, la ética de trabajo de Malcolm Young fue máxima, rayana con la obsesión. Así se lo reconocieron sus compañeros de grupo, que le calificaron de «la fuerza motriz de la banda». Él fue el alma máter del grupo, quien convenció a su hermano menor de unirse, y quien concibió la idea sonora de la futura banda: una manera limpia de tocar, sin distorsión, pero con un peso aplastante. Haciendo honor a su nombre, sería el resultado de conectar un blues clásico a un enchufe de cien mil watios de potencia. Angus redondearía la fórmula con una cadencia de boogie.

Al contrario que su hermano Angus, que es abstemio, Malcolm Young ha sido un riguroso bebedor. Su vida de malos hábitos le condujeron a dejar la banda durante la gira de 1988, cuando fue sustituido en los directos por su sobrino Stevie Young, que también le reemplazó desde su retirada en 2014. Muchos críticos ensalzaron el parecido de ambos en la técnica, que hizo que su ausencia fuera casi inadvertida, pero el grupo en esa época estaba quizá en lo más profundo de su bache creativo por el mal estado de forma de Malcom. Él era el cerebro del grupo. Antes de anunciar su enfermedad, el guitarrista llevaba tiempo lidiando con ella. De hecho, su última actuación en directo fue en España. AC/DC concluyeron en Bilbao la gira de «Black Ice», en junio de 2010, y ya no volvió a subirse a un escenario. Su hermano pequeño dijo ayer en redes sociales que «es difícil expresar en palabras lo que él ha significado para mi durante toda mi vida. Nuestra unión era única, muy especial. Se va dejando un legado que durará para siempre. Buen trabajo, Malcolm». Según medios australianos, el guitarrista murió rodeado por su mujer, Linda, y sus hijos Cara y Ross, sus tres nietos y dos de sus hermanos. Además, la noticia llega apenas un mes después del fallecimiento de George, hermano mayor de los Young, que logró éxito en la música antes que ellos con la banda The Easybeats. George hizo después su carrera profesional en la industria musical y además fue el productor de los primeros discos de AC/DC. Juntos harían canciones inolvidables como «Highway to Hell», «For Those About To Rock (We Salute You)», «Hells Bells» y algunos de los riffs de guitarra más conocidos de la historia.